Con el anticatalanismo hemos topado

Cuando todavía no se conoce el texto último de esos acuerdos y menos aún las exigencias concretas que Puigdemont y los suyos plantean para votar favorablemente a la senda de gasto propuesta por el Gobierno, paso previo para los Presupuestos, el PP y Vox han lanzado una campaña desaforada contra lo uno y lo otro

Pedro Sánchez tiene que medir muy bien las consecuencias que pueden tener las decisiones que tome a fin de prolongar la legislatura. Porque el ambiente que están creando el PP y Vox y sus corifeos mediáticos, secundados por algunos cuadros socialistas, pueden convertir los eventuales, y todavía posibles, acuerdos presupuestarios entre el PSOE y Junts en un obstáculo insalvable en las próximas elecciones generales. El anticatalanismo existente desde siempre en la sociedad española y que la derecha quiere ahora reactivar al máximo puede ser la clave del futuro político.

Las muchas y sucesivas campañas de denuncia que el PP ha venido orquestando desde hace años se han ido deshaciendo en el aire una detrás de otra. Pero ésta tiene visos de perdurar. No porque se base en argumentos más sólidos que las otras. Sino porque agita una actitud muy asentada en amplios sectores de la opinión pública española, de la derecha, pero también de la izquierda: es lo que ha venido a llamarse, desde hace más de un siglo, anticatalanismo. Que vendría a ser la desconfianza, cuando no el rechazo, de cualquier iniciativa autónoma de los políticos catalanes en el marco español. Porque se considera, por principio, que sólo el interés propio y el desprecio a los del resto de los españoles mueven esos movimientos. Siempre.

Ese apriorismo brutal e insensato vuelve a dominar el debate político. Si hace 15 años Mariano Rajoy enarboló la bandera de “a los catalanes ni agua” para oponerse tajantemente a cualquier reivindicación que formularan los soberanistas, llevándolos al disparadero de octubre de 2017, ahora la consigna de las derechas es hacer todo lo que sea para impedir que la izquierda llegue a acuerdos con los independentistas para poder seguir gobernando. El PP no ha podido hacer nada para evitar que los socialistas catalanes pactaran hace unas semanas con Esquerra Republicana para convertir a Salvador Illa en presidente de la Generalitat. Pero ahora agita ese acuerdo con la vista puesta a más largo plazo.

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