Muchos políticos se muestran demasiado largos de lengua, en ocasiones hasta lindar lo delictivo: como se saben ahora inmunes se creen eternamente impunes
Archiletras – El español encuentra eco en el Himalaya
La semana pasada, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, pidió en público al resto de presidentes autonómicos del PP “que no compren la estrategia de [Pedro] Sánchez ni de su cómplice [María Jesús] Montero” en asuntos de financiación autonómica y que no acudan cada uno por su lado sino todos juntos si son convocados por el presidente del Gobierno porque este les “va a sobornar uno a uno en la Moncloa”.
La palabra cómplice tiene alguna acepción que no remite a hechos delictivos, pero en lo de sobornar no hay duda alguna: todas sus formas y modalidades están en el Código Penal. Lo más inquietante de la expresión de Diaz Ayuso quizás no sea que considere a Sánchez como un posible sobornador (apelativos más fuertes le ha dedicado) sino que tenga a los otros presidentes autonómicos, correligionarios suyos, como fácilmente sobornables.