Un día como un tiempo de “progreso y reconciliación” y al siguiente . Es lo último de la semana, pero ha habido, desde que llegaron a la arena política, infinidad de gestos y expresiones que asustan. Mucho. Lo suyo es el lenguaje soez, insultante, de macarra de discoteca, intimidatorio y siempre violento. Lo esparcen entre las paredes del hemiciclo y, luego, lo vomita su clac en las redes sociales.