El martillo pilón

Más allá de la propaganda hay jueces que golpe a golpe, sin verso, van a ir cercando a los amigos del dinero de todos, como han demostrado haber hecho hasta ahora

La justicia, aunque anda cojeando, rara vez deja de alcanzar al criminal en su carrera

Horacio

La justicia es más inexorable que cualquier otro adjetivo que le quiera poner la propaganda. La justicia es, según imagen que en su día me regalaron, como un martillo pilón. Puede tardar, pero las posibilidades de que no te alcance si has delinquido son pocas. ¡Claro que hay disfunciones o errores y deben denunciarse, pero el mero hecho de que las podamos individualizar y señalar indica que son una gota en medio del mar!

No alcanzo a comprender cómo los corruptos y los corruptores y los jetas y los que les encubren no han entendido aún que como un martillo pilón la justicia llega. Resulta pasmoso que desde Filesa a la Gürtel, pasando por los fondos reservados, el caso Bankia, el Bárcenas o por las tropelías en calzón de Luis Roldán, no se hayan enterado de que en este país la justicia es como un martillo pilón. No sé cómo osan. Que más allá de la propaganda hay jueces que golpe a golpe, sin verso, van a ir cercando a los amigos del dinero de todos, como han demostrado haber hecho hasta ahora. No se quejen, le tocará a todo el que sea preciso, también al ciudadano González Amador, así se vea inmersa la todopoderosa Quirón.

Por eso resulta tan absurda la querella que el Partido Popular llevó cándidamente al Juzgado Central 5 hablando alegremente de financiación irregular de los socialistas sin tener nada nuevo que aportar. Y es que si hubiera financiación irregular, no se preocupe Feijóo, que Ismael Moreno, Santiago Pedraz y sus superiores de la Sala o el propio Tribunal Supremo la encontrarán. Como un martillo en la pared. Las prisas son malas consejeras y no hay atajos. La justicia tarda pero llega. Lenta pero segura, sobre todo en investigaciones complejas. Ismael Moreno a la chita callando ha conseguido tener los indicios necesarios para solicitar la investigación de Ábalos y tacita a tacita lo ha puesto en suerte ante su juez predeterminado por aforamiento.

No sin sobresaltos, cierto es. Recordemos que la Fiscalía Europea hizo un amago de querer llevarse toda la investigación sobre Koldo y que el juez Moreno se revolvió y no se dejó. ¿La Fiscalía Europea quién la peina? Pues ya saben que a los fiscales europeos los designa una comisión del Ministerio de Justicia, ¿blanco y en botella? ¿Qué sabemos de la parte del caso que se llevaron relativa a lo contratos de Red.es? La verdad es que si no me he despistado mucho, nada desde que a principios de junio mandaron a la UCO a registrar la sede. Así que, como decía, Ismael Moreno se revolvió cuando intentaron despojarle de todo el caso alegando que todo estaba en conexión y tuvo que ir en un conflicto de competencias al Tribunal Supremo para que este reafirmara que era él el que tenía que seguir investigando. Hemos llegado de ese modo a la solicitud de imputación del diputado Ábalos. No sé yo si esto hubiera sido así de haberse consumado el arrebato. Ya han comenzado a aparecer las invectivas contra la persona del togado. Sepan que a este togado, como a tantos otros, sí que le da igual. Lleva tantos años en su juzgado central y tiene tan nula ambición de ir a ninguna otra parte que le resbala todo. Lo digo por si tocara buscarle varios documentos de identidad o un parque de viviendas duplicado. 

No hacía falta la querella estrepitosamente inadmisible del Partido Popular. También sería ridícula la anunciada, que no interpuesta, querella socialista contra los populares por haberse intentado querellar contra ellos. Señores, sean serios. La querulancia no es una táctica política. Ni los ciudadanos ni los jueces ni la sobresaturada justicia están para sus idioteces. Todo llegará cuando llegue, si es que tiene que llegar, y no cuando les venga bien o mal o prefieran o no. 

