La epopeya de Brady Corbet de tres horas y media, rodada en 70 mm, es un sopapo al sueño americano y se ha convertido en la película que ha conquistado la Mostra
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En(1949), la película de King Vidor basada en la novela de Ayn Rand, el arquitecto al que interpretaba Gary Cooper enarbolaba los principios del neoliberalismo económico que ya estaban presentes en la obra original. Ambas apostaban sin fisuras por el individualismo como única forma del progreso en la sociedad. El intervencionismo, según ellas, era una lacra que hacía hombres dependientes, mientras que la verdadera forma de avanzar era el esfuerzo de la persona sin tener en cuenta la comunidad. No es una excepción, la economía de EEUU se ha construido sobre esa idea confusa y torticera que une en la misma frase ese progreso como país con el triunfo meramente individual. Una idea que estaba, también, en , que miraba a los primeros compases del capitalismo. Uno de los pasajes del complejo puzle narrativo de Díaz enfrentaba ese capitalismo con los ideales de un comunista que había huido del fascismo de Mussolini.
El manantial