En septiembre de 2007, una riada torrencial inundó la ciudad de Alicante y una decena de pueblos linderos. La gota fría provocó el desbordamiento de dos ríos y de varios barrancos de la comarca de la Marina, dejando una postal de destrucción similar a la que . El evento meteorológico interpeló a los ingenieros y técnicos del ayuntamiento de la ciudad y de la empresa a cargo de la gestión del agua. “¿Qué obra de infraestructura podemos llevar a cabo para evitar futuras inundaciones?”, fue la pregunta que se lanzó sobre la mesa durante los años posteriores. En marzo de 2015, Alicante inauguró el primer parque urbano inundable de España.