Arqueocanaria, con fondos del Gobierno y del Ayuntamiento, recupera el poblado troglodita de Barrio Hospital, en un proyecto que integra el patrimonio arqueológico y etnográfico asociado al nuevo instituto que se estrena este curso
Gáldar, la primera capital de Gran Canaria, está inmersa en un ambicioso proyecto arqueológico que permitirá recuperar e integrar en su trama urbana una amplia zona de la periferia de la ciudad. Es Barrio Hospital, con un antiguo poblado troglodita habitado desde hace unos 1.200 años, cuyas cuevas han sido reutilizadas desde la época de los guanches hasta el siglo XXI. Profesionales de Arqueocanaria han desenterrado del olvido un conjunto de unas cuarenta cuevas, algunas superpuestas en cuatro niveles. En lo que llevamos de verano, han sido extraídas mil toneladas de escombros que sepultaban el barrio indígena. Lo que no esperaban los arqueólogos es exhumar una gran cantidad y variedad de registros de la cultura de los primeros pobladores de Canarias. La ‘culpa’ de esta actuación la tiene el nuevo instituto que se inaugura este curso: IES Agáldar.
Ubicada en el norte de la Isla, Gáldar tiene 25.000 habitantes. Junto con Telde, en el este de Gran Canaria, era la comarca más poblada e influyente de la sociedad prehispánica durante el siglo XV, la centuria de la Conquista del Archipiélago. Atesora un rico patrimonio arqueológico y es el único núcleo de las islas con un gran yacimiento integrado en su casco histórico: Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada, la joya de la corona del arte rupestre de Canarias y uno de los poblados indígenas mejor conservado de las islas. A pesar de ello, carece de un plan integral de gestión.
También tiene un alcalde singular. Teodoro Sosa fue proporcionalmente el más votado de España entre los municipios de más de 20.000 personas. Fue elegido hace cinco legislaturas, las tres últimas con mayoría absoluta. En una entrevista afirmó que “nunca he estado en el armario y, por lo tanto, no he salido”, pero más relevante aún fue la medida que adoptó nada más ser elegido en 2007: fue el primer alcalde del país en aplicar un ERE en un ayuntamiento. “Jamás volverás a ser alcalde”, le decían, pero la historia se ha escrito de otra manera. Ingeniero de profesión, Sosa es un firme defensor de la huella aborigen y quiere reescribir su legado en su ciudad natal. Para ello, está impulsando una transformación urbanística gracias a la construcción del nuevo instituto. Localizado junto al cauce del barranco de Gáldar sobre un antiguo terreno agrícola, había que habilitar tres accesos peatonales y uno viario.
Arqueólogos trabajan en la limpieza de cuevas superpuestas en varios niveles.
La primera medida fue limpiar el poblado prehispánico porque los tres caminos transcurren muy cerca del yacimiento. Los arqueólogos, ante la relevancia de lo que han encontrado, han propuesto una actuación integral, aprovechando el “enorme potencial del conjunto y de su área de influencia, unido al patrimonio etnográfico del antiguo sistema de regadío de las fincas”, explican a este diario Valentín Barroso y Cheli Marrero, codirectores de la empresa Arqueocanaria. “Se trata de recuperar no solo el yacimiento sino de integrar las antiguas infraestructuras hidráulicas, por las que transitarán los estudiantes camino del instituto”, aseveran los arqueólogos.
Miguel Ángel Clavijo, director general de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, institución que financia esta intervención junto al ayuntamiento, afirma que “quizás es el proyecto más importante que se está desarrollando ahora mismo en Canarias. Estoy convencido de que será un referente a nivel nacional”. Gáldar, añade Clavijo Redondo, “es un referente en patrimonio cultural y seguiremos apoyando con toda fuerza porque tenemos una oportunidad única para demostrarle a la sociedad canaria la importancia que tiene preservar la memoria de la comunidad”.
Miguel Clavijo, segundo por la derecha, entre Valentín Barroso y Juan Sebastián López, durante la visita que cursó al yacimiento junto al técnico Ángel Rodríguez, a la izquierda.
Sin plan director
Pero no todas las opiniones son parabienes. El doctor y prestigioso arqueólogo Jorge Onrubia, una voz autorizada en el seno de la comunidad científica, no solo española sino internacional, afirma que “el yacimiento del Barrio Hospital era algo sabido y es inaceptable que se haya trabajado con esa presión y sin planificación ni anticipación alguna”. Onrubia se refiere a que los trabajos se iniciaron a principios de verano, obligando a los arqueólogos a trabajar a destajo ante la inminente inauguración del instituto.
