Una trabajadora cuya empresa recibió el motivo de su baja por aborto: «Me sentí la persona más vulnerable del mundo»

La gestoría envió un parte a sus empleadores, donde explicitaba que había tenido una interrupción del embarazo: «Todo era ya muy doloroso y esto lo empeoró, es una invasión de la intimidad muy grande»

Un agujero en la regulación permite a las empresas saber el motivo de la baja laboral en los abortos y reglas dolorosas

Silvia (nombre ficticio) estaba intentando quedarse embarazada. “Estaba siendo un proceso largo y, bueno, ocurrió”, dice sobre el aborto espontáneo que sufrió y que aún le cuesta nombrar. “Lo cierto es que ni en mi empresa sabían de este proceso, que no tienen por qué, pero nadie conocía en qué punto estaba”, relata la trabajadora a elDiario.es. Cuando se incorporó al trabajo, unos días después y aún afrontando la pérdida, vio en su empresa un papel que le hizo sentir “la persona más vulnerable del mundo”. Era el parte de su baja médica que había mandado la gestoría a sus empleadores. “Aparecía con letras la causa: Interrupción del embarazo”.

“Aparecía claramente el motivo de la baja. Primero ponía un número y abajo, con letras: Interrupción del embarazo. Era el parte que manda la gestoría a la empresa donde trabajo, que siempre los envía, no el parte de la Seguridad Social”, explica a este medio. La trabajadora ha decidido dar su testimonio a raíz de la información publicada por elDiario.es sobre la comunicación que hace la Seguridad Social de ciertos datos que permiten a las empresas conocer el motivo de las bajas en abortos y reglas dolorosas.

“Cuando me pasó esto, fui al hospital antes en varias ocasiones”, recuerda Silvia, ya que tuvo varios sangrados previos. “Me dieron justificantes para el trabajo y yo pedía expresamente que no apareciera nada, que no saliera el motivo, solo que había estado en urgencias”.

“La médica me dijo que la empresa no sabría la causa”

Finalmente, tuvo el aborto. “Puede que mucha gente no lo sepa, pero cuando tienes un aborto espontáneo, si no lo liberas, tienes que tomar una medicación que es muy fuerte. Tienes un dolor, como de regla, pero muy intenso. Te avisan de que vas a tener que estar un par de días en reposo con dolor. Es un dolor físico, pero también emocional. La médica me dio la baja y yo le pregunté si iba a aparecer algo del motivo de la baja a mi empresa y me dijo que no, que eso no aparece”, relata Silvia.

Por eso, unos días después, cuando se incorporó al trabajo y vio ese parte de la gestoría con las palabras “interrupción del embarazo”, Silvia no entendía nada y se vino abajo. “Desde la empresa me habían preguntado si todo estaba bien cuando me dieron de baja. Llevo mucho en la empresa y bueno, se preocupan también por mí. Les dije que era algo personal, que no me apetecía compartirlo, pero que estaba bien”, explica.

Cuando vi ‘Interrupción del embarazo’, me sentí la persona más vulnerable del mundo. Fue como si alguien entrara con las llaves de tu casa y te pillara ahí sentada en el salón, totalmente desprotegida.

Y entonces, ante sus ojos, había un parte que revelaba a sus jefes la experiencia que estaba viviendo en su ámbito personal. “Cuando vi aquello, me sentí la persona más vulnerable del mundo. Fue como si alguien entrara con las llaves de tu casa y te pillara ahí sentada en el salón, totalmente desprotegida. Como si algo que no quieres compartir, de repente… ¡pum!, alguien lo puso en el periódico”, explica la trabajadora. “Me pareció una invasión de la intimidad tan grande… un delito”, dice con la voz temblorosa.

“Todo el mundo se escandalizaba, ¿cómo era posible?”

