Los vecinos se mantienen ajenos a las tensiones en la localidad marroquí de Castillejos, al otro lado del Tarajal, donde los agentes del Reino Aluita han sofocado todos los intentos de cruce
Días de tensión en la frontera de Ceuta: “Mi hija soñaba con ir a Europa, pero no imaginé que lo intentaría así”
Un llamamiento a través de redes sociales a la entrada coordinada de miles de personas a Ceuta ponía este domingo en alerta a la fronteriza ciudad autónoma. Pero no a toda. Sus vecinos mantenían rutinas y calma mientras cientos de personas se arremolinaban en el lado marroquí, en la localidad de Castillejos, enfrentándose a un fuerte despliegue policial que consiguió frenar todas las intentonas.
Ninguna persona logró entrar en Ceuta y los agentes españoles, reforzados en número y medios ante el aviso, no tuvieron que intervenir, según fuentes del Instituto Armado. Se mantuvieron alerta y cerraron la frontera de manera intermitente el Tarajal cuando algún grupo se aproximaba al vallado. “Hemos vivido casos similares con subsaharianos, pero esta vez había de todo”, apuntan los que estuvieron allí, haciendo referencia a la presencia también de numerosos marroquíes y argelinos, muchos de ellos menores de edad.
La amenaza virtual se concretó en varias tentativas de pase, que los miembros de la Guardia Civil no se atreven a enumerar. “Hubo mucha presión, pero el lado marroquí actuó y consiguieron salvar la papeleta. Las situaciones se dieron tanto por la mañana, como por la tarde y por supuesto de noche”, explican las fuentes consultadas por elDiario.es.
El resultado: cero entradas consumadas, pero un importante desgaste de medios, compensado por el refuerzo enviado por el Gobierno central. Un despliegue que se mantendrá, como es habitual, “hasta que se calme la situación”-
“Contamos con miembros de la GRS (Agrupación de Reserva y Seguridad), embarcaciones y helicóptero. Eso nos ha permitido ir cubriendo las necesidades”, añaden los agentes, que atestiguan que desde la salida del sol hasta las diez de la mañana de este lunes no se habían producido nuevos intentos. Sin embargo, pocos minutos antes de las once las fuerzas marroquíes habrían interceptado a un pequeño grupo de bañistas tratando de pasar a través del espigón.
Coincide en esa versión -la de un parón en las tentativas- la Delegación del Gobierno, representada durante todo el domingo en el puesto fronterizo por su titular, Cristina Pérez, quien a su vez mantuvo contacto “permanente con Madrid” para valorar medidas en función de cómo se desarrollara la jornada.
Ceuta únicamente se vio afectada por cierres intermitentes del Tarajal, una pequeña molestia añadida -ya que “no duraron más de diez minutos”- para quienes pretendían cruzar en cualquiera de los sentidos, máxime coincidiendo con la vuelta de vacaciones de mediados de septiembre.
En las calles de la localidad se respiraba normalidad, tanto durante el domingo, como en la mañana de este lunes, dejando una ciudad a dos velocidades. Calma tensa en la divisoria con el país vecino, rutina en barriadas y centro, donde nadie vio alterada su vida -condicionada de por sí permanentemente por la problemática fronteriza-, acudiendo a supermercados y establecimientos hosteleros como de costumbre.
En esa Ceuta tranquila también vivieron los agentes de la Policía Nacional. Fuentes del cuerpo explican que se mantuvieron atentos por si se necesitaba de su intervención, pero destacan que ese escenario estuvo lejos de suceder: “Teníamos preparados los posibles despliegues en caso de salto, pero todo ha pasado allí, en Marruecos, y mayoritariamente lejos del puesto fronterizo. De momento no nos ha afectado”.
En contraposición, la localidad de Castillejos se convirtió en epicentro de una batalla campal entre policía y candidatos a la inmigración, alentados por mensajes virales que calan especialmente entre los más jóvenes. Disturbios, violencia y trágicas imágenes de madres persiguiendo a sus hijos hasta el agua para evitar el peligroso trayecto a nado a través del espigón copaban las portadas de los medios locales y las retinas de los marroquíes en las últimas horas.
Los menores
Muchos de quienes intentaron llegar a Ceuta este fin de semana eran menores. Según la ciudad autónoma, la mayoría de niños y adolescentes que ya han llegado tienen estudios. Llegan aprovechando las noches de niebla para despistar a las autoridades que guardan la frontera o las convocatorias masivas para ejecutarlo. La de ayer fue una de ellas.
Con 25 nuevas llegadas en el mes de septiembre, según han confirmado fuentes del gobierno de la Ciudad Autónoma, Ceuta cuenta en este momento con 523 niños y jóvenes migrantes no acompañados acogidos, un 496% por encima de su límite.En Ceuta, el Gobierno local trata de “no dar publicidad” a los traslados de los jóvenes migrantes a la península para evitar generar una suerte de “efecto llamada”.
El aumento de llegadas de menores en Ceuta se ha producido de manera paulatina desde principios de año y se ha disparado en agosto con la llegada de 318 menores más. La saturación de los centros de acogida imposibilita garantizar una correcta atención a los menores, según reconocen desde la propia área de menores.
Desde enero a mediados de septiembre han sido 785 los migrantes que, sin superar los 18 años, han cruzado de manera ilegal a Ceuta. El dato contrasta poderosamente con los 196 -589 menos- que lograron el pase en 2023, triplicándose de este modo la cifra de ingresos.