El candidato a la presidencia de ERC asegura que no le temblaría la mano para retirar el apoyo a los gobiernos socialistas, al tiempo que califica la candidatura de Junqueras de «muleta del PSC»
La candidatura “anti-PSC” que puede decantar la balanza entre Junqueras y Rovira en el congreso de ERC
El exalcalde de Vilassar de Dalt, Xavier Godàs (1969), era un político prácticamente desconocido para el público hasta hace un mes, cuando se puso al frente de Nova Esquerra Nacional, una de las candidaturas que aspira a desbancar a Oriol Junqueras como presidente de ERC en el congreso del próximo 30 de noviembre.
Godàs, que rechaza la etiqueta de “rovirista” pese a estar apadrinado por Marta Rovira, es crítico tanto con la anterior dirección del partido como con algunos de los proyectos del Govern de Pere Aragonès. “El Hard Rock, la Copa América o la ampliación del Prat son proyectos que precarizan y no pueden ser el modelo de ERC, asegura el candidato, que avanza que, si gana, propondrá al resto de candidaturas redactar la ponencia política de forma conjunta.
¿Qué balance hacen de la dirección saliente de ERC? ¿Cuáles cree que fueron sus principales errores?
Yo reconozco que la dirección actual ha tenido que afrontar retos muy importantes. Ley de amnistía, lucha antirrepresiva, gobierno de la Generalitat, negociación sobre la investidura de Salvador Illa… Por tanto, los errores creo que se deben al tensionamiento de la coyuntura. Todo ha pasado de golpe y esto ha provocado que la dirección se tuviera que centrar mucho en la política. Y, por tanto, ha faltado tiempo para dedicarse a fortalecer el partido, a poder tener la militancia en línea con el contexto político, y que esto explica, en buena parte, que en este momento Esquerra Republicana necesita abrir un proceso de fortalecimiento y de clarificación política.
¿En qué errores se ha traducido eso, en la práctica?
A mí, más que el error, me interesa más el reto que implica un problema. Un ejemplo. La lucha antirrepresiva se convirtió en una prioridad, porque era necesario proteger a los represaliados y buscar una salida a la situación de la represión. Pero esto tiene una derivada indeseada: que la evolución política del partido está condicionada a la lucha antirrepresiva. Eso implica que el debate político, los acuerdos políticos y la política en general que ha hecho ERC ha estado condicionada al contexto de represión.
¿Oriol Junqueras debía haber dado un paso atrás el día que entró en prisión?
Mi opinión es que desde la cárcel no se puede dirigir un partido.
¿Y Marta Rovira?
Desde el exilio y desde la cárcel se puede influir. Pero es mejor que la dirección política, de forma clara y nítida, sea la que puede ejercer cotidianamente la dirección porque está fuera del ámbito directo de la represión. Y esto ha sido así en otros muchos casos, en procesos de liberación nacional o causas políticas. Mandela no dirigía el Congreso Nacional Africano desde la cárcel.
Godàs es crítico con la gestión de Junqueras al frente de ERC
¿Qué votó al pacto de investidura de Salvador Illa?
Lo he explicado muchas veces. Lo digo porque otros aún no lo han hecho. Yo voté sí al proceso de investidura. Y di unas razones: que el movimiento independentista llega a un momento de bajón en cuanto a apoyos sociales y que no podía perder más. Por tanto, para mí la cuestión clave era temporal. Fuera en agosto o en Navidad, tendríamos igualmente un gobierno del PSC. La prioridad desde mi punto de vista era mantener posiciones y eso implicaba dar ese paso. Con unas exigencias claras en clave de país. Que son las que, de modo general, el partido acordado debe exigir al gobierno de Illa.
Pero en su candidatura también hay quien se pronunció a favor del ‘no’ a Illa.
Es que, en nuestra candidatura, el razonamiento este que te doy yo personalmente contrasta con el de otros compañeros y compañeras que votaron no. Porque la nuestra no es una candidatura de apego. No representamos a la gente que votó sí ni desestimamos a quien votó no, somos gente del sí y del no, pero nos identificamos con un proceso estratégico que va más allá de la investidura de Illa.
El acuerdo de investidura de Salvador Illa es un documento con mucho recorrido temporal. ¿Cuándo cree usted que sería un buen momento para revisar si se está cumpliendo?
Inmediatamente.
¿Qué quiere decir?
