De origen humilde, se perfila como salvador de OHLA, vende almuerzos a 3.000 euros y presume de éxito en redes y televisión; es dueño de La Sirena o Audax, que no ha dudado en engañar para ganar clientes
Engaños puerta a puerta y denuncia policial: multa a la comercializadora del nuevo rico eléctrico de Forbes
“En 2009 me arruiné hasta el punto de solo tener 3.000€ en mi cuenta. Con ese dinero empecé una empresa de energía que ahora factura 2.800.000.000€ al año. Vengo a contar lo que me hubiera gustado saber en 2009”. Así se presenta en Youtube José Elías, multimillonario convertido en influencer con sus consejos para emprendedores o sus intervenciones en Espejo Público, el programa de Susanna Griso en Antena 3.
Badalonés de 49 años, dueño de la eléctrica Audax o la cadena de congelados La Sirena y accionista de varias cotizadas, el último ranking de El Mundo le atribuye una fortuna de 575 millones, en el puesto 113 de la clasificación de ricos españoles. Desde el verano, negocia aportar 50 millones para contribuir a la salvación de OHLA en la junta extraordinaria de accionistas del próximo día 22 de octubre. En ella, la constructora espera captar 150 millones en una ampliación de capital para evitar la quiebra.
De concretarse esa operación, Elías sumaría otro nombre a su cartera de participadas cotizadas en Bolsa: Audax (74,943%), Ezentis (28,5%) y Atrys Health (24,744%). Estos paquetes valen en la actualidad 710 millones. Tras décadas vinculada al recientemente fallecido exministro Juan Miguel Villar Mir, símbolo del denominado capitalismo de amiguetes, la antigua OHL pasaría a tener entre sus accionistas a este empresario de orígenes humildes y formas poco ortodoxas.
Hijo de obreros del barrio Sant Crist de Can Cabanyes, de Badalona, Elías perdió muy pronto a sus padres: su madre falleció cuando él tenía solo 19 años y su padre, cuatro años después. Estudió Ingeniería técnica eléctrica por su padre, electricista, con el que no tardó en montar una empresa de instalaciones.
Ha contado que tuvo que arruinarse dos veces hasta que en 2009, en plena crisis, decidió apostar por el negocio eléctrico con Orus Energía, comercializadora que tres años después compró Audax y fue inhabilitada en 2013 por impago de peajes eléctricos a varios agentes del sector.
Audax, su pasaporte para saltar al parqué en 2016 con una oferta pública de adquisición (opa) sobre la cotizada Fersa Energías Renovables, de la que compró el 70% por cerca de 50 millones, es la joya de su corona. Con ella Elías ha surfeado la ola del boom renovable. La compañía genera electricidad 100% verde y suministra luz y gas. Elías tiene cerca de un 75% y llegó a controlar más del 90% antes de la pandemia. Audax, que hoy vale en bolsa unos 830 millones, cuadruplicó su beneficio hasta junio, con 35,5 millones. Comercializa electricidad y gas a más de 413.000 clientes y lidera el segmento pyme en la Península Ibérica.
Con una deuda de cerca de 300 millones y unos 800 empleados, tiene proyectos eólicos y fotovoltaicos en España, Francia, Polonia, Italia, Portugal y Panamá: 267 megavatios (MW) en operación, 626 MW “en estado muy avanzado de tramitación” y 62 MW en construcción. También tiene un historial de prácticas comerciales más allá de lo legal.
En octubre de 2021, días antes del debut de Elías en la lista española de Forbes, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) multaba a Audax con 1,5 millones por prácticas de “naturaleza incuestionablemente dolosa”, con engaños puerta a puerta y denuncia policial incluida, de cinco comerciales que decían vender bombillas para colocar contratos en un humilde pueblo de Jaén. Pocos meses después, la CNMC multó a Audax con otros 9,2 millones “por captar clientes de luz y gas de otras compañías mediante prácticas fraudulentas” y engañar “a miles de clientes domésticos, incluidos consumidores vulnerables”, entre enero de 2018 y octubre de 2021.
Ese expediente recogía las opiniones vertidas en Google contra algunas comercializadoras del grupo: “Han estafado a mi padre, un señor mayor al que llamaron por teléfono diciendo que eran de Iberdrola y que le correspondía un descuento por ser jubilado. Le pidieron algún dato y él los dio sin sospechar nada. Es vergonzoso que se aprovechen de la ingenuidad de las personas mayores”, decía uno.
“Son unos timadores. Están cometiendo fraude. Me llamaron diciendo que a partir del mes que viene los recibos de edp pasaban a cobrarlos ellos por cambio de nombre de la compañía. Cuatro grabaciones aceptando todo, que yo acepté pensando que era verdad y me llegó su recibo de la luz. Más caro que lo que tenía. Ojito si os llaman”, decía otro. Este año Audax ha logrado que la Audiencia Nacional suspenda el pago de la sanción mientras resuelve su recurso contra esa resolución.
Elías se puso en el foco a principios de 2021, cuando avaló con 50 millones la candidatura de Joan Laporta a la presidencia del FC Barcelona, del que es socio. Aportó buena parte de los 125 millones que necesitaba el actual presidente culé en una operación que, según avanzó Sport, investiga la Agencia Tributaria y en la que también participó el magnate audiovisual Jaume Roures.
