Una escapada para huir del frío: siete islas europeas donde el invierno es cálido y asequible

Madeira, Malta, Chipre, Creta, las Azores, Ischia o Lanzarote pueden ser el refugio perfecto si este invierno quieres cambiar el abrigo y el bullicio navideño por paisajes costeros y una desconexión total

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Si no te gusta que el invierno sea sinónimo de abrigos, bufandas y cielos grises, siempre hay alternativas. Y no hablamos de migrar a África como las aves, sino que sin salir de Europa encontramos destinos donde el sol puede seguir brillando con fuerza. En concreto, islas donde las temperaturas son más agradables y la tranquilidad está asegurada. Además, diciembre suma a su atractivo un aire festivo diferente, con tradiciones navideñas que se mezclan con paisajes rurales y una deliciosa sensación de desconexión lejos de las abarrotadas calles comerciales de las grandes ciudades. 

¿Y lo mejor? Islas que no solo son cercanas, sino también asequibles. Quizá el agua del mar no esté para bañarse –aunque siempre hay valientes que lo intentan–, pero podrás pasear por playas desiertas, disfrutar de una gastronomía ligada al mar y relajarte al sol mientras el resto del continente se abriga frente a la chimenea.

Lanzarote, España

Lanzarote es mucho más que playas, es un lugar de otro mundo. Sus paisajes volcánicos, moldeados por erupciones pasadas y no muy lejanas, te harán sentir como si estuvieras paseando por Marte. Con temperaturas que rondan los 20 grados incluso en invierno, podrás explorar cómodamente lugares como el Parque Nacional de Timanfaya o seguir los pasos de César Manrique por el Jardín de Cactus, el Mirador del Río, la Casa-Museo del Campesino o los Jameos del Agua.


Los viñedos de La Geria, en Lanzarote.

El invierno también es ideal para recorrer las bodegas de La Geria, donde se producen vinos únicos gracias al cultivo de las viñas en conos hechos en el lapillo volcánico. Y si buscas tranquilidad, playas como las de Papagayo están casi desiertas en esta época del año, y más aún si preferimos la inmensidad del arenal de Famara. 

Madeira, Portugal

Madeira es el jardín flotante del Atlántico. Aunque es famosa por sus flores y vegetación exuberante, en invierno la isla se transforma, especialmente durante las fiestas navideñas. La ciudad de Funchal se ilumina con miles de luces y su mercado navideño es perfecto para probar la poncha, la bebida típica de la isla.


Madeira, el jardín flotante del Atlántico.

No puedes perderte los fuegos artificiales de Nochevieja en Funchal, considerados entre los mejores del mundo. Tanto, que en 2006 entraron en el Libro Guinness de los récords. Y para los más activos, Madeira ofrece senderos espectaculares, como los que recorren sus famosas levadas (antiguos canales de riego). Si el tiempo lo permite, también es un buen momento para avistar ballenas y delfines en sus aguas.

Malta

Con su mezcla única de culturas, Malta es un destino que combina sol, historia y tradiciones navideñas muy especiales. Si bien es cierto que en esta época del año las temperaturas no son especialmente cálidas, sí mantiene una media que ronda los 16 grados, sin grandes variaciones, ideal para pasear por sus calles empedradas sin el calor sofocante del verano.


El pueblo de Marsaxlokk, en Malta.

En Navidad la isla se vuelca con las fiestas. No te pierdas el Belén viviente de la localidad de f’Ghajnsielem, en la isla vecina de Gozo, que alcanza ni más ni menos que 20.000 metros cuadrados. También puedes explorar La Valeta y sus fortificaciones, o disfrutar de la tranquilidad de las playas o pueblos pesqueros como Marsaxlokk, perfectos para sumergirse en la gastronomía local con sabor a mar.

Chipre

Chipre es una isla de contrastes que combina playas mediterráneas con montañas nevadas en invierno. Aunque sus temperaturas se mueven entre los 16 y los 18 grados en la costa, también puedes disfrutar de un toque invernal en el monte Olimpo, donde incluso es posible esquiar si echas de menos el frío de la nieve.


Ayia Napa, en Chipre.

En Paphos, un destino costero con muchos siglos de historia, encontrarás un ambiente navideño relajado, ideal para visitar sus ruinas romanas o disfrutar de una cena junto al mar. Por otro lado, Larnaca y Limassol ofrecen paseos tranquilos por el puerto, mercados locales y una oportunidad de descubrir la auténtica hospitalidad chipriota.

Creta, Grecia

Creta es la mayor de las islas griegas y con una de las ofertas más diversas. Aunque en verano se ve invadida por miles de turistas, en invierno la isla ofrece una atmósfera diferente, con pueblos tranquilos, montañas nevadas y tradiciones locales que se mantienen vivas.


Palacio de Cnosos, en Creta.

Si te gusta el senderismo, el invierno es perfecto para explorar las gargantas de Samaria o Imbros, donde la ausencia de calor facilita las caminatas. También puedes perderte en pueblos como Chania, con sus calles adoquinadas y su puerto veneciano del siglo XIV, que invitan a disfrutar de una comida típica con vistas al mar. Y aunque no sea época para nadar en la playa, la costa sur suele ser más cálida y agradable, perfecta para sentarse en la arena a escuchar las olas.

Islas Azores, Portugal

Las Azores son un rincón privilegiado del Atlántico, perfecto para quienes buscan tranquilidad y naturaleza en cualquier época del año. En invierno, el clima es templado y los paisajes están más verdes que nunca. Cada isla tiene su propio encanto, pero São Miguel, con sus lagunas volcánicas y aguas termales, es un lugar imprescindible.


Los paisajes de Azores.

En diciembre las pequeñas localidades celebran conciertos navideños y mercados tradicionales, donde puedes probar delicias locales como el bolo lêvedo o quesos artesanales. Y si eres amante de las actividades al aire libre, los senderos por paisajes volcánicos o las piscinas naturales de aguas calientes son experiencias que no te deberías perder.

Ischia, Italia

Si buscas desconectar este invierno, Ischia es el destino perfecto. Esta isla italiana, famosa por sus aguas termales, ofrece naturaleza, gastronomía y sobre todo mucha tranquilidad. Aunque las temperaturas son frescas, no son frías y rondan los 15 grados de media. De manera que las aguas calientes al aire libre son un placer en cualquier momento, y más en esta época del año.


El Castello Aragonese, en Ischia.

Ischia también es ideal para explorar su costa escarpada y sus pequeños pueblos, como Sant’Angelo, con calles estrechas y sinuosas, casitas blancas con vistas al mar y las típicas barcas de los pescadores locales. Aunque tampoco puede faltar el Castello Aragonese, que es sin duda uno de los mayores atractivos de la isla. Visitar esta fortaleza, levantada en un islote y conectada a la isla por un puente, nos llevará a conocer una ciudadela medieval llena de iglesias, conventos, cárceles y jardines que además acoge eventos culturales, también en Navidad.

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