Si hay una señal de que algo no va bien es el silencio. En el caso del Gobierno valenciano, resulta especialmente esclarecedor el de la consellera de Justicia e Interior, Salomé Pradas, competente en Emergencias. El suyo y el que se cierne sobre ella. No hay cargo en el Ejecutivo valenciano que la defienda en público, y en privado, las críticas son demoledoras. Se la responsabiliza de la inoperancia del Centro de Coordinación Operativa Integrado (Cecopi), órgano que preside, de apartar a su equipo por desconfianza y