La autora irlandesa publica su cuarto libro, donde esta vez el foco del protagonismo recae en personajes masculinos
Eugenia Ladra, una escritora a ras del pueblo
La generación milenial se ha hecho mayor. La universidad es ahora el lugar de trabajo, hay más obligaciones familiares, las muertes de los seres cercanos ya no son inusuales, la amistad no es la relación afectiva principal. Estos cambios no implican que los conflictos de la juventud hayan desaparecido o, por lo menos, no por completo. Los asuntos sentimentales son igual de complicados, si no más, aunque quizá por motivos diferentes a los de antes. O por los mismos, pero desde otra perspectiva. Así lo narra Sally Rooney (Castlebar, Irlanda, 1991) en Intermezzo, su muy esperada última novela que sale a la venta el día 26 de septiembre en todo el mundo. Random House la publica en castellano con traducción de Inga Pellisa, y Periscopi en catalán traducida por Ferran Ràfols Gesa.
Este es el cuarto libro de la autora que se ganó el diploma de ‘voz de su generación’ desde que publicó su primera novela Conversaciones entre amigos (Random House) en 2017 con 26 años. Un diploma por el que ella no se había afanado –si acaso aspiraba a ser una voz de esa generación, como decía el personaje de Lena Dunham en Girls– pero que ayuda a la crítica y a sus editoriales a presentarla sin tener que dar demasiadas explicaciones.
Intermezzo es la historia de dos hermanos que se encuentran en un momento de duelo por la muerte de su padre. Viven en Dublín y Peter, el mayor, es un abogado de éxito con unos principios morales muy claros en su discurso que, a veces, entran en conflicto con su comportamiento. Le saca 10 años a su hermano Ivan, un ajedrecista que de niño fue un prodigio pero que a sus 22 años es más bien un experto en horas bajas. La relación entre ambos dejó de ser buena hace mucho tiempo, aunque lo fue en el pasado. Ahora se desprecian mutuamente, cada uno por sus razones.
El foco en la relación masculina
En su universo está Sylvia, una antigua novia de Peter, que es casi un miembro de la familia y mantiene el contacto con Ivan pese a que ya no es pareja de su hermano. Se separaron después de que ella sufriese un grave accidente que la ha condenado a sufrir dolor crónico y ahora mantienen una estrecha relación platónica pese a que los antiguos sentimientos aún perviven. Además, él tiene un lío con una universitaria llamada Naomi, a la que también deja dinero cuando lo necesita, un detalle que le perturba aunque no le quiere dar demasiada importancia. Ivan tiene a su lado a Margaret, una treintañera casi divorciada de un alcohólico, a la que conoce en una exhibición de ajedrez en un pueblo cercano y a su perro Alexei del que se debe hacer cargo aunque no sabe cómo.
Pese a que algunos de sus personajes han envejecido, como ella, los temas recurrentes de sus novelas aún están presentes: la diferencia de clase social, la elasticidad de los límites de lo permitido en las relaciones sentimentales, la atracción sexual que no se puede contener, las creencias religiosas (un poco metidas a calzador), las figuras parentales ausentes, el feminismo. Ha mantenido ciertos de sus escenarios habituales como la universidad –donde Peter y Sylvia se conocieron y donde trabajan en la actualidad– y detalles autorreferenciales, como los campeonatos de debate en los que participaban en su juventud. Ella misma fue una campeona en ese ámbito y el ensayo que publicó en The Dublin Review en 2015, Even If You Beat Me, –con el que llamó la atención de su agente– trata del tema.
El cambio más notorio que ha introducido en Intermezzo (término que se usa para definir un movimiento inesperado en ajedrez) es que los protagonistas ya no son dos amigos o amigas, sino dos hombres hermanos. Son ellos los que llevan la voz cantante, aunque la escritora también deja hablar a Sylvia y a Margaret. Solo los pensamientos de Naomi se intuyen porque apenas muestra lo que piensa, aunque le sirve para trazar el triángulo amoroso y, de paso, para criticar el problema de la vivienda en Dublín (extensible al resto de Europa).
400 páginas de frases precisas y diálogos sin guiones o comillas a las que ha añadido unas cuantas más para hacer referencia a las citas procedentes de otros textos de autores como Shakespeare, Russel, Keats, Henry James, T.S Elliot, Bobby Fischer o Ludwig Wittgenstein, entre otros. 400 páginas de una historia que se cierra de forma un tanto abrupta, como su penúltimo libro Dónde estás, mundo bello (Random House, 2021).
