La catástrofe y los errores catastróficos

La fuerza destructora de la DANA era irremediable, ha llovido como nunca, lo que sí pudo evitarse fue la desmesura de los efectos. Luego vino marear para exculparse. 272 muertos al alza y 1.900 desaparecidos. Compartimos la angustia e indignación de los valencianos, admirados por su coraje solidario

. “En mi país la lluvia no sabe llover. O llueve poco o llueve demasiado. Si llueve poco es la sequía. Si llueve demasiado es la catástrofe” cantaba Raimon en 1984. Valenciano, de Xàtiva, acertó a definir esa característica que se ceba con su tierra cada cierto tiempo. Estos días, cuentan, se está convirtiendo en un himno para los valencianos.

Al meu país la pluja no sap ploure

Pero esta vez no es lo mismo que ha sucedido tantas otras. La destrucción de esta DANA la convierte en una de las mayores catástrofes que ha sufrido este país. No ha venido sola, sino con errores fatales. Cuatro días después sigue el barro inundando las calles de la zona cero y apenas lo están sacando de las casas, los enseres, los vehículos que arrastró la corriente, amontonados en amasijos. Las vidas. Sobre todo las vidas en un balance inabarcable para las emociones. En Valencia (hay otras comunidades afectadas en mucha menor medida) se ha llevado las de casi 300 personas de momento (hay 70 cadáveres pendientes de su levantamientro oficial) y este viernes. 600 personas más han sido localizadas y salen de esa fatídica lista: 1.900 desaparecidos aún, es sobrecogedor. Tantas historias detrás.

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