Olvidarse el riñón encima de la mesa

¿Nos salimos o no de X? No lo sé. Personalmente, admiro mucho a los que no se rinden y se quedan ahí para seguir colgando buena información o visibilizando heridas que los periódicos desatienden; para seguir luchando hasta el último minuto, en fin, en una habitación asfixiante que se parece cada vez más, en la derecha y en la izquierda, a un mingitorio público y un matadero zombi

Hace ahora tres semanas dejé de entrar en la red X, huyendo no de insidiosos bulos y venenosos fakes sino –digámoslo así– de “los nuestros”, capaces a menudo de crear una atmósfera tan irrespirable como las ultraderechas y sus bots explosivos. Ahora me entero de que la degradación de este espacio virtual, en manos de los algoritmos de Musk y sus huestes de asesinos digitales, ha llevado al diario a anunciar, a través de su director, su retirada de la red social; anuncio al que ha seguido una cascada de defecciones de periodistas relevantes y miles de usuarios activos cuya decisión ha generado una lógica polémica. ¿Hay que salirse o quedarse?

La Vanguardia

No lo sé. Pienso en voz alta. Si X es una casa, sin duda conviene mudarse a otra habitación más confortable y mejor caldeada donde sea posible mantener una conversación sosegada entre amigos; y donde sea posible razonar y polemizar sin insultos.

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