La ‘fala’, una reliquia lingüística en el norte de Extremadura

Es la lengua materna de los habitantes de Valverde del Fresno, Eljas y San Martín de Trevejo, tres localidades extremeñas del valle del Jálama, en la frontera natural entre Cáceres, Salamanca y Portugal

El español de Nuevo México: una variedad en peligro de extinción

Decía el escritor brasileño Joao Guimaraes Rosa que “todos los idiomas son restos del antiguo misterio”. Esta hermosa frase parece escrita para referirse a la fala, lengua materna de aproximadamente 4.500 habitantes que residen en tres municipios del norte de la provincia de Cáceres y cuyo origen es incierto.

La fala tiene un nombre propio en cada uno de los pueblos: valverdeñu en Valverde del Fresno; lagarteiru en Eljas; y mañegu, en San Martín de Trevejo. Por parte de sus hablantes, es poco frecuente el uso de la terminología “a fala”, que queda más bien reservada al ámbito lingüístico y a la necesidad de etiquetar las tres variedades a la vez.

Para definir con más precisión qué es la fala y si se puede determinar un origen fidedigno, hablamos con Miroslav Vales, un lingüista y profesor universitario checo que, por casualidades del destino, es una de las personas que más la ha estudiado: “Se trata de una lengua del subgrupo iberorromance de las lenguas romances y su clasificación más exacta está sujeta a discusión lingüística. Las investigaciones sobre la lengua incluyen una infinidad de hipótesis sobre su origen, pero ninguna está probada. La historia de cómo surgió sigue siendo un misterio. Para mí, es una lengua románica”.

Según Vales, a sus hablantes no les gusta cuando se etiqueta a su lengua como de origen gallego, portugués o asturleonés. Las teorías sobre su procedencia desembocan en uno de esos tres idiomas, amparándose en diversos episodios históricos que no han podido demostrarse claramente. “Además, estas personas se sienten profundamente valverdeñus, mañegus y lagarteirus, y su lengua materna las ayuda a expresar su singular identidad”, añade.

“Pensu, iscribu, soñu i me idintificu in lagarteiru” (pienso, escribo, sueño y me identifico en lagarteiru), afirma María Luisa Domínguez, vecina de Eljas y miembro de la Asociación Cultural U lagartu verdi, entidad que nació para preservar y fomentar esta pequeña joya lingüística.

Para Domínguez, la fala es muy importante desde el punto de vista sentimental y cultural: “Es la esencia de nuestras raíces, el tesoro que nuestros antepasados han conservado y nos lo han transmitido de generación y generación y que nosotros seguimos legando a nuestros hijos: seguimos luchando para que se conserve”.

De transmisión puramente oral, la fala es una de las lenguas minoritarias de Europa con más vitalidad, y alrededor del 80% de los habitantes de todas las generaciones de los tres municipios la usan en su vida cotidiana: con su familia, vecinos, en el comercio, en los bares…


Asociación cultural U Lagartu Verdi

Sin embargo, esta vitalidad está seriamente amenazada por la situación demográfica (población envejecida y tasa de natalidad muy baja), por el contacto intensivo con el castellano y por los factores económicos que limitan las posibilidades de la gente joven para establecerse en la zona.

La escasez de documentos escritos se suma a las dificultades para preservar esta lengua a largo plazo. Paradójicamente, nuevas plataformas como WhatsApp están propiciando que se generen más testimonios escritos: “Como es un poco la mezcla de oral y escrito, hay gente que está comunicándose en fala por este medio”, asegura Vales.

Salvar una lengua amenazada

En la lucha por su conservación, el investigador checo publicó un diccionario en 2021, después de tres años entrevistando a gente de los tres pueblos y haciendo una labor casi arqueológica para encontrar textos disponibles en las tres variedades.

“En lagarteiru fue más fácil porque existe una revista cultural, Anduriña, que se publica anualmente, y hay alguna que otra obra de teatro. En las otras dos variedades fue bastante complicado. En mañegu, el escritor Domingo Frades, ya fallecido, fue la única persona que publicó algo. Y en valverdeñu, hay un librito de cuentos que se publicó en 2019 y poco más”, explica Vales.

Miguel Ramos, presidente de la Asociación Cultural U lagartu verdi, cree que la fala puede ser un polo de atracción turística y, de esta manera, sumar otra opción para preservarla: “Que aquí se mantenga una lengua de transmisión oral durante nueve o diez siglos, en tres pueblos tan cercanos y con tres variedades diferentes, no se da en ninguna de las lenguas minoritarias de Europa”.

U lagartu verdi es la encargada de publicar la revista anual Anduriña, además de representar obras de teatro costumbristas en las que actúan personas de todas las edades, lo que sirve para fomentar la participación ciudadana y la transmisión cultural de los más mayores a las nuevas generaciones.

Hasta ahora, la fala no ha logrado el estatus de lengua oficial, ya que el Estatuto de Autonomía de Extremadura no menciona ninguna lengua minoritaria. El único reconocimiento que ha recibido por parte de las instituciones es la declaración de “Bien de Interés Cultural”, en el año 2001.

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