La UME inicia las tareas de rastreo de supervivientes y limpieza, desde la zona del polígono industrial La Pahílla y barranco abajo, con 19 voluntarios asistidos al resultar intoxicados por una fuga de monóxido de carbono cuando limpiaban una planta baja
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Chiva es uno de los puntos críticos de la catástrofe de la DANA. El barranco del Poyo atraviesa el municipio y su caudal experimentó una crecida relámpago como consecuencia de las lluvias torrenciales aguas arriba: “Empezó a desbordarse a las 13.30 horas y a las 15.00 horas esto ya fue un caos. Nadie nos avisó de nada hasta que llegó el mensaje a los móviles pasadas las 20.00 horas, cuando ya estábamos refugiados en casa del vecino”.
José Ángel Pérez, de 45 años, vivía en una casa de planta baja en una calle que bordea el barranco y describe así la rápida crecida del agua. Según cuenta, estaba con sus cinco hijos y cuando empezó a inundarse el inmueble pudieron escapar por “una puerta lateral que da a la escalera del edificio”. Afirma que lo han perdido “todo” y que de momento están alojados en un hotel costeado por el Ayuntamiento. Sobre sus necesidades y el papel de los políticos, el mensaje es claro: “Son todos unos sinvergüenzas, hacen falta medios, más efectivos del ejército, con 500 no hay ni para empezar. No paran de sacar gente con excavadoras, en el polígono habrá 2.000 coches y ni se sabe cuántos fallecidos”.
José Ángel Pérez, junto a su mujer, en la puerta que les salvó la vida.
Según ha comprobado in situ elDiario.es, la situación del municipio es crítica en cuanto a destrozos, pero está algo más controlada que en las zonas afectadas de l’Horta Sud. El Ayuntamiento organiza a los voluntarios en la plaza de la casa consistorial y reparte alimentos, agua, mascarillas o botas de agua. También diferentes asociaciones, como la peña del Torico de Chiva, realizan comidas populares en diferentes puntos para vecinos, fuerzas de seguridad o voluntarios.
Sin embargo, el rastro de la devastación es evidente en los aledaños del barranco, en el entorno de la iglesia y en el polígono industrial La Pahílla, donde se centran las labores de limpieza, desescombro y retirada de vehículos completamente destrozados.
La madre de Isabel Mora, de 42 años, vivía en una casa que daba a la calle contigua al barranco. La parte de la calle aledaña a su casa ha desaparecido y la vivienda también: “No hay casa, está media casa, la fachada, pero no hay casa. Empezó a llover mucho, mi madre estaba muy preocupada porque tenía goteras. Bajé a ayudarla sobre las 16.00 horas y al poco tiempo el barranco estaba desbordado. Le dije a mi madre, que tiene 79 años, que nos fuéramos o nos ahogaríamos. Mi madre no quería irse, pero la cogí del brazo, la llevé al coche y salí pitando que no sé ni cómo pudimos salir, el agua nos llegaba hasta la ventanilla. Fuimos a mi casa con mis hijos, vivimos en una urbanización que está más alta. No sé ni cómo estamos vivas”.
Isabel Mora muestra dónde estaba la casa de su madre.
La Unidad Militar de Emergencias (UME) inició este viernes las tareas de rastreo de supervivientes y limpieza, desde la zona del parque empresarial y el barranco, donde fueron arrastrados numerosos coches desde la autovía A-3. El panorama en el acceso al recinto industrial es dantesco. Calles repletas de barro y vehículos de todo tipo, incluido camiones, volcados en los márgenes. Varias unidades del ejército se afanaban limpiando con maquinaria pesada las calles y naves más perjudicadas.
El suministro eléctrico y de agua se ha restablecido en el núcleo urbano desde la noche del viernes, aunque sigue habiendo cortes puntuales del servicio. Miguel Ángel Bolinches y Alicia Orozco son los propietarios de Mosquistop. Cuentan con 25 trabajadores y con una enorme nave repleta de barro, de maquinaria y de material que ha quedado inservible: “Calculamos unos daños valorados de un millón de euros. Se desprendió una parte de la montaña sobre la nave que nos hizo un enorme boquete por el que entró todo el agua y el barrio, incluso un árbol entero. Aquí tenemos más de 60 voluntarios de todas partes ayudando a limpiar. Necesitamos medios, una excavadora y maquinaria para retirar todos los desperdicios”.
Miguel Ángel Bolinches y Alicia Orozco, propietarios de Mosquistop.
El Ayuntamiento de Chiva insistía en que sigue necesitando gasoil y enseres para la limpieza como escobas, palas o escobones. Entre las prioridades en la ayuda, urgen a restablecer el suministro eléctrico en la urbanización Olimar. También el pozo de la Solana necesita reparación porque sigue averiado y está funcionando gracias a grupos electrógenos que están fallando puntualmente. Además, manifestó su enorme agradecimiento a todos los efectivos, tanto voluntarios como del ejército y de las fuerzas de seguridad, que se están acercando en masa a ayudar.
Voluntarios intoxicados
Un total de 19 voluntarios resultaron intoxicados por monóxido de carbono, de ellos dos graves, en un garaje de la localidad valenciana de Chiva mientras realizaban labores de limpieza por los efectos causados por la dana.
Fuentes de la Guardia Civil informaron de que el suceso ocurrió en torno a las 14.30 horas en un garaje situado en la calle Ramón y Cajal de la localidad, al parecer por la mala combustión de un motor de la bomba de desagüe. Algunos de los afectados han tenido que ser atendidos en el centro de salud de Chiva.