Jorge Onrubia, profesor universitario y director científico de Cueva Pintada, lamenta esta situación: “Es una pena y lo que hace falta es diseñar y poner en marcha un plan director de gestión integral del patrimonio arqueológico del sitio histórico de Agáldar”.
¿Y qué tiene que decir al respecto el alcalde de Gáldar, también consejero de Presidencia del Cabildo de Gran Canaria y responsable del área de patrimonio histórico de la corporación insular? No lo sabemos. A pesar de la insistencia del autor de este reportaje, su vocero de prensa nos ha trasladado que Sosa “hará declaraciones cuando haya una presentación oficial de los hallazgos”.
El poblado troglodita se conoce desde siempre, pero nunca se había prospectado ni mucho menos excavado. Las cuevas de habitación han sido reutilizadas y ampliadas como viviendas durante siglos, en unos casos, y otros se asociaron a los estanques y canalizaciones. El conjunto entró en desuso con el abandono de la agricultura y se convirtió en una zona marginal. En los años 80 del siglo pasado, fue colonizado por toxicómanos. Ante las quejas vecinales, un alcalde tuvo la ocurrencia de sepultar las cuevas con cientos de toneladas de tierra, piedras y escombros.
Yacimiento de Barrio Hospital al inicio de la actuación. Para desenterrar las cuevas del nivel superior –ver la foto que encabeza el reportaje- se habilitó una rampa para el tractor. A la derecha, el nuevo instituto.
La disparatada ocurrencia de enterrar un yacimiento arqueológico, sin embargo, no solucionó el problema social porque personas con problemas de toxicomanías y mujeres en situación de prostitución continuaron vagando por Barrio Hospital, aunque con el tiempo fueron disminuyendo con la ayuda de programas asistenciales y sanitarios.
Silos y graneros
Ahora, los arqueólogos han descubierto un patrimonio que no imaginaban. Más allá del hallazgo de restos de cerámica, herramientas líticas y molinos de piedras, “han aflorado varios niveles de cuevas, incluso hasta cuatro, con graneros enormes, llenos de silos, que no estaban documentados; otras, tienen conjuntos de cazoletas”, enumera Valentín Barroso. “Lo que era un trabajo de limpieza para habilitar los caminos, ha permitido descubrir un conjunto histórico muy grande y de gran variedad de registros”, sentencia el arqueólogo.
Cheli Marrero, codirectora de Arqueocanaria, en uno de los graneros descubierto en el poblado troglodita de Barrio Hospital.
Una cueva con cazoletas, estancias laterales y restos de una construcción, a la izquierda, y pintura de época moderna.
La arqueóloga Cheli Marrero considera que “estamos ante una gran oportunidad para poner en valor todos los elementos históricos que están en el entorno de los caminos, tanto de la Gáldar prehispánica como la posterior”. Un proyecto de integración “con la recuperación de muros de cantería, estanques, acequias… Unos elementos, en definitiva, que nos van a contar varios siglos de la evolución del municipio, que confluyen en un instituto del siglo XXI”, un centro educativo enclavado en un lugar con un milenio de historia.
El propio recinto del IES Agáldar alberga vestigios de factura indígena. “Están los restos de una choza circular que conserva parte de su muro”, explica Barroso. En su interior se encontró un mortero para triturar cereales como la cebada, con la que elaboran el gofio los primeros canarios. La choza está varios metros bajo el nivel de la planta baja del instituto. Está protegida por una cubierta hormigón y los estudiantes podrán verla a través de una ventana acristalada. El investigador considera que se trató de un espacio “para despieces de animales por los restos de cabras que se han encontrado”; además, tiene “una estratigrafía de metro y media que analizaremos y podremos fechar con precisión”.
Hay otra huella aborigen en el interior del instituto de la que se desconoce su finalidad. Son unos gruesos muros paralelos con una anchura que supera el metro y una longitud cercana a la veintena. Confluyen sobre los restos de otra robusta construcción, como vemos en la foto bajo este párrafo. Las estructuras están a ras de la superficie del centro, en la fachada norte.
