La promotora avanza lentamente pero no ha vencido la resistencia vecinal y ahora deberá presentar un estudio ambiental que aclare de dónde va a sacar el agua que necesita
La Junta de Andalucía pide a los bisnietos de Franco que aclaren cuánta agua consumirá su centro de ocio en Málaga
La pretensión de levantar un complejo turístico y de ocio dedicado a los “deportes extremos” en Coín avanza lenta pero firme. Desde que elDiario.es Andalucía desvelase la existencia del proyecto avalado por el Gobierno de Juan Manuel Moreno como inversión de “interés estratégico” para la comunidad auotónoma, la promotora Nature Call Initiatives (integrada en el holding societario liderado por Jaime y Javier Ardid Martínez-Bordiú –bisnietos de Franco–) ha iniciado una intensa campaña para convencer a vecinos, medios y partidos políticos de sus bondades. Entre tanto, impulsaba los trámites administrativos para materializar su idea. El temor de una buena parte de la sociedad coína, de la oposición y de grupos ambientalistas es que afecte al acuífero sobre el que se colocaría.
De la ambición de la propuesta da cuenta el nombre: Transcendence. Para encajarla es necesario, antes que nada, modificar el Plan Parcial que actualmente ordena la zona de Los Llanos de Matagallar. Por ahora, y desde 1996, se prevé que el terreno se destine algún día a uso residencial. A instancias de Nature Call, el ayuntamiento inició los trámites para cambiar ese destino, para lo que se necesita el visto bueno de la administración autonómica.
En este contexto, la Junta de Andalucía emitió el 30 de julio el documento del que este medio ha informado esta semana. Un “documento de alcance” que tiene por objeto delimitar el estudio ambiental que, en plazo de 15 meses, deberá presentar la promotora. Y es ahí donde la administración autonómica ha empezado a marcar el terreno: el proyecto final deberá ser muy “preciso” sobre cómo va a abastecerse de agua, tendrá que aportar datos de consumo, y no podrá incrementar la “presión” sobre el acuífero.
A pesar de la advertencia, la promotora dice estar satisfecha con el marco que le fija la Junta. “Los técnicos no han encontrado incompatibilidades del proyecto con la ubicación elegida”, celebró en una nota distribuida a los medios. No era el momento: el documento de alcance fija el marco, pero el examen llegará cuando Nature Call presente el estudio ambiental, que sí será examinado en detalle junto a las alegaciones que reciba.
Esto es lo que se conoce del proyecto y su repercusión social en el año transcurrido desde que se presentó.
El proyecto: deportes extremos, aventura y naturaleza
Inicialmente, la idea de los Ardid Martínez-Bordiú era levantar un “Centro de Alto Rendimiento en Deportes Extremos y e-sports”, donde practicar wakeboard, kitesurf, skateboard, e-buggies, MTB, rafting, rápel o salto base, además de e-sports, según se describía en la declaración de interés estratégico de la Junta de Andalucía, desvelada por este medio el pasado septiembre. La oferta deportiva se dividía en cinco “mundos” inspirados en la Grecia clásica: Mundo Agua; Mundo Tierra; Mundo Fuego; Mundo Aire; y Quinto Elemento. Además, habría un “Mundo Kids”, y zonas públicas con restaurantes, zona de convenciones, spa/fitness, club/coworking/think tank y otras áreas públicas.
En Coín, muchos arquearon las cejas ante algunas de las actividades previstas. Situar una piscina de olas sobre el acuífero en el contexto actual de sequía y restricciones para la población y la histórica economía de regadío que identifica la zona genera rechazo. De ahí que desde el principio los promotores reforzaran su propuesta con promesas de sostenibilidad: materiales naturales o reciclados, depuradora, sistemas de condensación, construcción sobre pilotes de madera para evitar el daño al suelo y subsuelo, donde está el acuífero.
En su última nota de prensa, la promotora parece abandonar su apuesta por los deportes extremos, algo que precisamente sirvió a la Junta de Andalucía para justificar su carácter innovador y, por tanto, su potencial “estratégico”. Ahora, lo denominan “proyecto ecoturístico de deporte de aventura y naturaleza de Coín”. Está en la línea del intenso trabajo de los últimos meses para trasladar la supuesta apuesta sostenible del proyecto, al que se presenta como una oportunidad de mejora. “Un antes y un después en el turismo sostenible en Andalucía”, según sus materiales de promoción.
Imagen promocional de Transcendence, en Coín
En total, el complejo ocuparía casi 1,1 millones de metros cuadrados, 107.000 de ellos construidos: 47.000 metros cuadrados para instalaciones y 60.000 para “alojamientos turísticos de apoyo a la actividad deportiva”. Serían 510 viviendas turísticas independientes, dos de ellas villas de 1.000 metros cuadrados. Además, habría un “pueblo” de 33.000 metros cuadrados con “los principales restaurantes” en la zona central y un aparcamiento de 57.000 metros cuadrados.
La inversión prevista por Nature Call, que se ha comprometido a priorizar a la economía local en las contrataciones, es de 267 millones de euros.
