Las facultades de Medicina –y con ellas toda la sociedad– tienen un problema. Y no es (alumnado, en su caso). El problema está exactamente en el otro lado del pupitre, en los llamados médicos académicos, los profesionales que precisamente tienen que formar a ese alumnado. Las universidades de España tienen un déficit estimado de 3.817 profesores clínicos solo en las facultades públicas. De médicos que compaginen la asistencia sanitaria con la docencia universitaria. La Conferencia Nacional de Decanas y Decanos de Facultades de Medicina Españolas (CNDFME) calcula que tendría que haber un total de 6.307, lo que supone que falta el 60,5% de estos docentes.