Considerado el padre del género narrativo basado en crímenes reales, su obra maestra sigue siendo el paradigma de un género que en los últimos años ha degenerado en el sensacionalismo
Margarita Landi, la rubia del velo, la pipa y la pistola que calmó la sed de ‘true crime’ de los españoles
Hace ahora un siglo, el 30 de septiembre de 1924, nació Truman Capote (Nueva Orleans, 1924 – Los Ángeles, 1984), uno de los exponentes de la época dorada del gótico sureño estadounidense. Tras el abandono temprano del padre, la madre se casó con un coronel español del que su hijo tomaría el apellido. Aunque nacido en Nueva Orleans, Truman creció en una localidad de la Alabama rural, con su familia materna. Su vecina, Nelle Harper Lee (1926-2016), se convertiría en una amiga para toda la vida. El autor tuvo una infancia solitaria, que lo empujó a la lectura y la escritura para resistir en un sur asolado por la miseria, la violencia y la discriminación. El contacto con la brutalidad del ser humano y los traumas infantiles sin duda influyeron en la concepción de su obra maestra, (1965; Anagrama, 2007, trad. Jesús Zulaika).
A sangre fría