El historiador y profesor de la ULPGC, Juan Sebastián López, y la arqueóloga Cheli Marrero, junto a muros prehispánicos dentro del IES Agáldar.
El yacimiento de Barrio Hospital es un ejemplo más que ilustra el carácter de ciudad superpuesta de Gáldar, que creció y tuvo continuidad en el poblado de los antiguos canarios, pero estos, a su vez, levantaron estructuras en varios niveles, como observamos en el conjunto de cuevas. Son cavidades excavadas en la toba, un material volcánico fácilmente moldeable que permitió a la población aborigen ampliarlas y adaptarlas a sus necesidades.
El historiador Juan Sebastián López García, profesor titular en excedencia del departamento de Arte, Ciudad y Territorio de la Escuela de Arquitectura de la ULPGC, realizó una tesis doctoral sobre los cascos históricos de Canarias. ¿Cuál es la principal aportación de Gáldar? “El concepto de ciudad superpuesta. Ningún otro centro histórico tiene esa concepción de manera tan clara”, relata a este periódico. “Los hallazgos de ahora lo que hacen es corroborar y ampliar esta evidencia dentro de la ciudad actual. Es una convivencia de los antiguo y lo moderno. Es fantástico que el nuevo instituto tenga un yacimiento y que justo al lado vaya a tener un parque arqueológico prehispánico, desarrollando una contemporaneidad que refuerza este concepto de Gáldar como ciudad superpuesta”.
Agáldar superpuesta
Gáldar, nos cuenta su cronista oficial, “es el único lugar de Canarias en el que las crónicas hablan de construcciones concretas, como el Palacio de los Guanartemes, las Casas de las Doncellas o la Plaza Cercada, una serie de elementos documentados en las crónicas de la Conquista que nos hablan de una superposición que también se refleja en su nombre, un mestizaje del topónimo prehispánico Agaldar con el europeo Santiago de los Caballeros de Gáldar”. Las crónicas certifican que “muchos canarios siguieron viviendo aquí”.
Cueva con extrañas formas. Probablemente fuera reutilizada para enlazar agua de un estanque en la parte superior de la gruta a las fincas junto al cauce del barranco, donde se ha construido el instituto que se estrena este curso.
El complejo de Cueva Pintada, declarado Monumento Nacional Histórico-Artístico en 1972, ilustra el doctor López, “no es el poblado de Cueva Pintada, es parte de la antigua Agáldar, es decir, la Gáldar superpuesta que tenía un perímetro y que ha ido aflorando”. Lo mismo ocurre con el poblado troglodita que se está investigando ahora. “Esta puesta en valor, porque las cuevas eran conocidas pero están apareciendo más, algunas sorprendentes, no es un fenómeno aislado, ”es la gran Agáldar superpuesta que algunos no quisieron ver, que estaba constituida por diferentes barrios“.
Para seguir profundizando en esta investigación, el Cabildo de Gran Canaria tiene previsto incluir 200.000 euros en el presupuesto de 2025, ha confirmado a Canarias Ahora Juan Sebastián López, director insular de Patrimonio Histórico de la corporación insular.
“El yacimiento de Barrio Hospital nos habla”, apunta López, “de una Gáldar estratificada o excavada. Va del nivel del barranco hasta la parte más alta, donde está la plaza de Santiago”, coronada por el actual templo neoclásico del siglo XVIII, que se construyó junto a la iglesia primigenia -la parroquia data de 1486, tres años después de que concluyera la Conquista de la Isla-, a su vez levantada sobre el Palacio de los Guanartemes que refieren las crónicas.
Entre el centro histórico y las cuevas del instituto hay un gran solar con licencia de obra desde hace años, pero no se ha iniciado trabajo alguno porque en el subsuelo hay vestigios anteriores y posteriores a la Conquista, descubiertos tras unas catas preventivas. Una vez más, la Gáldar superpuesta.
Aspecto de las catas realizadas en un solar –la imagen solo muestra una cuarta parte de la parcela- que se convertirá en un parque urbano de carácter arqueológico.
El objetivo es crear, financiado por la propiedad del suelo, un parque urbano de carácter arqueológico y dejar una pequeña área, la de menor potencial como han certificado las catas realizadas, para levantar un edificio de baja altura que se integra y convivirá con los vestigios del pasado. Esta gran espacio es el último elemento para fusionar la cultura indígena de Agáldar con la del siglo XXI.