Los socialistas se conjuran contra lo que creen una «operación de acoso y derribo» con participación de algunos jueces en un Congreso Federal en el que sólo se escuchó a Page desmarcarse de la consigna oficial para pedir menos victimismo y más autocrítica
Sánchez se reviste de su núcleo duro en una Ejecutiva para tiempos de tribulación
El PSOE clama contra el “maremoto de odio y desinformación” difundido “desde sedes judiciales”
En el exterior, autobuses de la asociación ultra HazteOir con la cara de Pedro Sánchez y carteles de “la Rosa Nostra” y “el capo, dimisión”. En el interior, hay momentos que suena por la megafonía la Internacional. Pero sobre todo hay ministros, dirigentes socialistas, militantes y más de 1.000 delegados dispuestos a una lucha decidida contra el lawfare, un término que antes costaba escuchar por boca de un socialista, pero del que ya casi todos hablan sin ambages. El 41 Congreso Federal del PSOE no pasará a la historia ni por haber sido el de la renuncia al marxismo (1979) ni por la implantación de las cuotas de género (1988), ni por la aprobación de las primarias (2000), ni por el tránsito al sanchismo (2014). El de 2024 será el cónclave en el que el PSOE decidió rearmarse contra lo que llama la “industria del fango”.
Sus dirigentes se han conjurado para salir del modo resistencia y pasar a la ofensiva ante una operación de alcance “que sólo busca derribar a Pedro Sánchez”. Lo que no sabemos aún es si, cuando pasen los años y el actual presidente del Gobierno ya no lo sea, aparecerá en España un Luis María Anson que reconozca como hizo el periodista en 1998 —dos años después de la salida de González de La Moncloa— que para terminar con el expresidente del Gobierno “se rozó la estabilidad del Estado”. O que un sector de la prensa, mancomunado en lo que se conoció como “el sindicato del crimen” presionó al mundo judicial para “para atizar un fuego que favorecía la erosión del presidente (…) Una operación de acoso y derribo a la que unos se sumaron desde el convencimiento honesto de que era un servicio al sistema democrático”.
Y es que aunque Pedro Sánchez no es Felipe González y la España de 1993 no es la de 2024, hay situaciones que inevitablemente recuerdan a aquellos años, como rememoran los más veteranos del PSOE. Entonces, como ahora hace un año y medio, se celebraban elecciones generales. Entonces, como hace año y medio, la derecha daba por seguro que, tras casi tres lustros de gobiernos socialistas, había llegado su momento. Entonces, como hace un año y medio, el PP perdió contra todo pronóstico los comicios. Entonces, como desde hace año y medio que Sánchez revalidó el Gobierno, la campaña de acoso y derribo contra la izquierda gobernante es un hecho indubitable.
Como decíamos, el PSOE no se ha dado cita en Sevilla para revisar su corpus ideológico y tampoco para aunar criterio sobre la financiación autonómica, que es el asunto que más les ha enfrentado, junto a los pactos con el independentismo catalán, en los últimos tiempos. Este trance se libró con una transacción que sirve lo mismo para Castilla-La Mancha que para Catalunya. Precisamente, si hay una delegación que ha llegado a este congreso haciendo gala de lo que anhelan el resto de territorios es la catalana. Hoy, el PSC, con Salvador Illa en la presidencia de la Generalitat, es un remanso de paz orgánica que ya quisieran para sí otras federaciones. “Nosotros hemos venido para no hacer ruido y dar ánimo”, se escuchaba entre los compromisarios catalanes.
Los expresidentes socialistas de la Junta de Andalucía Manuel Chaves (d) y José Antonio Griñán (c) , junto a la ex presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, durante la inauguración del 41º Congreso Federal del PSOE
En el centro de la diana de varios sumarios judiciales, los socialistas no están para demasiadas emociones, pero si hubo un momento emotivo en la primera jornada del cónclave ese fue el del renacimiento de los compromisarios a los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán, que por primera vez acudían a un congreso del partido desde la sentencia que les condenó por el caso de los ERE. El PSOE se propuso, después de que el Tribunal Constitucional (TC) revisara sus condenas, rehabilitarlos y lo hizo este sábado con una gran ovación cuando ambos entraron en el plenario.
Espadas desafina
El presidente del 41 Congreso Federal, Juan Espadas, quiso destacar durante su intervención su labor como “servidores públicos” y arrancó un sonoro aplauso de los asistentes, sentados en primera fila. Fue la única parte de la alocución de Espadas que agradecieron los delegados porque el resto, como se quejó un compromisario por Córdoba, fue como “la guerra de los 100 días contada día a día y sin ningún interés”. En la federación andaluza empiezan a escucharse los ecos de ruptura con Espadas ante el próximo congreso regional.
Espadas se excedió en su papel de anfitrión y, en lugar de ceñirse al saludo protocolario y abrir el cónclave, se marcó el discurso más largo, tedioso y criticado de la jornada. Por extenso, por inapropiado y porque pareció una alocución para reivindicarse, ante tanta crítica interna, como líder del socialismo andaluz. Tampoco gustó que, estando allí presente junto a Griñán y Chaves, ignorara a Susana Díaz, a la que evitó mencionar. “Una cosa es la competición y la rivalidad interna y otra la educación y las buenas formas”, le afeaba un militante de Granada.
Mayor torpeza demostró Espadas cuando una compromisaria de la corriente Izquierda Socialista pidió la palabra, antes de la aprobación por asentimiento del informe de gestión de la actual dirección, para hablar de la falta de debate interno y el presidente del cónclave se limitó a decir que tomaba nota de ello, pero le negó el turno de explicación. “Queríamos aprovechar en este punto para decir que nos gustaría, al margen del voto a favor o en contra, expresar lo que creemos que en este tiempo no ha estado dentro del organigrama de nuestro partido desarrollado como creemos que debería de haberse desarrollado, con más participación”, sostuvo la representante de Izquierda Socialista. “Gracias, compañera. Quedará constancia de tu intervención”, le despachó Espadas.
