El peligro no es (solo) que haya nazis, odio y bulos en X

Entiendo a quienes dicen que marcharse de X, sin más, supone regalarle a la ultraderecha ese espacio de información y debate. Entiendo a quienes argumentan que las otras redes no son la panacea de la libertad y la independencia. Por eso, creo que la marcha de X debe ser coordinada y acompañada de otras medidas

Irse o no irse de X. Ese es el debate que no cesa desde que el multimillonario ultraderechista Elon Musk compró Twitter y que se ha intensificado tras el triunfo electoral de Donald Trump. Se trata de una disyuntiva compleja, en la que las dos opciones tienen ventajas e inconvenientes. Pese a ello, yo apuesto por un abandono coordinado de esta red y voy a intentar explicar mis motivos.

Empiezo por el final, por el argumento que, creo, más debería pesar a la hora de decidir. Musk controla los algoritmos, las tripas de los programas informáticos que rigen el funcionamiento de la red social, decide lo que quiere que veamos y lo que no, elimina seguidores, bloquea cuentas… Estando en X, estamos en sus manos. No se trata (solo) de que en esa red social haya muchos nazis. No se trata (solo) de que haya impunidad para criminales, pederastas, generadores de odio y buleros. El problema es que las reglas y el tablero del juego que compartimos con esa gentuza lo maneja uno de los líderes de la entente ultraderechista mundial. Un tablero y unas reglas que, además, son opacas. No es una partida de cartas en la que vemos que nos están haciendo trampas; es un juego virtual en el que no somos conscientes de cuándo y hasta qué punto nos están engañando.

Ya en estos últimos meses hemos comprobado cómo nos aparecen tuits de usuarios a los que no seguimos y hemos dejado de visualizar la actividad de algunos de nuestros referentes. Hemos confirmado que nos desaparecen seguidores y que dejamos de seguir, misteriosamente, a cuentas que nos interesaban. Hemos visto cómo siempre se nos recomienda hacer a agitadores ultras y se nos cuelan contenidos repugnantes. Junto a la experiencia parcial, que es la personal, existen numerosos estudios e informaciones que demuestran la manipulación llevada a cabo por Musk, vía X, durante disturbios raciales, como los ocurridos el pasado verano en el Reino Unido, o en la pasada campaña electoral estadounidense. Es solo la punta del iceberg de lo que está ocurriendo y que no vemos. Es solo un aviso de lo que Elon puede llegar a hacer mañana, la próxima semana o en el momento que él decida. 

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