Tener hijas o hijos es un factor de riesgo de pobreza ya que, a igualdad de condiciones sociodemográficas, aumenta un 70% la probabilidad de estar bajo el umbral de la pobreza
El café para todos puede ser bueno: la prestación por hijo agita el debate sobre las ayudas al margen de la renta
España sigue sin salir del agujero de la pobreza infantil. Criar a un niño o a una niña no deja de ponerse cuesta arriba, al menos en el plano económico. Desde 2018, el coste medio mensual de la crianza ha aumentado un 29%, y, desde 2022, lo ha hecho en un 13%, según el último cálculo realizado por Save the Children. En resumen: ahora hay que afrontar un esfuerzo medio de 758 euros por hijo o hija cada mes, es decir, 170 euros más que hace seis años.
El trabajo de Save the Children desglosa el cálculo por partidas como la de alimentación, vivienda, educación o transporte, y recoge las consecuencias de un período extraordinario de evolución de los precios.
Inma es madre soltera de un niño de 12 años y siente que “no hay manera” de tirar adelante. Ambos forman uno de los 530.000 hogares monoparentales que hay en España. La mitad en riesgo de pobreza, señala este informe que subraya la vulnerabilidad especial de este tipo de familia.
Inma tiene hipertensión intracraneal, lo que limita sus posibilidades de encontrar trabajo. Sin embargo, la realidad no se detiene y se le echa encima: su hijo es autista, tiene déficit de atención e hiperactividad, y acaba de empezar en un instituto especializado. “Necesita muchísima ayuda”, señala la mujer. Compran cada vez menos y la variedad de los alimentos de su nevera se reduce progresivamente. “Idealmente, lo único que quiero es que sea feliz y que pueda llegar a hacer lo que quiera”, cuenta ella con un nudo en la garganta al hablar de sus problemas económicos.
Inma y su hijo son una muestra de lo que revela el trabajo de la organización. En un contexto de crecimiento generalizado de rentas y pese a que distintos indicadores de pobreza se redujeron en 2023 para casi todos los grupos de edad y tipos de hogar, la pobreza infantil no solo persiste, sino que empeora.
Inma, madre soltera de un adolescente de 12 años.
“El hándicap económico que supone la crianza para los hogares se agudiza y se consolida como una anomalía estructural de España, con unos costes inasumibles para la sociedad”, denuncian. Una de cada dos familias con hijos o hijas en España debe destinar más de la mitad de su renta a los gastos de la crianza. Las familias con niños afrontan una inflación específica superior (entre un 37% y un 52% más) a la media, especialmente en aquellas cuyos hijos se acercan a la pubertad o entran en la adolescencia. “La realidad que viven muchos hogares plantea una serie de cuestionamientos sobre el diseño actual de las políticas públicas para la crianza. En 2023 el 34,5% de los niños, niñas y adolescentes se encontraban en riesgo de pobreza o exclusión social.
Tener hijas o hijos es un factor de riesgo de pobreza: a igualdad de condiciones sociodemográficas, tener hijos o hijas aumenta un 70% la probabilidad de estar bajo el umbral de la pobreza
Tener hijas o hijos es un factor de riesgo de pobreza: en igualdad de condiciones sociodemográficas aumenta un 70% la probabilidad de estar bajo el umbral de la pobreza. “Se trata de una problemática inaceptable que lastra el bienestar presente y futuro de un millón de niños y niñas en España, cuyo impacto en términos económicos y sociales recae en el conjunto de la sociedad”, explican.
Vivienda y Alimentación, los que más han aumentado
El porcentaje de niñas y niños cuyos hogares presentan carencias severas de acceso a bienes y servicios fundamentales ha pasado del 10,1% previo a la pandemia al 12,3%. Los gastos que más han aumentado desde 2022 han sido los relacionados con vivienda (63%) y la alimentación (26%). Los muebles y enseres, así como la ropa y calzado para las distintas etapas vitales son otras partidas con un crecimiento mayor.
Aunque el aumento en sanidad es fuerte en términos porcentuales al incluir el coste de los productos de salud visual, acaban por tener un peso menor al de otras partidas. No obstante, señala Save The Children, estos productos implican con frecuencia “desembolsos importantes e imprevistos”. Según la Encuesta de Condiciones de Vida, el 43% de los niños y niñas viven en hogares que tienen serias dificultades para afrontar gastos imprevistos, 4 puntos porcentuales más que en 2022.
Pero no todas las partidas evolucionan al alza. El gasto en transporte se ha reducido significativamente, en un 21%, y en conciliación no ha aumentado, lo que refleja el efecto las políticas de reducción de precios del transporte público para niños, niñas y adolescentes o ciertos avances en la gratuidad de la escuela infantil, dice el informe.
