Los socialistas evitarán el choque por la financiación autonómica para «salvar a Illa y el pacto con ERC», pasarán de puntillas sobre el debate ideológico y tratarán de resolver las lagunas de la ponencia sobre Memoria e Inmigración. Chaves y Griñán reaparecerán tras años de ostracismo en el partido y suplirán la ausencia de González
La asesora de Moncloa respondió a Lobato de dónde salía el correo con la confesión de la pareja de Ayuso: “Porque llega, la tienen los medios”
A lo largo de la historia del socialismo siempre se ha dicho que cuando la federación madrileña estornuda, el PSOE entero se constipa. Será por aquello de que fue en una céntrica taberna de la capital donde en 1879 se fundó el partido, aunque su congreso inaugural se celebrase en Barcelona. O será porque antaño, como ahora, Madrid es el centro neurálgico de la política. O será porque las diferentes direcciones federales siempre creyeron que la conquista del poder institucional en Madrid era una causa nacional. A saber.
La leyenda cuenta que Pablo Iglesias, fundador del partido, se lamentó en su lecho de muerte de no haber podido arreglar la organización en Madrid y también que, a finales de los 70 del pasado siglo, el socialista catalán Josep Maria Triginer, consejero de Josep Tarradellas, utilizó como excusa ante el president de la Generalitat una crisis en la extinta Federación Socialista Madrileña para no acudir una reunión. “Si es por eso, no hace falta que vaya usted. Los socialistas de Madrid están en crisis desde 1931”, le respondió el molt honorable.
El espasmo de la dimisión de Juan Lobato como secretario general del socialismo madrileño y los motivos que le han empujado a ello han convulsionado al partido de Pedro Sánchez en los días previos a su 41º Congreso Federal que se celebra bajo el lema “España avanza por la izquierda”. Lo cierto es que ya andaban en ebullición los socialistas mucho antes de la abrupta dimisión de Lobato. Por Aldama, por la asesora de Begoña Gómez, por la imputación del hermano de Sánchez, por la del fiscal general y por una ristra de togados convertidos en la verdadera oposición política.
A los de la calle Ferraz les ha resultado imposible blindarse de noticias ajenas al cónclave. De hecho, durante las primeras horas del viernes, todos los ojos y todos los oídos estaban pendientes de lo que sucedía en la madrileña plaza de las Salesas, sede del Tribunal Supremo, donde Lobato declaraba como testigo en la causa contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por los wasaps que cruzó con la ex jefa de Gabinete de Óscar López y protocolizó en una notaría para cubrirse las espaldas ante la filtración de datos personales del novio de Ayuso.
Y mientras se acreditaban los más madrugadores compromisarios, se supo que la declaración de Lobato, para muchos de los allí presentes, “había parido un ratón”. Una “bufonada”, en palabras de uno ministro socialista, para quien la publicación de los polémicos wasaps “no solo no arroja ninguna prueba de que la Moncloa tuviera el polémico correo antes que los medios de comunicación, sino que en ellos Pilar Sánchez Acera se muestra cauta y alerta de que no se difundan datos personales”.
“Ha acabado con su carrera política por esto. Lo único que demuestra todo esto es que teníamos un líder en Madrid muy poco espabilado”, añade el mismo interlocutor. Otro ministro muestra una seguridad absoluta de que el hilo que pretenden establecer Isabel Díaz Ayuso y la derecha madrileña entre la Moncloa y la Fiscalía “nunca existió”, que “no hubo revelación de secretos alguna” y que el correo que se cruza ya había sido publicado antes por los medios de comunicación.
No todos lo tienen tan claro, pero nadie lo expresará así durante este fin de semana en el que los socialistas no harán otra cosa más que cerrar filas con Pedro Sánchez y su Gobierno ante la ofensiva judicial, política y mediática de la derecha. Tanto es así que se da por descontado que el debate ideológico pasará a un segundo, tercer o cuarto plano. También el de las enmiendas sobre la financiación autonómica después de que el president de la Generalitat se haya empleado a fondo en convencer a los diferentes barones de que “Catatunya ha vuelto para quedarse”.
“Hay que salvar a Illa y el pacto con ERC”, reconoce uno de los 1.000 compromisarios que participarán en el cónclave, que aventura también que con las aportaciones de las federaciones se tratará de subsanar la ausencia de referencia alguna a asuntos nucleares como la memoria democrática o la inmigración.
El de este fin de semana es el primer Congreso Federal del PSOE al que no asistirá Felipe González, el primer secretario general que tuvo el partido ya en democracia. Quien fuera presidente del Gobierno de España durante 14 años declinó la invitación que, según su relato, llegó cuando ya tenía previsto un viaje fuera de España. Sea cierto o no, la dirección ha querido con la presencia de Manuel Chaves y Pepe Griñán este sábado en el plenario, explicitar que no todo es tensión, ni crítica, ni ofensa entre las distintas generaciones. Los dos expresidentes de la Junta regresan al PSOE tras años de ostracismo por la sentencia de los ERE. Y lo hacen encantados de que su partido les reserve en esta ocasión el puesto que nunca debieron perder y se reconcilie así con su pasado.
Los que no faltarán en las intervenciones de quienes tomen la palabra entre hoy y mañana, a tenor de lo que adelantó este viernes la vicepresidenta María Jesús Montero, serán reproches contra Feijóo y su forma de oposición. Nunca en España, como hasta ahora, se habían traspasado tantas líneas rojas en el legítimo combate político, y lo que los socialistas ven en el presidente del PP “es un discurso golpista” contra su secretario general.
La también ‘número dos’ del PSOE se pronunciaba así en un encuentro con los medios junto al secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, y el secretario general del PSOE andaluz y portavoz socialista en el Senado, Juan Espadas, en el marco de una visita previa al escenario del congreso. ¿Golpista? Se refería a unas declaraciones de Feijóo en las que animó al PSOE a echar a Sánchez y aprovechó para recordar que al secretario general lo eligen todos sus militantes porque “el PSOE es un partido democrático. Y además lo llevamos a gala”.
Cambios en distintas federaciones
Lo que pretenden a toda costa, en todo lo que respecta al asunto Lobato y la imputación del fiscal general, es que nadie se desvíe del origen de este caso, y que es la situación procesal del novio de Isabel Díaz Ayuso, quien “miente sobre la situación de su pareja” y sobre las aclaraciones que aún no ha dado respecto al ático en el que vive, que presuntamente fue pagado con recursos procedentes de un fraude fiscal ya confesado por él mismo.
Todo esto no estaba previsto que entrara en el guion de un Congreso convocado, sobre todo, para repensar el proyecto político del PSOE –algo que queda pendiente– y reelegir a Sánchez por cuarta vez secretario general para que no haya duda de que seguirá al mando. Sin embargo, ahí está, en todas las conversaciones de los delegados. Primero fue inevitable que la organización rebajara el boato y la fiesta, a modo de las convenciones americanas de los demócratas, como consecuencia de la tragedia de la DANA a su paso por Valencia. Y con la salida de Lobato de la secretaría general del PSOE de Madrid se precipita el debate también sobre el relevo de varios liderazgos territoriales que Ferraz pretendía frenar hasta principios de año. Madrid no será la única federación donde habrá cambios, como anticipó ya hace meses elDiario.es.
Donde no se esperan grandes modificaciones es en la Ejecutiva Federal, más allá de algunas incorporaciones en las vocalías desde los territorios. Sánchez mantendrá a su actual núcleo duro, incluidos María Jesús Montero en la vicesecretaría general y Santos Cerdán en Organización, a pesar de que hayan sido señalados en sede judicial por el presunto corrupto Aldama.