Esa regularidad de la que tanto hablamos no es una simple molestia o una sensación de pesadez que nos acompaña, nuevos estudios concluyen que tiene mucha influencia en nuestra salud
Así puede estar afectando el abuso de omeprazol a tu intestino
¿Cada cuánto tiempo descomes o ves Chicago? Los eufemismos a veces nos separan de la simple e imprescindible función corporal de defecar, pero la frecuencia de nuestras deposiciones es una medida de nuestra salud general.
No existe un número ideal de veces que una persona deba ir al baño. Por regla general, se considera dentro de la normalidad entre tres veces al día y tres veces a la semana. Menos de tres veces por semana es considerado estreñimiento, mientras que más de tres diarias puede deberse a una diarrea (heces líquidas) o en otro caso, a algo conocido como hiperdefecación.
La mayoría de las personas tienen un patrón intestinal regular: van al baño aproximadamente el mismo número de veces al día y a una hora similar. Una encuesta en Estados Unidos con más de 2.000 personas reveló que casi la mitad evacuaban a diario, un 28% dos veces al día y solo el 5,6% estaba estreñido con una o dos veces por semana. Casi dos tercios de los encuestados declaraba defecar por la mañana.
Hay varios factores que influyen en la frecuencia con la que nuestro intestino necesita vaciarse:
Fibra en la dieta: la fibra dietética, presente en frutas, verduras, semillas y legumbres, no se digiere, sino que pasa por el intestino relativamente intacta, arrastrando los desechos por el camino. También hace que las heces tengan más volumen.
Café: se sabe desde hace tiempo que la cafeína en el café aumenta la motilidad del intestino grueso, actuando a través de hormonas que estimulan los movimientos intestinales.
Algo no te ha sentado bien: una comida demasiado picante, demasiado grasa o con algún ingrediente al que seamos intolerantes puede hacer que las evacuaciones sean más frecuentes y vayan acompañadas de gases.
Medicamentos y suplementos: algunos medicamentos y suplementos, como la vitamina C, el magnesio, los antidepresivos, los analgésicos y los antibióticos pueden provocar deposiciones más frecuentes o incluso diarrea.
Ciclo menstrual: las prostaglandinas, activas durante el embarazo y la menstruación, tienen un efecto relajante sobre los músculos lisos del abdomen y la pelvis. Por eso se va más al baño durante la regla.
Estrés y ansiedad: las hormonas del estrés, como el cortisol y la adrenalina, pueden inducir contracciones intestinales. Cuando el momento estresante ha pasado, otros mecanismos hacen que el cuerpo vuelva a la neutralidad.
No existe un número ideal de veces que una persona deba ir al baño. Por regla general, se considera dentro de la normalidad entre tres veces al día y tres veces a la semana
La importancia de la consistencia
Es útil saber qué aspecto tienen nuestras heces, además de con qué frecuencia las evacuamos. La consistencia puede darnos una mejor indicación de nuestro estado de salud. En medicina se utiliza la Escala de Heces de Bristol para evaluar la calidad de estas, que clasifica en siete grupos:
Tipo 1: heces separadas en fragmentos duros, como nueces (difíciles de evacuar). Este tipo puede indicar estreñimiento severo.
Tipo 2: heces en forma de salchicha pero con grumos. Esto también sugiere estreñimiento.
Tipo 3: heces en forma de salchicha con grietas en la superficie. Este tipo es considerado normal, aunque puede ser ligeramente duro.
Tipo 4: heces en forma de salchicha o serpiente, lisas. Este es el tipo más común y considerado óptimo para la salud intestinal.
Tipo 5: heces con fragmentos suaves con bordes claros (fácil de evacuar). Indica una tendencia hacia la diarrea leve.
Tipo 6: heces blandas y esponjosas con bordes irregulares. Esto generalmente indica diarrea.
Tipo 7: heces completamente líquidas, sin partes sólidas. Este tipo es característico de la diarrea severa.
Los tipos de caca más saludables son los tres y cuatro: heces en forma de salchicha con grietas en la superficie o en forma de serpiente y lisas.
La frecuencia más saludable para ir al váter y la microbiota
Las alteraciones en la frecuencia de la defecación se interpretan tradicionalmente como una molestia. Sin embargo, un estudio de este año publicado en Cells Report Medicine ha llegado a la conclusión de que tiene más importancia de la que se pensaba.
El estudio con más de 1.400 adultos sanos los investigadores encontraron que las personas que hacían caca con menos frecuencia también presentaban signos peor función renal. Las personas en el otro extremo, que evacuaban mucho más de lo normal, mostraban signos de deterioro de la función hepática.
Se sabe que hay una relación entre el estreñimiento y ciertas enfermedades. Lo que no estaba tan claro es qué aparece primero: si la enfermedad en los riñones o el hígado, y después la alteración en la defecación, o las alteraciones en la frecuencia de ir al váter terminan provocando daños en el organismo. El nuevo estudio arroja luz sobre esta cuestión.
Si las heces permanecen demasiado tiempo en el intestino, los microbios agotan sus reservas de fibra. En su lugar, empiezan a descomponer las proteínas, y la fuente de proteínas que tienen más a mano son las presentes en la mucosa que recubre el intestino
Los investigadores encontraron alteraciones en la microbiota intestinal, las colonias de bacterias y otros microorganismos beneficiosos que nos acompañan. Estas bacterias se alimentan de los nutrientes de las heces y los fermentan. La fibra, su alimento favorito, se fermenta entre otros compuestos en butirato, una molécula que podría ayudar a prevenir la diabetes, la obesidad y el cáncer de colon.
Pero si las heces permanecen demasiado tiempo en el intestino, como ocurre en el estreñimiento crónico, los microbios agotan sus reservas de fibra. En su lugar, empiezan a descomponer las proteínas, y la fuente de proteínas que tienen más a mano son las presentes en la mucosa que recubre el intestino. Es decir, si no vamos al váter, y nuestras heces se quedan más tiempo del debido en el intestino, las bacterias empiezan a comerse esta mucosa.
Cuando esos microbios se alimentan de proteínas, producen metabolitos tóxicos, algunos de los cuales están asociados a disfunciones renales y hepáticas. Con el tiempo, los microbios pueden empezar a romper la membrana mucosa, y el intestino puede volverse permeable. Los metabolitos tóxicos pasan al torrente sanguíneo, lo que provoca inflamación y enfermedades crónicas.
En los casos de diarrea, también se producía inflamación y daño hepático. Según los autores, esto se debe al exceso de ácidos biliares durante la diarrea, que el hígado necesita reciclar para poder absorber las grasas de la dieta.
El estudio concluyó que el número ideal de deposiciones para una salud óptima era de una o dos al día. Las personas más jóvenes, las mujeres y las que tenían un índice de masa corporal más bajo tendían a defecar con menos frecuencia. En cuanto al estilo de vida, los investigadores observaron que un mayor consumo de fruta y verdura, junto con beber mucha agua, practicar ejercicio físico con regularidad eran factores determinantes en conseguir una frecuencia adecuada en las visitas al baño.
Darío Pescador es editor y director de la revista Quo y autor del libro Tu mejor yo publicado por Oberon.