Abascal no logra contener la sangría de cargos y militantes en Vox

El partido de extrema derecha ha visto cómo destacados cargos y dirigentes del partido que ayudaron a arrancar el proyecto siguen abandonando la militancia al verse relegados por Abascal, al que nadie se atreve a plantar cara

Las cuentas de Vox: dos millones menos de ingresos, la mitad de los afiliados no pagan y sobresueldos para la cúpula

El descontento interno se ha instalado en Vox. La decisión de Santiago Abascal de romper todos los gobiernos que su partido mantenía con el PP ha agudizado un malestar que ya se venía fraguando meses antes, después de que algunos colaboradores viesen cómo el líder se atrincheraba en su cargo otros cuatros años tras nombrar en la Asamblea General extraordinaria, celebrada el pasado mes de enero, una nueva Ejecutiva a su medida. En ella incluyó a los líderes territoriales y a Javier Ortega Smith en una hábil maniobra para desactivar cualquier conato de configurar una alternativa a su férreo liderazgo. El dirigente madrileño había comenzado a abanderar a un grupo de críticos y era el único que en esos momentos podría haber hecho sombra al fundador de Vox.

La realidad es que desde aquella Asamblea General, adelantada varios meses por el líder, los abandonos no han cesado. Como tampoco las bajas en el censo de la formación, que asegura tener registrados cerca de 67.000 afiliados pero de los que solo unos 35.900 están al corriente de pago, es decir, que tienen plenos derechos para participar en las votaciones y consultas que convoca Vox. Según las cuentas anuales de 2023 que declara Vox, publicadas en su Web tras ser aprobadas por la dirección y refrendadas vía telemática por esos afiliados en activo, la formación recibe unos ingresos de 4,5 millones de euros por este concepto, medio millón menos que en el año anterior. Según desvela la contabilidad declarada, en 2023 tuvo 7.740 altas de afiliados pero sufrió 6.850 bajas, mientras este año ha visto cómo crecía la plataforma del agitador ultra Alvise Pérez que se ha convertido en un peligroso competidor para la formación de extrema derecha.

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