Elías la vinculó con su relación de amistad con el financiero Eduard Romeu, hasta junio de 2023 vicepresidente ejecutivo de Audax. Romeu, que se incorporó a la eléctrica en 2015 como director corporativo, dimitió el pasado 14 de marzo como vicepresidente económico del Barça, sumándose a la espantada de varios directivos del club.
Holding sin cuentas
Los paquetes de Audax y el resto de participadas de Elías, como su por ahora menos exitosa inversión en Ezentis, cuelgan de Excelsior Times, de la que es socio único, y que en julio de 2021 compró la cadena de congelados La Sirena por 100 millones.
En el Registro Mercantil las últimas cuentas de esta holding datan de 2022. Habría excedido con mucho el plazo legal para depositarlas, cosa inusual en una empresa de esta dimensión. Fuentes cercanas a Elías indican que las cuentas están entregadas “en tiempo y forma”, si bien “quedó pendiente de aceptación/validación por un defecto de forma, se han subsanado y están a la espera de recibir respuesta por parte del Registro”.
Las últimas disponibles, de 2022, reflejan ventas de casi 2.800 millones y pérdidas de 13,11 millones. Si se mide su facturación, la patrimonial de Elías ha cuadruplicado su tamaño en un lustro. También tiene una deuda considerable. A largo plazo debía a la banca 629 millones en 2022. A corto acumulaba otros 285 millones.
Elías ha operado en renovables, infraestructuras, telecomunicaciones, medicina, montaje de frigoríficos (Montier), alimentación y agricultura o un banco de “inmigrantes friendly”, Íkualo, al que ha destinado un millón este año. También es socio junto a los Sanahuja, históricos de la época del boom del ladrillo, en Corporum Investments, con proyectos inmobiliarios en la periferia de Barcelona.
El empresario, al que en Catalunya se atribuye una buena relación con el popular Xavier García Albiol, alcalde de su pueblo, tiene su propia empresa de call centers, Soy tu voz SL, 100%. Su nombre ha sonado este año como posible comprador de la también catalana Holaluz, en graves dificultades.
Otra de sus principales participadas es Atrys Health. Es el mayor accionista desde que en 2021 esta compañía de tecnologías de la salud compró la firma de prevención de riesgos laborales ASPY, que él había adquirido en 2016. En Atrys se codea con otros multimillonarios de éxito como Josep María Echarri o la familia Domínguez de Dor, dueños de la textil Mayoral y accionistas de Audax. También con dos ricos de toda la vida, Carmen Ybarra Careaga y Jon Riberas (Gestamp).
El multimillonario se ha hecho muy popular en los últimos años en redes con un estilo en las antípodas del elitismo de Neguri, el barrio de Getxo (Bizkaia) del que proceden familias como los Ybarra.
En distintas plataformas, en las que es muy activo, vende una imagen de emprendedor de barrio que disfruta de las mieles del triunfo. Hace un año abrió un canal de YouTube con 328.000 suscriptores. Tiene su propio podcast (“Búscate la Vida”) y medio millón de followers en Instagram. En sus vídeos tan pronto visita una empresa dedicada a cultivar zanahorias como se le ha visto conducir un panzer perfectamente restaurado de la Guerra Civil. Reparte consejos de emprendedurismo (“Los perdedores tienen excusas, los ganadores tienen planes”) y afirma que las pensiones en España “son insostenibles”.
También niega que pida que se bajen impuestos pero se pregunta “qué coño se hace” con ellos: “Se gastan dinero en tonterías y luego faltan médicos”. Conversa con empresarios anónimos en entrevistas que patrocina Incapto, startup catalana de café en la que participa la familia Entrecanales o Antena 3, la televisión en la que colabora desde hace unas semanas.
En una de esas entrevistas, un chico con una consultora de marketing para pymes en Lleida está preocupado porque no da abasto con su plantilla actual, cinco personas contándole a él. Elías le recomienda “estirar un poco el equipo”: más trabajo con la misma gente para ganar clientes. “Espabila, tío”, le dice.
“En España, que te vean como un hombre hecho a sí mismo -o llámalo como quieras- implica que durante un tiempo tienes que pedir perdón”, le decía a El País hace unos meses en una entrevista (“Creo que será la última”) en la que aseguraba que un medio le intentó extorsionar pidiendo publicidad para no publicar fotografías de su cuenta privada de Instagram. En una de ellas aparecía junto a un helicóptero y un Lamborghini. “Parece que todos los que no tenemos un ‘de’ en el apellido, o hemos traficado con personas o hemos traído drogas”, decía.
“A los 32 años me encontraba en la ruina más absoluta, a los 39 compré mi primer Ferrari, a los 42 me convertí en milmillonario”, se lee en la solapa de su libro José Elías: Billionaire, que publicita en su web personal. Allí vende bisutería, reuniones de 10 minutos vía zoom a cambio de 600 euros o un almuerzo de hora y media en Badalona con su “servicio Meet & Greet”: “Podremos reunirnos para comer y abordar todas las inquietudes sobre tu empresa, proyecto o idea”.
La tarifa son 3.000 euros, una bicoca para Elías, que hace unos semanas se expresaba así en Antena 3: “Yo creo que en España no se pagan sueldos bajos, lo que sucede es que el trabajador recibe sueldos bajos. Yo para un sueldo de 1.500 euros acabo pagando casi, casi, 3.000 euros. Yo creo que somos pocos pagando y muchos cobrando”. “El país debe de ir muy bien bajo algunos criterios, pero bajo mi criterio, esto se está yendo a la mierda”.