El rechazo de las querellas presentadas por prevaricación contra el juez Peinado también estaba cantado y no porque haya nada raro en su rechazo sino porque desde el principio cualquiera con sentido jurídico sabía que no se aceptarían. Lo publiqué este verano de hecho. Hubiera sido mejor no interponerlas porque la justicia, además de tener sus propios tiempos, se te puede volver como un boomerang cuando peor te venga. Por eso no conviene jugar con ella. 

Los argumentarios se van a derrumbar. El de “me suspenden porque el profe me tiene manía” se tambalea peligrosamente. La Sala de lo Penal lleva inadmitidas unas sesenta querellas contra Pedro Sánchez y acaba de desestimar otras dos contra María Jesús Montero, a las que habría que sumarle otro buen montón rechazadas contra otros ministros. Decir que la investigación en torno a la revelación de secretos en la Fiscalía se ha admitido porque quieren derribar al Gobierno es un poco absurdo ante esos números ¿no es cierto? Porque si el malvado lawfare, ese que no existía y que el PSOE no dejaba introducir en la ley de amnistía y ahora mana por todas partes cual bálsamo de Fierabrás, estuviera funcionando a toda máquina y si el objetivo fuera imputar de hoz y coz e injustamente a Pedro Sánchez ya han tenido numerosas ocasiones de hacerlo. Los jueces franquistas, el golpe de togas y demás blablabla, es entretenido pero no detiene la verdadera acción de la Justicia cuando esta se pone en marcha. El martillo pilón no entiende de batallas culturales ni de relatos ni de peleas de lodo; el verdadero martillo pilón va foliando sin descanso hasta que cerca a los presuntos responsables y los convierte en justiciables y los condena si ha lugar. 

Vean ese hermoso presuntos que he colocado en la frase anterior. Presunto no es una palabra talismán que los medios espolvorean sin ton ni son para quedar bien, aunque a veces también. Presunto es la verbalización de que en una democracia nadie es culpable hasta que no se demuestre lo contrario y, fíjense, ni la confesión obra en contra de esa presunción de inocencia. Es lógico, puesto que si la confesión sirviera para condenar, le bastaría a cualquier choro con posibles con pagar a un pardillo para que confesara por él y se comiera el famoso marrón. Confeso es lenguaje inquisitorial. Ya hemos criticado otras veces esa obsesión de las policías por obtener confesiones, como si para eso no bastaran unas hostias tal y como la oscura historia del mundo ha demostrado. 

Presuntos para todos, miren que los periodistas nos la cogemos con papel de fumar, pero sobre todo para los gobernantes y las autoridades. La directiva de la UE 343/2016 sobre Presunción de Inocencia recoge en su artículo 4: “Los Estados miembros adoptarán las medidas necesarias para garantizar que, mientras no se haya probado la culpabilidad de un sospechoso o acusado con arreglo a la ley, las declaraciones públicas efectuadas por las autoridades públicas y las resoluciones judiciales que no sean de condena no se refieran a esa persona como culpable”. Así que no, que tu abogado reconozca dos delitos fiscales en un correo reservado para intentar una conformidad no te convierte en delincuente confeso. No y no. Y no es democrático pretenderlo. Esto no va de defender a nadie sino de defender los pilares del sistema y el Estado de Derecho. Que la Justicia, con su martillo pilón, ya llegará para ese ciudadano también, cuando toque, con todas las garantías, y no cuando al relato político le venga bien. 

Así que tranquilo Alberto y tranquilos todos. Lo de Koldo llegará hasta el final y lo de los Hidrocarburos también. Con garantías. Con los tiempos marcados. Con un método racional y sometido a contradicción. Lo que viene señalando la ley y la Constitución. También la decencia democrática. El del martillo no necesita espontáneos y sabrá sortear las zancadillas. No se empeñen, no les saldrá bien.

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