Calentando los músculos, que salimos a la pista

Creían sus muchos enemigos que Sánchez estaba sepultado entre los muertos, pues saco un brazo, toco la corneta y vuelve todo el regimiento en formación dispuesto a ganar la batalla

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Hrundi V. Bakshi (Peter Sellers) es un actor de tercera fila de origen hindú que se encuentra rodando una película en el desierto. Su papel es el de corneta de un regimiento de las tropas británicas. Cada vez que las tropas enemigas les derrotan estrepitosamente, se produce un momento de silencio, y cuando el director va a lanzar el ¡Paren!, el trompetero, una y otra vez, empieza de nuevo a tocar su instrumento, ante la desesperación de todos los miembros del rodaje. Era ‘El Guateque’, dirigida por Blake Edwards a finales de los sesenta, y una de las películas más divertidas que recuerdo. Ya. ¿Quizá el Ojo ha empinado de más el codo o el sol le ha producido algún cortocircuito neuronal? En absoluto. Es que Pedro Sánchez le recuerda, no sólo este septiembre, sino en muchas otras ocasiones, a ese Bakshi que inasequible al desaliento considera que su labor no ha terminado y vuelve, implacable, a sorprender al respetable año tras año, temporada tras temporada, con un nuevo ejercicio de osadía. O de desfachatez, que piensan algunos. Creían sus muchos enemigos que estaba sepultado entre los muertos, pues saco un brazo, toco la corneta y vuelve todo el regimiento en formación dispuesto a ganar la batalla. 

Esta quincena de vuelta al tajo, por ejemplo, ya ha viajado a África y a Pekín, ha , a pelo, gobernador del Banco de España y ha cambiado a su jefe de gabinete, Óscar López, nuevo ministro, por un , de tan brillante currículo académico –Columbia, Oxford, la Sorbona– como escaso de obra escrita, ya sean libros o artículos. Enigmático señor. Y además, ha celebrado un Comité Federal y ha convocado parapara encarrilar el tiempo que le quede al mando de la cosa, que muy posiblemente sean los tres años que le restan de presidente, sin grandes esperanzas –para la oposición– de una defenestración escandalosa. En este Congreso, por cierto, la derecha y sus acólitos de la prensa madrileña, tan vociferante como previsible y aborregada, ya han empezado a ver la tiránica guadaña del gran líder, tan semejante a Stalin, para qué buscar ejemplos menos ridículos, y ya avanzan grandes purgas de los dirigentes que se atrevan a poner en cuestión ni una sola coma de los textos que decida el psicópata energúmeno que nos preside. Porque ya se sabe que los partidos de izquierda nunca hacen relevos de cargos. Hacen purgas sangrantes. No cambian a los dirigentes, les cortan la cabeza. Pero no parece que esos vaticinios amenazantes de la derecha para llevarse al huerto a Page o Lambán vayan a fructificar en nada. Mándenle piropos, cántenles serenatas en el balcón, pero no esperen grandes movimientos. La vida es dura.   

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