que en su día ni siquiera contestó la carta oficial del Gobierno de México solicitándole abrir un diálogo sobre una eventual petición de perdón por las masacres de la “conquista española” de América, ha provocado enorme malestar en España hasta el punto de desdibujar las férreas trincheras que condicionan el día a día político: el Gobierno de coalición de izquierdas también se ha sumado a la indignación monárquica y de las derechas hasta el punto de no enviar a ningún representante oficial a la toma de posesión de este martes, en solidaridad con el rey, aunque sí –integrado en el espacio de Sumar, liderado por la vicepresidenta Yolanda Díaz– y secretario de la Mesa del Congreso, invitado a título particular.