El Supremo Tribunal Federal (STF) estudia la documentación enviada por la plataforma X para que vuelva a estar operativa en los próximos días
El choque de Elon Musk con la justicia brasileña da alas a la extrema derecha
El pasado miércoles 18 de septiembre, la red social X volvió a estar operativa en Brasil, a pesar del bloqueo ordenado por el Supremo Tribunal Federal (STF). Un cambio de servidores de la red X, que pasó a usar las direcciones de IP dinámicas de la empresa Cloudflare, burló el bloqueo. “Cualquier magia suficientemente avanzada es indistinguible de la tecnología”, escribió Elon Musk en su perfil de X, alterando ligeramente una frase del escritor de ciencia ficción Kim Stanley Robinson. Alexandre de Moraes, ministro del STF, aplicó una nueva multa de 5 millones de reales (unos 820.000 euros) a X, al considerar que la plataforma pretende “faltar el respeto al Poder Judicial brasileño” por medio de una “fraudulenta, ilícita y recalcitrante persistencia”.
Cuando parecía que el enfrentamiento entre Musk y Moraes iba a escalar a una nueva fase, X emitió un comunicado reconociendo que la restauración del servicio fue involuntaria y mostrando voluntad de colaboración: “Continuamos con los esfuerzos para trabajar con el gobierno brasileño para que ella (X) vuelva de la forma más breve posible al pueblo brasileño”.
Dos días después, X nombró a su nuevo representante legal en Brasil: Rachel de Oliveira Villa Nova, antigua abogada de la empresa antes del cierre de su oficina en el país en agosto. Después de que el STF saldara las multas de 18 millones de reales de la plataforma usando las cuentas de X y de Starlink (empresa de Internet vía satélite propiedad de Elon Musk), el nombramiento de un representante legal abre el camino a la restauración del servicio de X en el país sudamericano. “La decisión que tomó Alexandre de Moraes exigía tres condiciones para que X vuelva. Esas condiciones están prácticamente cumplidas”, asegura João Brant, secretario nacional de Políticas Digitales.
Con el actual bloqueo de X y el carácter sigiloso del proceso no es posible verificar si la tercera condición (el cierre de perfiles con contenido golpista), se cumple totalmente. Ya han sido bloqueados algunos de los perfiles más polémicos, como de los influenciadores digitales Allan dos Santos (forajido de la justicia) y Paulo Figueiredo.
Presión de los inversores
Alexandre de Moraes solicitó el pasado sábado más documentación a X, alegando que el nombramiento de representante legal en el país “no fue debidamente presentado”. Además, autorizó a la Policía Federal (PF) a investigar a perfiles que burlaron el bloqueo de X usando servicios de la tecnología Virtual Private Network (VPN), como los diputados Eduardo Bolsonaro (hijo del ex presidente), Níkolas Ferreira o Carla Zambelli. El retorno del funcionamiento de X en Brasil depende a su vez, según la BBC, del pago de una nueva multa que está siendo calculada por diversos órganos públicos de Brasil.
El principal motivo para el cambio de estrategia de X reside, según la mayoría de analistas y especialistas, en la presión de los inversores de la plataforma. Bruna Santos, de la organización global Digital Action, considera que la plataforma depende de los inversores y de su imagen pública. “Todo lo que está ocurriendo no ha beneficiado a la imagen de la plataforma, que ha sufrido un éxodo considerable de anunciantes”, aseguró Bruna dos Santos a la BBC.
Un estudio de la consultora Kantar, basado en entrevistas con 18.000 consumidores de 27 mercados y mil inversores en publicidad, revela que el 26% de los anunciantes planea recortar su inversión en X. De hecho, el 14% de los encuestados retirará sus presupuestos de esta red social antes de que concluya el año. La falta de control de contenido de extrema derecha en X, algo que viola leyes en la mayoría de países, es uno de los motivos alegados por algunos anunciantes. “X ha cambiado mucho en los últimos años y puede ser impredecible de un día para otro. Es difícil confiar en la seguridad de tu marca en un entorno como ese”, afirmó Gonca Bubani, directora de Kantar, en declaraciones a The Guardian.
Por otro lado, el cambio de estrategia de Elon Musk en Brasil se produce tras la migración de millones de usuarios a aplicaciones como Threads de Instagram o a plataformas como Bluesky. Y justo en el momento en el que la empresa E-Space, empresa de Internet por satélite que disputa mercado a Starlink, haya recibido autorización para operar en Brasil.
Brasil contra las ‘big tech’
El presidente brasileño Lula da Silva hizo una alusión velada a Elon Musk en su intervención en la ONU del pasado martes. “El futuro de nuestra región pasa por la construcción de un Estado sostenible, eficiente, inclusivo, que enfrente todas las formas de discriminación, que no se intimide frente a individuos, corporaciones o plataformas digitales que se creen por encima de la ley”, afirmó el mandatario brasileño. Da Silva recogía así el guante de la carta Contra el ataque de las Big Tech a las soberanías digitales , firmada por intelectuales y activistas de todo el mundo, entre ellos, Thomas Piketty, Yanis Varoufakis, Renata Ávila o Cory Doctorow.
La carta considera el caso brasileño como “el eje pivotal del conflicto entre las corporaciones big tech y aquellos que buscan construir una democracia y un paisaje digital centrado en las personas”. La carta solicitaba apoyo internacional a Brasil, un país que durante los gobiernos izquierdistas entre 2003 y 2016 fue una referencia en soberanía tecnológica. El sector público apostó entonces por el software libre (en detrimento de los sistemas operativos de Microsoft o Apple), y aprobó el Marco Civil de Internet, que protege la neutralidad de la red frente a las prácticas monopolísticas de las multinacionales. Entre las prioridades del actual gobierno de Lula se encuentran el lanzamiento de un sistema de Internet vía satélite de titularidad pública e impulsar nuevas formas de Inteligencia Artificial desde el sur global, discusión que está ganando peso durante la presidencia brasileña del G20.
El escritor Kim Stanley Robinson, a pesar de no haber firmado la carta de apoyo a Brasil, parece estar al lado de Lula frente a Elon Musk. “No tengo fé en los millonarios, no deberían existir”, confesó tras el lanzamiento de su última novela, El ministerio del futuro.