Culto al cuerpo, coches de lujo, misoginia y capitalismo extremo son algunas de las ideas que se difunden en un ámbito digital dominado por las ideas antifeministas al que algunos adolescentes, especialmente chicos, acuden en búsqueda de su identidad y pertenencia al grupo
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“De un día para otro, sin darnos cuenta, mi hijo adolescente empezó a cambiar su manera de vestir y de hablar. Se puso a entrenar a diario en el gimnasio y utilizaba expresiones que al principio no entendíamos: , , … Incluso hablaba del , cuando en casa nunca hemos hecho referencias a eso”. Pamela es madre de un niño de 14 años, un adolescente que hace pocos meses emprendió un cambio que al principio parecía propio de su edad. Lo que empezó a preocuparle a su madre fueron las primeras referencias a ideas machistas y misóginas: “Un día, hablando de sus compañeras de instituto, se refirió a algunas de ellas en tono despectivo porque habían tenido relaciones sexuales con varios chicos. Aunque no lo decía claramente, dejaba caer que tenían menos valor al no ser ‘vírgenes’, y eso sí que me encendió todas las alarmas”, cuenta Pamela.
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