Toda la maquinaria
Si la campaña de marketing que sus editoriales anglosajonas llevaron a cabo con su novela previa fue apabullante –tiendas efímeras, talleres de escritura y fabricación de velas, kits de promoción que incluían un gorrito amarillo, una bolsa de tela, lápices y sacapuntas, entre otras acciones–, la de Intermezzo ha subido un nivel. El envío masivo de galeradas a libreros, periodistas e influencers (booktokers, booktubers y hasta famosas como Sarah Jessica Parker) ha conseguido que la novela ya tenga más de 500 reseñas, casi todas positivas, en Goodreads antes de publicarse.
Y, además, también han logrado que esas copias adelantadas sean una muestra de estatus muy goloso, como Madeline Diamond ha analizado de forma minuciosa en The Esquire (curiosamente, ha especificado que ella no las tuvo porque no las pidió, un apunte que parece más bien una justificación). Un movimiento que ya había llevado a cabo con el anterior lanzamiento –algunas copias se vendieron online por cientos de dólares– pero a menor escala.
Además, Farrar, Straus and Giroux, su editorial norteamericana, celebró hace cuatro días un evento junto a Belletrist, el club de lectura de Karah Preiss y la actriz Emma Roberts (presentes ambas) en el Irish Arts Center de Nueva York a propósito de la publicación. En la fiesta, más propia del sector de la moda que del editorial, hubo un puesto de abalorios para hacer ‘pulseras de la amistad’ y galletas con la temática del ajedrez, un fotomatón, merchandising amarillo y blanco como la cubierta del libro en inglés y contó con la actuación de DJ Books, un famoso booktuber llamado Adam Beaser. Y, por supuesto, los asistentes también se llevaron una copia del libro.
Que la escritora no participe en ninguno de esos eventos –seguramente preferiría encerrarse en un castillo y tirar la llave antes que hacerlo– no es óbice para que se la catalogue como la ‘Taylor Swift de la literatura’ (las editoriales tienen bien claro a quién se dirigen) y se generen debates a favor o en contra de su persona más que de su escritura. Pero, como dijo la periodista Begoña Gómez en un artículo relacionado con ese ‘a favor o en contra’ que suscita Rooney: “Ella no es responsable de las expectativas que genera todo lo que hace, no es culpable de su fandom, algunas facciones del cual pueden ser un poco estomagantes, y solo es parcialmente responsable de las campañas en torno a sus lanzamientos”.
El superpoder de Rooney
En los mercados hispanoparlantes la campaña de marketing no ha sido o será tan apabullante como la anglosajona. La editora de Random House Roberta Gerhard ha explicado a elDiario.es que “Sally Rooney es un fenómeno global. Sus libros han sido traducidos a 40 idiomas, aunque es una autora que se lee mayoritariamente en inglés”. Eso explica que la dimensión del lanzamiento en Irlanda, Reino Unido o Estados Unidos difícilmente “se pueda replicar en otros países”, sostiene. Pese a todo, Gerhard afirma que el plan para Latinoamérica es también muy ambicioso.
¿Se traducen estos esfuerzos de las editoriales en ventas? La editora es diplomática, aunque no demasiado concreta. Califica las previsiones de ventas como “muy buenas”, con una base de lectores de estimada en 150.000, y la obra como un “avance exquisito en su escritura”. “Sally Rooney lee nuestras vidas como nadie y las palabras son su superpoder”, dice.
El libro no se pone a la venta hasta dentro de dos días, pero hoy se levanta el embargo para prensa e influencers del sector, que no tenían permitido hablar de él. En las redes sociales se habían visto algunas fotos de la cubierta de las galeradas (ese estatus), pero nada de opiniones o reseñas como esta. En los países anglosajones sí que era posible y en TikTok e Instagram es fácil encontrar a usuarios que hablan del libro o muestran algún producto de promoción como la bolsa de tela. En los periódicos también se han publicado entrevistas a la autora (se supone que a los medios españoles no las va a conceder) y reseñas como la muy entusiasta de The Guardian, en la que el firmante se pregunta si hay una novelista mejor que Rooney ahora mismo. Seguramente, habrá muchas opiniones al respecto.