Que ya lo hacemos ahora, el grupo parlamentario lo hace en estos momentos, con toda negociación política en clave de gobierno de la Generalitat. Del pacto de investidura –de investidura, que no de legislatura– se hace seguimiento constante y después del 1 de diciembre habrá una comisión de seguimiento exhaustiva en clave de partido para que vayamos verificando que los pasos en lo fundamental del acuerdo se va cumpliendo.
Pero algunos elementos del acuerdo son muy concretos en el tiempo. Por ejemplo, en el ejercicio de 2025 ya se debe recaudar todo el IRPF desde la Agencia Tributaria catalana. Esto ocurre o no ocurre, ¿no es así?
Sí, sí. El pacto marca hitos temporales que deben cumplirse. En caso de que no se cumplan, debe quedar muy clara cuál es la justificación para que todo esto se aplace. Es que, si no, Esquerra se vería constantemente obligada a ser empática con la dificultad de los demás. Y esto se ha acabado. Nosotros hemos hecho esfuerzos de responsabilidad muy importantes y por eso mismo seremos exigentes al máximo. Si no se ejecutan los acuerdos, si no se traducen en hechos, deberemos tomar la decisión de no garantizar la gobernabilidad.
Cuesta pensar en una ERC que deje caer el Gobierno de Pedro Sánchez, ni que sea por un cálculo de coste-beneficio.
Pues pasará, con nosotros sí. Si conviene haremos caer gobiernos, más claro no se puede decir, no nos temblará la mano si no se cumplen los acuerdos. Nosotros no podemos estar sistemáticamente responsabilizándonos de las debilidades de los otros.
Pero eso sería abrir la puerta a un gobierno de derechas.
Nosotros somos una fuerza de izquierdas, por tanto, estamos enfrentados a la derecha y a la reacción. En este sentido, debemos ir con las fuerzas de progreso. Pero lo que no puede ocurrir en ningún caso es que aquí haya una especie de chantaje de carácter emocional por el que el Esquerra siempre debe ceder para salvaguardar el valor absoluto que implica que el PSOE gobierne el Estado contra el Partido Popular y Vox. Si tenemos que ir a la confrontación deberemos ir a la confrontación. Nosotros somos la Izquierda Nacional catalana.
De las cuatro precandidaturas en liza, ¿cuál ve más cercana al PSC y cuál más alejada?
Nosotros somos la candidatura que representa la historia de Esquerra Republicana, que agrupa un segmento de este país de izquierdas, progresista, soberanista e independentista, que conforma un segmento de la población lo suficientemente amplio como para que nosotros capitaneemos este espacio político. Yo diría que la diferencia fundamental es que nosotros seguimos la trayectoria de ERC mientras que otras candidaturas son más una muleta del PSC o de Junts.
¿Quién cree que es una muleta del PSC?
Militancia Decidim, la candidatura de Oriol Junqueras.
ERC debe ser más parecido al PNV como partido y más como Bildu en lo político
¿Y después de Militancia Decidim serían ustedes quienes estarían más cerca del PSC?
Nosotros no tenemos afinidad con el PSC, somos adversarios del PSC. Decimos que Esquerra capitanea el espacio de la izquierda nacional, que confronta con el sector, digamos, progresista sucursalista español y también con la derecha catalana. Este es nuestro espacio político.
El independentismo comprobó en 2017 que no podía ganar inmediatamente, pero había vivido en los últimos años tratando de cronificar el conflicto. ¿Por qué cree que todo esto salta por los aires en 2024?
Yo creo que aún estamos en condiciones de cronificar el conflicto si hacemos política de liberación nacional. Ahora, si hacemos lo que hemos hecho hasta ahora, pues la verdad es que lo tenemos muy mal de cara al futuro. Creo que es una muy mala noticia que el debate político sea sobre si mantenemos o reimpulsamos los liderazgos que han fracasado.
¿Quién ha fracasado? ¿Oriol Junqueras y Carles Puigdemont? ¿Marta Rovira?
Hablemos en plata. El procés tal y como lo hemos conocido colapsa en 2017. No lo digo yo, lo dejan escrito los propios Junqueras y Rovira. A partir del 3 de octubre [de 2017] no hay acuerdo para saber exactamente qué hacer. Hay una ola represiva por parte del Estado y ERC apuesta por la responsabilidad, recuperar las instituciones catalanas, después la lucha antirrepresiva y abrir la vía de la negociación con el Estado.
