El atropello, aparentemente voluntario, de Paul Varry en la capital francesa ha provocado la reacción de las asociaciones de ciclistas y de las autoridades municipales, que llevan una década impulsando el uso de la bici en la ciudad
Francia invertirá 6.000 millones de euros para fomentar el uso de la bicicleta
Los hechos se produjeron el pasado martes, poco antes de las 18:00 horas. De acuerdo con la fiscalía, el conductor del vehículo circuló por el carril bici más de 200 metros y pasó por encima del pie de un ciclista de 27 años, Paul Varry. Según los testimonios recogidos y a la información de las cámaras de seguridad, los investigadores han relatado que el joven golpeó en el capó del coche para avisar al conductor y que este dio hacia atrás, para liberar el pie.
Paul Varry dejó entonces su bicicleta y se puso delante, algo a la izquierda del coche, manifestando su enfado y pidiendo explicaciones. Fue entonces cuando el conductor, un hombre de 52 años, que iba acompañado de su hija de 17 años, giró el vehículo en su dirección y lo atropelló.
Según una información adelantada por la agencia France-Presse y confirmada posteriormente por las autoridades, el pasado viernes se presentaron cargos contra el conductor por un delito de asesinato y se le puso en detención provisional. “Mi cliente no se explica lo sucedido, que parece ser un error en una maniobra o una pérdida de control del vehículo, en medio del estrés y la ansiedad de una situación conflictiva de la que intentaba salir”, afirmó su abogado, Franck Cohen, en declaraciones a la misma agencia hace unos días.
Las pruebas de alcohol y estupefacientes practicadas al conductor dieron negativo, aunque hace unos días el diario Le Figaro publicaba el testimonio de una persona que afirmaba haberse fijado en el vehículo por su conducción agresiva ya antes del accidente. Según fuentes policiales citadas por Le Parisien, el conductor, que trabajaba como comercial en una empresa de la región parisina, tenía antecedentes por estafa, violencia y amenazas.
Víctima de “violencia vial”
El drama ocurrido en pleno centro de París ha provocado las reacciones de los políticos municipales y de las asociaciones ciclistas. “Es inaceptable que hoy alguien pueda morir a los 27 años en París por ir en bicicleta. Estos actos tienen que ser castigados severamente”, reaccionó la alcaldesa Anne Hidalgo en declaraciones a AFP.
El concejal de Transformación del espacio público y movilidad, David Belliard, fue más allá afirmando que Paul Varry era una nueva víctima de la “violencia vial”. “El coche puede volverte loco. Mata. Los ciclistas y los peatones son las primeras víctimas”.
Desde su elección en 2014, la alcaldesa ha abogado por el impulso de la circulación en bicicleta y ha hecho de este medio de transporte uno de sus principales ejes en la política de movilidad. Así, en esta última década se han abierto más de 500 kilómetros de pistas ciclables en la capital francesa, donde la bicicleta ha superado al coche en número de usuarios. Una estrategia a la que se sumó el Gobierno de la entonces primera ministra Élisabeth Borne que anunció el verano de 2023 un plan de 6.000 millones de euros.
Precisamente la víctima era muy activa en la promoción de la bicicleta en el espacio urbano y en otras actividades de apoyo a movilidades sostenibles, según ha explicado la asociación Paris en selle, con la que colaboraba. Originario de la ciudad de Saint-Ouen, municipio limítrofe con la capital, “había participado en la redacción del libro blanco para los peatones y los ciclistas que había inspirado la acción pública en la ciudad”, según ha explicado el propio Ayuntamiento de Saint-Ouen en un comunicado.
Concentraciones en varias ciudades
El atropello mortal cristaliza los miedos de muchas de las personas que se desplazan a diario en bicicleta en la capital francesa. Los ciclistas denuncian la “impunidad peligrosa” de algunos automovilistas y las asociaciones señalan que al riesgo de verse envuelto en un accidente con un coche –en el que el ciclista está mucho más expuesto a daños– se añade el miedo a que se utilice el vehículo como arma en caso de altercado.
El día después del atropello, hubo una primera concentración de cientos de personas cerca del lugar de los hechos. El sábado, la Fédération française des usagers de la bicyclette (FUB) y la asociación Mieux se déplacer à bicyclette convocaron manifestaciones en París y otras grandes ciudades francesas, como Niza y Nantes, a las que acudieron varios miles de personas.
Sólo en la capital fueron más de un millar, según la prefectura, que se concentraron en la plaza de la República para pedir el fin de lo que llaman “violencia motorizada”. También estuvo presente la madre de Paul Varry, que pidió castigo para el presunto asesino de su hijo.
Las asociaciones están recogiendo testimonios en redes sociales (habían logrado varios centenares en pocos días) y subrayan que la inmensa mayoría de los casos las infracciones y agresiones son cometidas por hombres. Además, se quejan de que las denuncias por imprudencias o agresiones la mayoría de las veces no desembocan en juicios ni sanciones porque, en su opinión, se han aceptado socialmente.
“La violencia del asesinato de Paul es inaudito”, afirmaba hace unos días la asociación Mieux se déplacer à bicyclette en un comunicado. “Pero esta violencia no es un acto aislado. Esta tragedia nos afecta a muchos. Todos sufrimos este tipo de violencia motorizada cuando circulamos en bicicleta: la negativa a ceder el paso, el exceso de velocidad, la intimidación e incluso la agresión forman parte de nuestra vida cotidiana. Esta violencia es en gran medida trivializada y tolerada por las autoridades públicas”.
Por eso piden que se investiguen y se intenten sancionar de manera sistemática los comportamientos imprudentes, aunque no haya heridos, algo que no sucede hoy. En la actualidad, incluso si la conducta imprudente se documenta con vídeos o testimonios, las lesiones son necesarias para que las autoridades actúen.
No solo en ciudades
Los colectivos también señalan que las dificultades en la convivencia entre ciclistas, peatones y vehículos motorizados no son exclusivos de una gran ciudad como París. Y recuerdan que la mayor parte de los atropellos mortales en bicicleta –en Francia se superan los 200 cada año– se producen en carreteras no urbanas.
La muerte de Paul Varry ha generado además estos días un amplio debate en los medios de comunicación franceses, que creen que es representativo de problemas como el aumento general de la falta de civismo en la vía pública, la agresividad al volante, la falta de conocimiento de la seguridad vial, el creciente individualismo de la sociedad o el excesivo tamaño de los vehículos SUV (que el Ayuntamiento de París ya se ha planteado regular).
En este sentido, tras el accidente, el senador comunista Ian Brossat (ex concejal en París) subrayó la necesidad de una mayor regulación del uso de este tipo de vehículos en el espacio urbano. “Desde hace varios años, los expertos y las asociaciones de seguridad vial advierten del aumento de los riesgos asociados a la utilización de estos vehículos enormes, concebidos originalmente para uso todoterreno. En entornos urbanos, su presencia representa un peligro para peatones, ciclistas e incluso para otros conductores”, declaró.
A raíz de lo ocurrido en la última semana, representantes de varias organizaciones de promoción y defensa de la movilidad en bicicleta fueron recibidos la tarde del lunes por el nuevo ministro de Transportes, François Durovray, que ha prometido en un mensaje “actuar por su seguridad”. “Los ciclistas tienen su sitio en la carretera”, afirmó.