La llegada de una familia con dos pequeños ha cambiado por completo el día a día en la localidad
Bares rurales, el punto de esperanza de los lugares amenazados por la despoblación y la soledad no deseada
Empieza el día y Sergio Rello monta a los niños en el coche para llevarlos al colegio. Ha avisado al panadero por WhatsApp para que le deje tres barras en casa de su vecina y se las ha pagado por Bizum. Hoy pasará un rato en la huerta, dará un paseo y se irá a trabajar a la central de ciclo combinado de Arrúbal. Su mujer, médico de familia en la zona, recogerá a los niños cuando acabe sus consultas y volverá con ellos a casa para pasar una tarde de juegos y contacto con la naturaleza y los mayores.
Con esta tranquila rutina, esta familia logroñesa ha cambiado por completo la vida de todo un pueblo. Con ellos ha vuelto la juventud y la alegría a Las Ruedas de Ocón, un rincón de La Rioja en el que viven poco más de una veintena de personas. Cuando se instalaron con sus dos pequeños, hace algo más de un año, no sólo bajaron la media de edad del pueblo en varias décadas sino que consiguieron además demostrar a todo su entorno que la vida rural, en contra todos los mitos que la acechan, sí es posible para una familia joven.