Víctimas de una compraventa fantasma de casas en un camping de Cartagena: “Es un proceso de gentrificación de libro”

Después haber adquirido, hace años, inmuebles sin base legal al Complejo Náutico El Portús por grandes sumas de dinero, los vecinos que todavía resisten viviendo en el camping se enfrentan a la amenaza de una expulsión inmediata perpetrada por un fondo buitre

Un camping naturista de Cartagena pretende desalojar a 400 personas tras haberles vendido casas durante 40 años

“Estoy empadronada en El Portús desde hace muchos años. Tengo un trabajo en Cartagena, pero gano muy poco y no tengo suficiente dinero para irme a otra casa. No tengo adónde ir”. Sabrina Simon ha vivido en su casa del Complejo Náutico El Portús, un camping transformado en una especie de pueblo en la costa oeste de la ciudad portuaria, durante los últimos 30 años. Desde hace un poco más de tiempo, unas cuatro décadas, el camping se ha dedicado a construir y a vender a particulares casas sin sustento jurídico ni escrituras ni registro de la propiedad. Lo ha hecho, en todo momento, al margen de la ley de la Región de Murcia. 

Simon vive en El Portús desde que su padre, que había llegado de Francia con la familia, compró una de las viviendas que la misma empresa gestora del camping ofertaba, como si fuese una inmobiliaria, en un pormenorizado catálogo con precios y descripciones que las presentaban como “tu nuevo hogar”. Cuando éste falleció, en 2004, la casa pasó a nombre de la hija. Primero su padre, después Sabrina Simon, ambos fueron pagando una cantidad considerable de dinero al Complejo durante todos esos años para poder permanecer allí. Porque, además de actuar como una promotora fantasma, el Complejo Náutico les ha cobrado a esos mismos particulares que les compraban las casas un arrendamiento anual de la parcela, como si en lugar de haber adquirido un inmueble estuvieran alojados de forma temporal en una tienda de campaña o en una autocaravana.

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