Pero en todo este proceso, la base social movilizada del independentismo va tomando una posición política de desencanto, de desconexión, se siente engañada, y esto reporta desde el punto de vista electoral un bajón constante de efectivos, y así llegamos a 2024. Todo eso debe revisarse completamente y debemos abrir una nueva etapa de confrontación, que no puede ser sobre las bases de lo que se ha hecho hasta ahora. Y, por tanto, no puede ser con los liderazgos que ha habido hasta ahora, que deben dar un paso al lado.
Aragonès comenzó la legislatura de la mano de la CUP, siguió con Junts y los Comuns y acabó solo con el PSC. ¿Usted entendió la política de pactos del anterior Govern?
Yo creo que el Govern debería haber agotado la legislatura, que es lo que se había comprometido a hacer. Dicho esto, gobernar con un grupo parlamentario de 33 diputados, con Junts abandonando el gobierno a media legislatura, que a mí me parece que esto se ha explicado poco… Las alianzas son necesarias para sacar adelante los presupuestos. Al final es una correlación de fuerzas, el PSC es un grupo importante, de hecho gana las elecciones. Si hay una crítica a hacer al gobierno republicano es no haber sido capaz de negociar a múltiples bandas, una negociación más poliédrica, aunque fuera más costosa.
Dicho esto, también hay movimientos algo extraños, como cuando en Barcelona existe la posibilidad de entrar en el gobierno de Collboni mientras se estaba negociando el presupuesto en la Generalitat. Eso tampoco nos ayuda, ¿no?
Reprocha que el sector de Junqueras negociase un acuerdo en el Ayuntamiento de Barcelona con el PSC que dejaba fuera los Comuns, porque interpreta que eso fue lo que hizo que los Comuns dieran la espalda a los presupuestos de la Generalitat, ¿no es así?
Sí. A mí no me gusta que estas cosas pasen. Por eso otra crítica que hay que hacer es que el partido debe ir más a la una, y es por eso que nosotros decimos que a partir de ahora, si ganamos, nos centraremos en el partido. Yo no me dedicaré a hacer nada que no sea el partido, porque el partido debe marcar posición política y los demás, disciplinadamente, deben seguir las pautas de la doctrina política. En ese sentido, ERC debe ser más parecido al PNV como partido y más como Bildu en lo político.
El Hard Rock, la Copa América o la ampliación del Prat son que precarizan y no pueden ser el modelo de ERC
Hablábamos de los errores del anterior Govern. ¿Usted cree que promover unos Juegos Olímpicos de invierno fue un error?
Sí.
¿Y la Copa América?
También.
¿Y no rechazar claramente la ampliación del aeropuerto?
Sí, sí, también.
¿Y ponerse de perfil sobre el Hard Rock, fue también un error?
Sí.
¿Y cuándo dice que se presenta para ser líder de la CUP?
¿Yo? [Risas] No, no, yo soy de ERC.
¿Y cómo explica que el Govern hiciera todo eso que usted considera un error?
Creo que hay que tener en cuenta que era un gobierno tensionado, con una base parlamentaria muy débil y que estaba haciendo de un ejercicio de responsabilidad que era recuperar las instituciones, gobernar en este país cuando nadie quería gobernar. Porque quedó claro que Junts no lo quería gobernar.
¿No podía gobernarlo sin estar en la foto de la Copa América?
Evidentemente. Es una crítica que yo hago. Se debería de haber dicho en su momento no a la Copa América, y no pasa nada. Igual que sobre el Hard Rock deberíamos haber mantenido un no categórico, y tampoco pasa nada. O sí pasa. Porque hay que tener en cuenta que el PSC puso el Hard Rock sobre la mesa como condición inexcusable para poder tener presupuestos. Cuando esto ocurre y la correlación de fuerzas en política es la que es, una opción era decir: pues hasta aquí hemos llegado. ERC no puede gustar a todo el mundo. Todas estas cosas son proyectos de un modelo de desarrollo centrado en el turismo, y, por tanto, precarizan y no pueden ser el modelo de ERC.
¿Por qué cree que apoyan su candidatura los responsables de proyectos que usted critica? ¿Le genera alguna suspicacia?