Los negocios de los promotores: la familia Ardid Martínez-Bordiú
La cifra de viviendas previstas es inferior a lo que permite ahora el Plan Parcial vigente (900). Sin embargo, su destino exclusivamente turístico alimenta la sospecha de una parte del pueblo de que el deporte (ya sea extremo, de aventura o de naturaleza) es solo el señuelo de una operación urbanística más.
A esta hipótesis contribuye la promotora. Nature Call, con un capital social de cuatro millones de euros, tiene como socio único a Ard-Id Investment & Development, S.L., el holding familiar de los hijos de Mariola Martínez-Bordiú, la segunda nieta de Francisco Franco, y Rafael Ardid, nieto de un general republicano. Su negocio habitual es el mercado residencial de lujo. El objeto social de la sociedad matriz es la promoción, construcción y arrendamiento de inmuebles, y la explotación de hoteles, apartahoteles e instalaciones hosteleras. Son, por ejemplo, responsables del hotel Only You en el histórico edificio rehabilitado de La Equitativa de Málaga, a cuya inauguración acudió el propio Juan Manuel Moreno.
Tras lograr un aval estatal a las pérdidas acumuladas durante la pandemia, la familia vendió por 114 millones de euros de uno de sus inmuebles más emblemáticos, un cinco estrellas en pleno barrio de Salamanca y poco después adquirió por 56 millones un inmueble de siete plantas situado en el número 53 de la calle Velázquez de Madrid. Tras echar a los inquilinos, están transformando el inmueble para ofrecer 13 viviendas de lujo, de las que en 2023 prevendieron siete por un total de 57,7 millones, según El Confidencial.
La resistencia al proyecto
Los Llanos de Matagallar es zona sensible. Los terrenos, situados junto a un extenso pinar que aloja pistas deportivas y la antigua ciudad del cine, son propiedad de Nature Call, pero nunca han tenido un uso privativo, sino que sirven de zona de expansión y disfrute de los vecinos, que suelen acudir allí a pasear o hacer deporte. Casi nadie sabe a ciencia cierta cómo aquellos terrenos, que nunca han estado vallados, dejaron de ser municipales, y desde hace un siglo se ha planteado en diversas ocasiones su recompra por el pueblo. Desde los 90 es terreno urbanizable.
Un senderista camina con su hijo junto a Los Llanos de Matagallar | N.C.
La resistencia vecinal ya echó abajo el proyecto de Aifos a finales de la primera década del siglo. La constructora, símbolo de los excesos del boom constructivo de la Costa del Sol, acabó quebrando con 900 millones de euros de deudas. Entre la quiebra de Aifos y los vecinos acabaron con la pretensión de construir allí 900 viviendas y dos campos de golf. Y el suelo pasó de Caja Granada (acreedor de Aifos) a la familia Ardid.
La protesta contra el proyecto de Aifos se canalizó en su día a través de la Mesa del Agua, que ha resucitado ahora para oponerse al nuevo proyecto. En febrero fue capaz de liderar una protesta vecinal que reunió a unos 5.000 vecinos, según sus estimaciones. Una quinta parte del pueblo. En un Pleno celebrado hace un año, todos los partidos (PSOE, Vox, Andalucía x Sí, Unidas Podemos y PP, que gobierna) apoyaron mociones contrarias al proyecto. Pero el alcalde, Francisco Santos, ya advirtió que “no es tan fácil” rechazarlo, y avanzó la línea que ahora desliza la promotora: si se frustra el proyecto, sus impulsores buscarán resarcirse. Desde entonces, el consistorio ha canalizado la propuesta de la promotora hacia la Junta de Andalucía.
Protesta contra el proyecto en Coín, el pasado febrero
El principal argumento para los detractores sigue siendo el mismo: el complejo iría justo encima del acuífero que riega las provechosas huertas de Coín y abastece al municipio, con unos 25.000 habitantes censados. Se trata de una zona de recarga especialmente porosa, de modo que el temor es doble: por la cantidad de agua que requiere un proyecto así, que tendría que salir del acuífero; y por el posible impacto de cualquier filtración sobre la potabilidad del agua o de la impermeabilización sobre la recarga.
Nature Call encargó un informe a un hidrogeólogo, que concluye que el acuífero tiene un excedente de 62 litros por segundos que se vierten a la cuenca del Guadalhorce. Al otro lado, los opositores al proyecto esgrimen otro informe de un catedrático de la Universidad de Málaga, este de 1997, que ya advertía de que el acuífero se explotaba por encima de sus posibilidades. Desde entonces, la población ha crecido en un 40%, han llegado hasta aquí las plantaciones de subtropicales con su demanda intensiva de agua, y la sequía ha golpeado con fuerza en los últimos años.
Añaden lo que ven sus ojos. Del manantial del Nacimiento, apenas a unos cientos de metros de dónde iría el complejo, antes brotaban 3000 litros por segundo y hoy está seco. Una bomba le saca el agua de las entrañas a través de lo que los vecinos conocen como “la grieta”.
Estado actual de «la grieta», antiguo manantial de Coín