La V-30 y la V-31 son a València lo que la M-30 a Madrid. Justo tras ese anillo, el agua se lo llevó todo el martes 29 de octubre en l’Horta Sud, donde viven, y ahora sobreviven, unas , casi tres veces la ciudad de València. Desde ese día, los supervivientes se las han arreglado para salir y entrar de sus pueblos pisando fango o para ir a recoger agua y comida a otros municipios cuando hacía falta. Todo a pie o, los más afortunados, en bici. Los núcleos urbanos están a día de hoy impracticables y llenos de barro, con coches y enseres arrastrados por la riada. La única alternativa que han tenido ha sido caminar, durante horas a veces, para llegar a casa de padres, hermanas, amigos o a buscar suministros básicos. Desde el lunes, Paiporta tiene un servicio de lanzadera, ya desbordado. Este miércoles,