La pareja de la presidenta madrileña reconoce dos delitos fiscales de los que ella se beneficia, su jefe de Gabinete amenaza a la prensa, filtra correos y fabrica mentiras, pero el que acaba en una causa judicial es el Fiscal General debido a una filtración de la que no hay prueba, por la que le investigará el juez que se negó a investigar al PP y a Rajoy por la Gürtel
“Nuestra obligación es acabar con este Gobierno y lo vamos a hacer con todos los medios a nuestro alcance, y si los medios son judiciales también lo vamos a hacer”. Las palabras son de Miguel Tellado, el portavoz del PP, el pasado viernes en EsRadio, siguiendo la vieja consigna de Aznar, “el que pueda hacer, que haga”. Antes, por lo menos, disimulaban y cuando decían “esto te lo afina la Fiscalía”, lo hacían en privado. Ahora no se esconden porque el fin justifica los medios y el fin no es la justicia, es hacer caer al Gobierno. La derecha mediática publica el bulo, la derecha política lo lleva a los tribunales, la derecha judicial lo admite a trámite y ya tenemos carne para la picadora. La trituradora, que diría MAR. Así el PP ha llevado al PSOE a la Audiencia Nacional por presunta financiación ilegal y los ultras a la mujer del presidente a los tribunales por tráfico de influencias. La primera causa ya ha sido rechazada por “incoherente”, la segunda es una máquina de dar titulares. No les importa si queda en nada. Difama que algo queda.
El caso de la pareja de Ayuso repite el paradigma con el agravante de que aquí la corrupción salpica a la presidenta madrileña, pero le dan la vuelta para que parezca que es al Gobierno a quien salpica. Estos son los hechos, juzguen ustedes. El novio de Ayuso se hizo repentinamente millonario como comisionista en la compra de mascarillas con las que ganó dos millones de euros de los que defraudó 350.000 euros a Hacienda. Parte de esas mascarillas se vendieron a la Comunidad que ella dirige, y él trabajaba como consultor para Quirón, la empresa privada de salud que más contrata con Ayuso. Ella vive en el ático de lujo de 380 metros que él compró con ese dinero. ElDiario.es lo publica, el jefe de Gabinete de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, amenaza al medio con “triturarlo” y filtra el bulo de que unos “periodistas encapuchados” del periódico habían asaltado el piso de Ayuso. Los medios afines lo publican. Todo es mentira.
El novio de Ayuso reconoce el fraude en un correo a la Fiscalía en el que pide un acuerdo. MAR difunde el correo de respuesta de la Fiscalía y el bulo de que había sido esta la que había ofrecido el acuerdo por “presiones de arriba”. El Mundo, Libertad Digital, El Debate y Voz Pópuli lo publican. La Ser y ElDiario.es lo desmienten esa misma noche publicando el primer correo de autoinculpación de la pareja de Ayudo, pero excepto El Mundo, ningún medio rectifica. A la mañana siguiente, con toda la información ya publicada, la Fiscalía emite un comunicado, por petición del fiscal general del Estado, para terminar de desmontar el bulo. La pareja de Ayuso se querella contra la Fiscalía por revelación de secretos, la querella es admitida a trámite por el Tribunal Superior de Justicia, pero solo incluye al fiscal general y a la fiscal Pilar Rodríguez, no a la fiscal superior de Madrid que la envió a la prensa, Almudena Lastra, la misma que se negó a investigar a Ayuso por las muertes en las residencias. Qué curioso. Tampoco a MAR, que fue el primero en filtrar correos. Curioso, curioso.
El caso pasa al Supremo porque el fiscal general es aforado y el Supremo abre por primera vez en democracia una causa sobre el fiscal general, que no está aún imputado, como repiten los medios; el Supremo solo se ha declarado competente en la causa. Otro bulo. El TS designa para juzgar el caso al juez que se negó a llamar a “M. Rajoy” a declarar en el juicio de la Gürtel y a imputar al PP a título lucrativo. También curioso. El Supremo descarta que el comunicado de la Fiscalía sea objeto de delito, pero dice que se investigue la filtración de correos electrónicos. Esos correos no vulneran el derecho de defensa ni la intimidad de la pareja de Ayuso porque los acuerdos no forman parte de la investigación confidencial ni su reconocimiento de culpabilidad es suficiente para condenarle, según la Ley de Enjuiciamiento Criminal española. A esos correos tuvieron acceso alrededor de 50 personas, incluidos fiscales, funcionarios, periodistas y el propio MAR. No existe prueba o indicio de que lo filtrara el fiscal general, que niega ser el autor de la filtración, y la jurisprudencia del Supremo dice que no basta “la sospecha o conjetura” para abrir causa. Aquí sí ha bastado. Curioso. Todo muy curioso. Tan curioso que puede suceder que se acabe declarando nula la causa contra el novio de Ayuso gracias a estas maniobras.
Así que la pareja de la presidenta madrileña reconoce dos delitos fiscales de los que ella se beneficia, su jefe de Gabinete amenaza a la prensa, filtra correos y fabrica mentiras, pero el que acaba en una causa judicial es el fiscal general debido a una filtración de la que no hay prueba, por la que le investigará el juez que se negó a investigar al PP y a Rajoy por la Gürtel. El que tiene que dimitir es el fiscal general aunque no esté ni imputado. Ya sabemos cómo acaban los que se atreven con la Madrina. El propio MAR lo anunció un día antes de que se hiciera público que se iba a abrir causa contra el fiscal general: “va p’alante”. No se esconden. No esconden que hay una guerra judicial porque les funciona. Porque pueden hacerlo. Porque nadie les pide cuentas. Porque sus votantes lo aplauden. Porque no hay controles. Porque tienen la mayoría de medios políticos, mediáticos y judiciales en su mano. Porque pueden retorcer los artículos de las leyes y de la prensa para justificar lo que quieran. Todo vale. ¿Acabar con el Gobierno por los medios que sea? Va p’alante.