Desigualdades territoriales y por edades
A nivel nacional, el coste de la crianza varía notablemente según la edad. Para niños de 0 a 3 años, el gasto medio ha aumentado en un 9% desde 2022, llegando a los 604 euros al mes, una cifra dominada por los costos de conciliación —escuelas infantiles—, vivienda y alimentación. En la siguiente etapa, de 4 a 6 años, el gasto sube a 692 euros mensuales, impulsado por mayores necesidades en educación y alimentación, con un incremento del 13,5% respecto a 2022.
El coste alcanza su punto más alto entre los 7 y los 12 años, con 812 euros al mes. Este es el periodo más costoso debido al aumento en alimentación y gastos corrientes. Le sigue la adolescencia, de 13 a 17 años, con un gasto medio de 807 euros mensuales, marcado por mayores necesidades en ocio, tecnología y alimentación. En estas franjas de más edad (de los 7 a los 17 años), la alimentación representa el mayor coste estructural en la crianza. Este gasto, fuertemente impactado por la inflación, convierte a esta etapa en la que más sobrecostes adicionales supone para las familias, acentuando las dificultades económicas en un contexto de precios elevados y necesidades crecientes.
Catalunya presenta un coste medio de 938 euros al mes, lo que supone un 30% más que en Andalucía, la región más asequible con 722 euros mensuales
A esto se suma la realidad de que no cuesta lo mismo criar a un hijo en todas las regiones de España, pues se dan evidentes disparidades territoriales significativas. Catalunya, por ejemplo, presenta un coste medio de 938 euros al mes, lo que supone un 30% más que en Andalucía, la región más asequible con 722 euros mensuales. En el segundo puesto se encuentra Madrid, con 896 euros al mes; a la que siguen Euskadi, con 866 euros; y la Comunitat Valenciana, con 839 euros.
Y estas diferencias se agudizan al solaparse con las variaciones según la edad. Por ejemplo, en Catalunya un adolescente cuesta hasta 993 euros al mes, frente a los 796 euros de un menor de tres años. De manera similar, en Madrid y Euskadi, los costes para adolescentes superan los 900 euros, mientras que Andalucía sigue siendo la región más económica, con 570 euros para menores de tres años y 776 euros para adolescentes.
Una prestación universal por hijo como medida indispensable
España tiene una de las tasas de pobreza infantil más elevadas de Europa. Ser niño o niña en nuestro país supone vivir diez puntos por encima de la media europea (del 24,8%) en cuanto a riesgo de pobreza o exclusión social. También en nuestro territorio nacen 1,16 hijos o hijas por mujer, la tasa más baja de toda Europa, y la brecha entre la fecundidad deseada y la efectiva es una de las mayores del continente. El 20% de mujeres de más de 40 años con hijos habrían querido tener más, y de las que no tenían casi la mitad hubieran querido.
Ante esta situación de “crisis social”, que afecta especialmente a los hogares más vulnerables, Save the Children propone reforzar medidas de apoyo que sitúen a la infancia y sus condiciones sociomateriales en el centro de la acción política, tanto a nivel estatal como territorial.
Save the Children recomienda implementar una prestación universal por hijo o hija, especialmente para los hogares de renta media-baja ahora que esta propuesta ha emergido en el debate político
Como ya venían haciéndolo, recomiendan como prioridad implementar una prestación universal por hijo o hija, especialmente para los hogares de renta media-baja. Pero ahora lo hacen en un momento en el que esta propuesta por fin ha emergido en el debate político. Esta medida, nada extraña en Europa, ayudaría a cubrir una parte significativa de los costes de crianza y eliminaría barreras burocráticas y el estigma que muchas veces enfrentan las familias al solicitar ayudas, analiza la organización. Además, podría adoptarse como deducción fiscal reembolsable o como una ayuda directa, asegurando que las familias más vulnerables reciban el apoyo necesario.
Reclaman como segunda línea de actuación rediseñar y revalorizar el Complemento de Ayuda para la Infancia (CAPI), que sustituyó a la antigua prestación por hijo a cargo (PHC). Subrayan como “fundamental” incrementar las cuantías del CAPI, especialmente para las franjas de mayor edad, que implican mayores gastos y aseguran que actualmente las ayudas son insuficientes para cubrir los elevados costes de la crianza.
Esta entidad sugiere que se cree un “índice de precios de la crianza” que permita actualizar las prestaciones sociales, como el CAPI, según la evolución real de los costes. Este indicador, explican, debería estar institucionalizado para así garantizar que las ayudas sean suficientes para cubrir los sobrecostes, especialmente en contextos de inflación elevada.