El consistorio declara desierta ante la falta de ofertas la licitación para su construcción y montaje, a lo que iba a dedicar 225.000 euros
Los dos arcos chinos de Usera medirán diez metros y no coincidirán con el itinerario peatonal
Pinchazo en los planes del Ayuntamiento de Madrid para levantar un Chinatown en Usera. La ornamentación del barrio chino de la capital no contará, de momento, con sus elementos más icónicos: los dos arcos diseñados por el consistorio para dar ambientación a su proyecto de tematizar con objetos de la cultura asiática esta parte de la capital.
Ninguna empresa ha presentado ofertas para construir e instalar los dos arcos proyectados por la Junta de Usera, encargada de la licitación, que se ha visto obligada a declarar desierta dicha convocatoria pública. El concurso se lanzó a principios del mes de julio y a mitad de verano el Ayuntamiento ya sabía que no habría ninguna empresa a la que encargar el trabajo. La licitación fue declarada desierta esta misma semana
El consistorio había previsto 225.000 euros de gasto para esta partida, que se une a otras iniciativas del Gobierno de Almeida para dotar a parte de Usera de una decoración inspirada en el gigante asiático, aprovechando la abundancia de población y comercios chinos en la zona.
La Junta de Usera, impulsora de los dos arcos, buscaba aumentar el turismo en el distrito creando “un valor añadido multicultural a la escena urbana de este barrio” siguiendo “el modelo del Barrio Chino de Londres, mediante la instalación en esas calles de elementos clásicos de la cultura china como son puertas (paifangs) y farolillos”, explicaba la memoria del proyecto ahora frustrado.
Diseño de los arcos chinos de Usera
Los dos arcos de Usera iban a medir diez metros de altura y casi trece metros de ancho. Se iban a colocar en la calle Dolores Barranco, desde la plaza del Hidrógeno hasta su continuación por la calle Evangelios, hasta la parroquia de Nuestra Señora de la Soledad. Este punto se eligió porque, tradicionalmente, este tipo de puertas se erigen en “encrucijadas, templos, puentes, oficinas del gobierno, parques y tumbas”. Ambas estructuras incluían iluminación propia y también megafonía.
Las obras para colocar estos elementos deberían haber arrancado el pasado 2 de septiembre, con idea de que -después de tres meses de trabajo- pudieran estrenarse para Navidad o, al menos, para el Año Nuevo Chino, que tiene lugar entre enero y febrero. Ahora es una incógnita si el proyecto podrá llevarse a cabo.
Los planes de Almeida para transformar Usera en Chinatown
Los dos arcos eran los elementos más icónicos de un plan del Gobierno de Almeida para convertir una parte de Usera (que toma parte de los barrios de Moscardó, Almendrales y Pradolongo) en el barrio chino de Madrid. Su Junta de Distrito también quiere construir una vía iluminada por farolillos rojos al estilo asiático a lo largo de la calle Dolores Barranco, desde la Plaza del Hidrógeno hasta su confluencia con la calle Porta Coeli, anticipaba en el propio proyecto ahora declarado desierto.
Aunque quizá la actuación de mayor envergadura para tematizar el Chinatown de la capital sea la que está llevando a cabo el área de Obras, con una peatonalización parcial y un camino para llevar a los visitantes del barrio desde Madrid Río hasta el lugar donde se colocaba el primero de los arcos. Un paseo de casi dos kilómetros, jalonado de referencias decorativas al gigante asiático.
Recreación del futuro aspecto de la plaza de las Tizas
Los trabajos servirán para pacificar las calles y eliminar los bordillos del interior de los barrios de Moscardó y Almendrales, a través de “la mayor obra de regeneración urbana llevada a cabo en la historia del distrito” -aseguran desde el Ayuntamiento de Madrid- con nueve millones de euros de inversión.
La reforma incluye, entre otras actuaciones, cambiar por completo la fuente de la plaza de Julián Marías, que también será renovada, añadiendo una pérgola sobre la que crecerán plantas trepadoras. En Pablo Ortiz habrá nuevos parterres, más aceras y una zona de ejercicios, para llegar después a la plaza de las Tizas, donde habrá dos nuevas fuentes: una de carácter ornamental y otra área de agua pulverizada que servirá para el refresco de los vecinos durante los meses de verano. También se renueva el área de juegos.
Por último, se peatonaliza parte de la calle José Bielsa y también el final de Isabelita Usera, hasta llegar a la plaza del Hidrógeno. La última manzana de la calle del Jaspe queda también sin tráfico, como sucede en Isidra Jiménez.
La calle Dolores Barranco será también reformada en este punto con una elevación de la calzada hasta la altura de la acera, aunque mantiene su doble sentido para la circulación de tráfico rodado.
El Ayuntamiento asegura que con esta intervención busca reforzar la identidad de esta zona de la capital como lugar de residencia de una parte importante de la comunidad china madrileña,“ favoreciendo la integración de algunos de sus rasgos culturales con las formas de vida tradicionales de los vecinos de este barrio”. También persigue “descentralizar progresivamente el turismo de la ciudad”, dando impulso al comercio y a la restauración de la zona, ya floreciente en forma de numerosos restaurantes de comida china.
Las obras para llenar de decoración china Usera acabarán en el año 2025 y no terminan de convencer a algunas asociaciones de vecinos -como la de La Mancha, en Almendrales- que acusan al Ayuntamiento de haber planificado esta actuación sin tener en cuenta a los vecinos, pactando todo con un grupo de empresarios chinos.
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