No, no me genera ninguna suspicacia. Primero porque ya hace tiempo que nos movemos por los terrenos de la política. Yo he sido un activista durante muchos años de mi vida, pero también he sido alcalde y conozco los dos lados. Y sé que en la actividad política, tu posicionamiento está tensionado por la responsabilidad que tú tienes y por los dilemas que tienes que afrontar. Yo como alcalde he tenido que afrontar muchos dilemas y he tenido que buscar solución a retos complejos, y eso hace que tú mismo vayas modulando tu percepción respecto a qué hacer y cómo hacer algunas cosas.
¿Usted se considera el candidato de Marta Rovira?
No, yo soy el candidato de Nova Esquerra Nacional. Yo no he tenido tiempo de ser rovirista ni junquerista. Ahora, también digo que a mí me parece interesante todo el mundo que toma partido en política, que es un activo.
¿Eso quiere decir que si gana podría invitar a Junqueras a su ejecutiva?
Creo que esto no es creíble.
¿Ni a nadie de su candidatura?
Nosotros estamos por preservar la unidad del partido. Si ganamos nosotros, lo primero que haremos será invitar a todas las candidaturas para redactar juntos la ponencia política del partido. Tenemos que poder hacer un documento conjunto y acordar el qué y el cómo.
Y al revés. Si ganara Junqueras y le ofreciera sumarse a la dirección, ¿aceptaría?
En esta coyuntura Nova Esquerra Nacional estará a disposición del partido. Yo, personalmente, creo que si un alcalde pierde las elecciones lo que tiene que hacer es irse. Un candidato a la presidencia un partido, lo mismo.
Se ha realizado una investigación interna sobre los carteles de Maragall, ¿a usted le ha quedado clara la responsabilidad?
No, pero confío en que quedarán todas las responsabilidades depuradas y de hecho ya ha habido pasos en este sentido. Quiero insistir en que sí ha habido consecuencias personales para cuatro militantes del partido.
Si a usted, que es candidato a la presidencia, no le han quedado claras las responsabilidades, supongo que al militante de a pie aún menos. ¿No es raro que voten sin saber realmente qué ocurrió?
Nosotros como candidatura lo que hemos dicho y le hemos comunicado al partido es que queremos que todo se sepa antes del día 30. Y creo que esto es lo que merece todo el mundo. Pero aquí hay una Comisión de Garantías que determina en función de las novedades y que va pilotando todo este proceso. Si hay más responsabilidades, que eso también está por comprobar, confiamos en que Garantías lo esclarecerá y queremos que lo hagan antes del día 30
¿Usted cree que si la dirección la ejercían conjuntamente Junqueras y Rovira la máxima responsabilidad del caso de los carteles de Maragall recae en ambos?
Pero es que hay un problema en este planteamiento. Marta Rovira asume la responsabilidad política porque se queda en el partido hasta el final, algo que yo le reconozco y le agradezco. Antes preguntabas ¿sois roviristas? Yo no soy ista de nadie, pero a mí desde pequeñito me dijeron que si tú estabas al frente de algo te haces responsable hasta el final, no puedes decir yo estaba allí pero no tenía ni idea. Yo lo que digo es que como presidente puedo asegurar que esto no va a suceder en el partido.
¿Qué trataría de hacer primero usted, trazar puentes con otras izquierdas o con el independentismo?
Lo que priorizaremos inmediatamente es la rearticulación del conjunto del espacio de la izquierda nacional. De ahí que proyectamos durante el 2025 una conferencia de las izquierdas soberanistas, que engloba a ERC, la CUP, una parte de los Comuns, pero también organizaciones muy diversas, candidaturas municipalistas, sociedad civil. Con todo ese espacio es con el que queremos encontrarnos y llegar a acuerdos, tanto como sea posible, para una acción conjunta que debe tener la capacidad de dar un salto adelante a las elecciones de 2027. A la vez, debemos poder trabajar una relación de sinceridad en la agenda nacional con Junts y el conjunto del independentismo.
Antes hablaba de Bildu, que en origen es una coalición. ¿Le gustaría que de esa conferencia con las izquierdas soberanistas saliera una confluencia?
El escenario debe ser completamente abierto. De entrada. Pero a mí me gustaría que toda la potencia de combate que tiene la izquierda nacional de ese país, una izquierda plural y no dogmática, la tuviéramos alineada para ser competitivos en las elecciones y como alternativa de gobierno. Si la pregunta es si me gustaría; sí, me gustaría.