En la infancia a mis hermanos los enseñaron a defenderse de los, mientras a mis hermanas y a mí nos enseñaron a protegernos del mundo. Amanecí pensando en esto porque hablaba con un amigo que tiene una hija de once años que se declara feminista, a él le preocupa que su hija esté tan consciente y preocupada sobre la violencia masculina. “Le digo que no todos los hombres son violentos, pero la realidad no me ayuda”, dijo mi amigo con gesto de consternación.