Antes, Santos Cerdán, que seguirá al frente de la secretaría de Organización en la nueva dirección, se empleó a fondo en el discurso más político que jamás se le había escuchado. “Hay una industria del odio, generando fango, ruido y bilis sin parar con el objetivo de generar caos que beneficia a quienes no creen en la democracia ni en las instituciones”. Una campaña en la que por primera vez, y de forma explícita, un socialista incluyó a los jueces. “Son las mentiras de siempre, pero propagadas rápidamente con altavoces en programas de TV en prime time, en programas de radio, en digitales, en tertulias, en redes sociales, pero también en sede judicial”, añadió.
Llamó así a todo el partido a hacer frente al “tsunami reaccionario” y volcarse en la gestión del Gobierno como respuesta hasta 2027, que es la fecha en la que el secretario de Organización situó el fin de la legislatura como hace cada vez que tiene ocasión también Pedro Sánchez. “Hacer frente al maremoto de odio y desinformación nos interpela a todos”, les animó. El mensaje era nítido y se repitió durante la primera jornada en los corrillos y en todas las intervenciones. Además de Cerdán, María Jesús Montero, habló de “una oposición corrosiva”, de una “operación de acoso y derribo” que ha convertido el clima político en “irrespirable”.
El ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, Óscar López
Y si la consigna fue no bajar los brazos frente a ello, el ruido de fondo que sobrevoló todo el cónclave fueron las revelaciones de Juan Lobato que apuntan a La Moncloa como posible filtradora de un documento con datos confidenciales del novio de Isabel Díaz Ayuso en el que confesaba tres delitos y ofrecía a la Fiscalía un acuerdo para evitar la pena de cárcel. El viernes el tema de conversación de todos los delegados y los cuadros, pero este sábado ya el PSOE hizo una clara demostración de que a rey muerto, rey puesto para pasar la página del ya ex secretario general de los socialistas madrileños.
Óscar López ya ha activado el modo candidato frente a Ayuso y se esforzó ane los informadores acreditados en orientar el debate donde, a su juicio, debe estar, que es en el fraude fiscal de 350.000 euros reconocido por la pareja de la presidenta, tras el cobro de una comisión de dos millones de euros por la venta de mascarillas en plena pandemia. Algo que se ha convertido en una especie de agujero negro para los socialistas y que puede acabar con la imputación de la que fuera jefa de gabinete de López, Pilar Sánchez Acerca. “El novio de Ayuso cometió un delito. El jefe de gabinete de Ayuso filtró una mentira. Y ahora quieren que la explicación la dé el PSOE. Es curioso, es paradójico”, declaró el ministro para la Transformación Digital y la Función Pública, que ha sido una de las personas más reclamadas por los delegados, los observadores y los invitados a este 41 Congreso del PSOE.
Ya nadie duda de que será quien se mida contra Ayuso en las próximas elecciones autonómicas y tampoco que su discurso y su modo de actuar frente a la factoría MAR será muy distinto al de un Lobato ya muerto y enterrado. Y es que al día siguiente de su dimiisión los afines al al ex secretario general se reunieron para sopesar la posibilidad de impulsar una candidatura alternativa a López o, incluso, que se presentara el propio Lobato a las primarias para reconquistar el liderato. No había agua ni apoyos suficientes para enfrentarse a López. Y ya seguro de una lista única, el ministro se prodigó en conversaciones con la delegación madrileña y en declaraciones. A mí no me intimida Miguel Ángel Rodríguez“, afirmó al tiempo que defendió que regenerar la vida política en este país ”y acabar con este pozo de corrupción y de política sucia en que Ayuso ha convertido Madrid“. Sabe y no teme que pisará sobre el terreno pantanoso sobre al que desde la Puerta del SOl arrastran a todo aquél que le planta cara.
Archivo – El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, atiende a los medios a su llegada a Sevilla
Todo en una jornada en la que la mayor expectación se la llevó la visita de la pareja del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, que acudió a última hora de la tarde a las instalaciones del Congreso. En conversación informal con los periodistas, Gómez dijo sentirse “muy tranquila” respecto a su situación judicial mientras se daba un baño de masas entre la militancia socialista cuyo cariño, ha reconocido, le “reconforta”.
Antes, a media tarde, la única voz de peso que sonó distinta en todo el cónclave fue la de Emiliano García Page cuando dijo que “no es recomendable poner la mano en el fuego por nadie porque te quemas seguro”. Respondía así a la contundente afirmación de la vicepresidenta Montero, que hace unos días usaba esa expresión para disipar cualquier sombra de sospecha sobre su jefe de gabinete y sobre Cerdán, a quienes Aldama mencionó en su declaración judicial como presuntos beneficiarios del pago de comisiones.
Al menos, el presidente de Castilla-La Mancha coincidió con el resto en que lo que se vive en la M-30 madrileña “es una máquina de picar carne” y “no es lo que ocurre en el resto del país”. También quiso subrayar para marcar distancias con la dirección que “el victimismo es el último recurso siempre de cualquier proyecto político, aunque puede tener alguna lógica cuando va precedido de una dosis tremenda de autocrítica”. Y es que “los españoles verían bien que el PSOE dijera en algún momento hacia afuera que nos podemos equivocar para dar mayor credibilidad ante todas las acusaciones infundadas que nos están haciendo”. Page haciendo de Page.