¿Cuál es el sentido de una versión ―también llamado ― de un clásico, en literatura o en cualquier arte? Esa es la primera pregunta que debería hacerse. Enriquecer o complementar el original al adoptar el punto de vista de un personaje secundario, retomar la historia allí donde concluyó o imaginar un desenlace alternativo, por ejemplo. Es lícito elegir una obra ajena como inspiración o base; la humanidad lleva siglos contando una y otra vez los mismos conflictos, de forma más o menos encubierta. Las reinterpretaciones de mitos y cuentos populares se han convertido casi en un género propio; y también abundan las aproximaciones a novelas modernas.