Tras la pandemia los hábitos de ocio cambiaron radicalmente. Muchos otros vieron en los bares al enemigo… lo cierto es queprovocando una pronunciada caída de espectadores, especialmente en aquellos que habían sido fundamentales para las salas, el público adulto, alejado de fenómenos puntuales, y que acudía semana tras semana a ver películas de corte más cinéfilo. Tres años después, esa brecha no se ha arreglado, y entre todos se buscan soluciones para volver a esa antigua normalidad.