Que el entorno de las víctimas debe denunciar la violencia machista es un mensaje que en los últimos años se ha convertido en un habitual de las campañas institucionales que buscan combatirla. El llamamiento tiene sus motivos: es ínfimo (un 1,8%) el número de denuncias presentadas por familiares o allegados a pesar de que no es poco frecuente se oigan los “se veía venir” o “todo el mundo lo sabía”. Sin embargo, la complejidad de este tipo de violencia y sus características, que la alejan de la imagen estereotipada de víctima con un ojo morado, puede hacer sentir a quienes están a su lado que no pueden hacer nada o dudar de hasta dónde llegar.