Silvia explica que también sintió un profundo “enfado”. “Con todo el mundo”. Con su médica, con la gestoría, “que al principio pensé que estaba cometiendo una ilegalidad”,… “Con todo el mundo”, repite. Porque le faltaban respuestas: ¿cómo era posible que la gestoría lo supiera?

“A la gente que se lo comentaba se quedaba escandalizada. ¿Cómo era posible? Nadie sabía cuál era el fallo”. El motivo de las bajas médicas siempre es confidencial de cara a las empresas, como le había dicho su doctora. Los trabajadores tienen el derecho a no informar sobre sus datos de salud y la empresa no debe preguntar al respecto.

Entonces, Silvia acudió al sindicato gallego CIG. “Fue cuando acudí a Susana y les comenté lo sucedido. Porque cuanto menos me parecía algo susceptible de ser analizado. Yo había visto ese papel de casualidad, pero a lo mejor otras mujeres estaban en mi situación y no lo sabían”.

Con la CIG, tirando del hilo, el sindicato y la trabajadora fueron conscientes de que la información partía de la Seguridad Social, una anomalía absoluta. Vieron que se trataba de una de las bajas “especiales” que se había regulado en la Ley del Aborto, aprobada la pasada legislatura: para reglas dolorosas, aborto y final del embarazo (semana 39).

El Gobierno amplió la protección social en estos casos –se cobra desde primer día, frente al cuarto día del resto, por ejemplo–, pero en la tramitación de esta medida la Seguridad Social comunica unos códigos que permiten a las empresas identificar el motivo de las bajas. “Por eso la gestoría ponía un número, pero además en mi caso le informaba a la empresa con letras de lo que significaba”. Una interrupción del embarazo.

“Que hagan un cambio ya, hay más mujeres como yo”

Para Silvia, descubrir que la filtración provenía de la Administración fue “casi peor”. No era una ilegalidad o una filtración de datos misteriosa en su caso concreto. Era algo que le estaba sucediendo a miles de mujeres. “Esto mismo le ha podido pasar a muchas mujeres en sus trabajos y no lo saben, lo que me parece que las hace más vulnerables aún”, teme.

Casi 30.000 mujeres han estado de baja por aborto desde que está en vigor esta Incapacidad Temporal “especial”. “28.188”, responden en el Ministerio de la Seguridad Social a consultas de elDiario.es. Por otro lado, las bajas por reglas incapacitantes alcanzan las “2.183”.

En todo este tiempo sigue habiendo mujeres a las que les pasa lo mismo que a mi. La vida sigue y nadie hace nada. Me parece muy grave

Hace casi un año, cuando la CIG denunció la situación ante la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), Silvia no podía hablar de lo sucedido. “Estaba muy afectada. Ya es difícil asimilar lo tuyo a nivel personal, que es grave, y se suma una cosa más… Si te digo la verdad, casi acabo de baja por esto. En ese momento, ir a trabajar con ese sentimiento de vulnerabilidad, de que la gente te mira y sabe cosas de ti, de tu vida personal… Es difícil de llevar”, explica.

Ahora, le sigue costando hablar de lo vivido, pero ha decidido dar su testimonio tras la publicación de elDiario.es, con la voluntad de que “esto cambie”. “Espero que se pueda hacer una modificación, no creo que sea tan complicado”, sostiene y reclama una actuación rápida. Aunque la ley se hiciera para mejorar las condiciones de las bajas, el resultado “es una invasión de la intimidad enorme”. “Hay que legislar no desde la generalidad, sino pensando en las personas que están pasando por esto”, defiende.

Silvia además es muy crítica con quienes conocían que esta filtración de datos en los centros de trabajo existía, pero no han peleado ni alertado a la ciudadanía, ni a las mujeres para cambiarlo. “En todo este tiempo sigue habiendo mujeres a las que les pasa lo mismo. La vida sigue y nadie hace nada. Me parece muy grave”, recuerda. “Espero que esto ayude a solucionar este tema cuanto antes”.

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