Periódicamente la vida nos ofrece lecciones que luego no sabemos convertir en enseñanzas. Es lo que pasó con la gran recesión, luego con la pandemia y puede suceder de nuevo con la catástrofe desencadenada -que no causada- por la DANA
Cuesta escribir mirando al futuro cuando aún están muy presentes los impactos de una catástrofe humanitaria de estas dimensiones y las prioridades se sitúan en las imprescindibles respuestas inmediatas. Pero lo urgente no debería ser la coartada para eludir responsabilidades -políticas y judiciales- ni para soslayar la reflexión sobre las muchas lecciones que nos ha dejado la DANA y como podemos convertirlas en enseñanzas colectivas.
Estamos obligados a hacerlo si no queremos que vuelva a suceder lo de siempre. Periódicamente la vida nos ofrece lecciones que luego no sabemos convertir en enseñanzas. Es lo que pasó con la gran recesión, luego con la pandemia y puede suceder de nuevo con la catástrofe desencadenada -que no causada- por la DANA.
Estas son algunas de las lecciones que me parece divisar.