La iniciativa, que necesita el voto favorable de un tercio de la Asamblea Nacional y del Senado, tiene escasas opciones de prosperar
Cómo ha acabado Francia con un primer ministro conservador pese a la victoria de la izquierda y qué puede pasar ahora
La iniciativa del partido de izquierdas Francia Insumisa (LFI) para destituir a Emmanuel Macron de la presidencia ha superado este martes su primer obstáculo. La Mesa de la Asamblea Nacional, máximo órgano colegiado de la institución, ha aprobado la admisión a trámite del proceso de destitución, con el voto favorable de los representantes ecologistas, comunistas y socialistas. Estos últimos habían declarado públicamente sus reticencias sobre la pertinencia y la viabilidad de este procedimiento, pero finalmente anunciaron el lunes por la noche que no obstaculizarían la primera etapa de su tramitación.
Desde mediados de agosto, LFI había amenazado a Macron con iniciar un proceso de destitución si persistía en su negativa a nombrar a Lucie Castets, candidata al cargo de primera ministra del Nuevo Frente Popular (NFP), la coalición que agrupa a las izquierdas y ganó las elecciones legislativas. Pero la propuesta tiene pocas posibilidades de salir adelante: se trata de un procedimiento regulado mediante ley orgánica, que nunca ha prosperado hasta la fecha y que requiere el voto de una mayoría de dos tercios en las dos cámaras del Parlamento constituidas en Alto Tribunal.
¿En qué condiciones puede ser destituido el presidente en Francia?
El artículo 68 de la Constitución francesa establece que el jefe del Estado solo puede ser destituido “en caso de incumplimiento de sus deberes manifiestamente incompatible con el ejercicio de su mandato”. Una definición ambigua que abre la puerta a que sean los diputados y senadores los que estudien y decidan cuándo se cumplen los requisitos para hacerlo. En todo caso, la destitución tiene consecuencias políticas, pero no jurídicas.
¿Quién puede iniciar el proceso de destitución?
Los parlamentarios que quieran recurrir a esta disposición constitucional deben redactar una propuesta de resolución en la que expongan “los motivos que pueden caracterizar un incumplimiento establecido en el primer párrafo del artículo 68 de la Constitución”.
A continuación, deben reunir las firmas de, al menos, una décima parte de los miembros de su hemiciclo (58 diputados o 35 senadores) para iniciar el proceso. El grupo LFI, que cuenta con 72 diputados en la cámara baja y, además, ha sumado la firma de algunos diputados de otros partidos, no ha tenido problemas para cumplir este requisito. La mesa de la cámara correspondiente –en este caso, la Asamblea Nacional– comprueba que la propuesta de resolución es admisible, como ha hecho este martes.
¿Qué dicen los otros partidos de izquierdas?
Horas antes, no estaba claro que la propuesta de LFI fuera ni siquiera a superar esta etapa, a pesar de que el Nuevo Frente Popular tiene mayoría en la Mesa de la Asamblea Nacional. Desde que fue evocada por miembros de Francia Insumisa, el resto de partidos de la alianza se desmarcaron de la iniciativa. No obstante, ninguno de ellos ha querido bloquear, de momento, el procedimiento iniciado por los insumisos. “No es la línea, ni la prioridad de los ecologistas. ¿Es grave que lo hayan presentado? No. ¿Es nuestra posición? No, tampoco”, resumía hace unas semanas Marine Tondelier, secretaria nacional de los ecologistas, en una entrevista a la cadena BFM-TV.
En el caso de los socialistas, la decisión se tomó tras una reunión celebrada el lunes por la tarde. “La Mesa de la Asamblea Nacional no se debe atribuir el papel de juez sobre la pertinencia política de esta iniciativa”, justificaron los diputados del grupo socialista en un comunicado. “Esta resolución ha sido firmada por más de una décima parte de los miembros de la Asamblea y está argumentada, nuestros representantes en la Mesa de la Asamblea Nacional votarán a favor de su admisibilidad”. Sin embargo, los socialistas ya han advertido que votarán en contra de la destitución de Macron, si lleva a una sesión pública en el hemiciclo.
¿Qué pasos debe superar a continuación?
La propuesta de LFI cuenta con escasas posibilidades de prosperar. De entrada, por una cuestión de procedimiento: la siguiente etapa pasa por una nueva votación en la Comisión de Leyes, que debe emitir además un dictamen jurídico. Esta institución parlamentaria está presidida por Florent Boudié, diputado de Renacimiento (el partido fundado por Emmanuel Macron) que, con toda seguridad, se opondrá a la medida y que podría negarse a inscribirla en el orden del día.
En el caso de que el proceso de destitución consiguiera salir de la Comisión de Leyes, debería leerse y votarse en sesión en la Asamblea. El procedimiento se limita a una votación tras lectura única en cada cámara, todo ello en un plazo de 15 días. No conseguir los dos tercios supone el final del proceso. En caso de aprobarse en la Asamblea, se remitiría al Senado donde seguiría el mismo recorrido. Actualmente la derecha gaullista es mayoría en la cámara alta, donde Francia Insumisa no tiene ningún escaño.
¿Cómo se votaría la destitución?
El artículo 68 establece que, si dos tercios de cada cámara votan la resolución, entonces debería convocarse entonces al “Parlamento, constituido en Alto Tribunal”. Es decir, todos los diputados y senadores celebrarían una sesión conjunta con voto individual, similar al Congreso convocado para las reformas constitucionales.
Antes de ese voto, 11 diputados y 11 senadores son designados por las mesas de sus respectivas cámaras para formar la mesa del Alto Tribunal y “organizar los trabajos” y las investigaciones necesarias para la elaboración de un informe presentado a los parlamentarios.
Al término de los debates, que son públicos, el Alto Tribunal puede votar la destitución del jefe del Estado. También, en este caso, se requiere una mayoría de dos tercios de los votos, es decir, 617 de los 925 parlamentarios.