La suma de los dos principales bloques de oposición al actual Gobierno es suficiente para obligar al primer ministro a presentar la dimisión
El Gobierno de Macron está a punto de caer: ¿qué puede pasar si triunfa la moción de censura contra Barnier en Francia?
La Asamblea Nacional francesa examina desde las 16:50 horas del miércoles dos mociones de censura contra el gobierno de Michel Barnier. Las mociones son una respuesta a la ley sobre el presupuesto de la Seguridad Social, que Barnier hizo aprobar el lunes sin votación.
La primera de ellas, presentada por el Nuevo Frente Popular, es la que más posibilidades tiene de prosperar, ya que los diputados de los partidos de izquierda se niegan a apoyar la moción presentada por el partido de Marine Le Pen, mientras que la líder de extrema derecha ha anunciado que su partido votará a favor de todas las mociones “sin importar su procedencia”.
Éric Coquerel, diputado de Francia Insumisa, ha abierto la sesión explicando las razones de su moción. “Hoy hacemos historia porque usted va a ser el primer primer ministro censurado desde Georges Pompidou en 1962”, ha señalado. “El verdadero responsable de esta situación es Emmanuel Macron”.
Por su parte, Marine Le Pen, presidenta de Agrupación Nacional en la Asamblea, también ha explicado que votará a favor de la moción. “Es el fin de un Gobierno efímero”. “La peor política posible sería no censurar un presupuesto y un gobierno como este […] Su intransigencia, sectarismo y dogmatismo le han impedido hacer la más mínima concesión, que habría evitado este resultado”.
“No sé si va a producirse, pero yo estoy preparado”, aseguró el martes el primer ministro francés Michel Barnier en relación a la votación. En caso de recibir el apoyo de la mayoría de diputados -288 de 574- el jefe del Ejecutivo tendrá que presentar la dimisión de su Gobierno.
La noche anterior al voto decisivo, Barnier concedió una entrevista a los canales TF1 y France 2. A pesar de que los dos bloques de la oposición han reafirmado su voluntad de votar contra el Gobierno, el primer ministro aseguró a los franceses que creía que aún era posible evitar la censura y apeló para ello a la “responsabilidad” de los diputados. En particular presionó a los del partido de Marine Le Pen, señalando que “tendrán que dar explicaciones de sus acciones a sus electores”, si deciden asociarse “a la moción de censura de la extrema izquierda”.
Barnier también tuvo duras palabras para los dirigentes del Partido Socialista que, según afirmó, se han negado a dialogar en la reunión que tuvo con ellos en el Hôtel de Matignon. “Me dijeron ‘en cualquier caso, vamos a votar la censura’, antes de que yo abriese la boca”, algo que los socialistas desmienten. En la misma entrevista Barnier descartó la posibilidad de que el presidente pudiera nombrarlo de nuevo después presentar su dimisión, afirmando “que eso no tendría ningún sentido”.
El jefe de Gobierno francés volvió a alertar sobre las consecuencias de la inestabilidad política. “Veo los mercados, los spreads [diferencial de tipos de interés respecto a Alemania], veo que estamos por debajo de Grecia [en la prima de riesgo]; el impacto de esta inestabilidad se va a ver inmediatamente”.
Minutos después de la entrevista de Barnier, Marine Le Pen reaccionó confirmando su postura y rechazó las consecuencias económicas de la censura al Gobierno y a los presupuestos. “Al inscribir el presupuesto en la continuidad catastrófica de Emmanuel Macron, el primer ministro solo podía fracasar”, sentenció la líder de extrema derecha. “Sin embargo, tenía al menos la opción de no mentir”.
Los medios franceses se interrogan también sobre las consecuencias políticas y electorales de la decisión de Le Pen de hacer caer el Ejecutivo. Decisión reclamada por las bases de su partido -hostiles a cualquier gobierno que incluya ministros del partido presidencial-, la inestabilidad que va a generar puede alarmar a los votantes tradicionales de derecha a los que aspira a convencer de cara a la próxima presidencial.
Presión sobre Macron
Con la previsible caída del primer ministro y la fragmentación de la Asamblea, las miradas se vuelven hacia Emmanuel Macron. Desde las elecciones legislativas anticipadas, convocadas por el presidente en junio, el país se encuentra en una situación de inestabilidad política. Macron aseguró el miércoles “no creer en la posibilidad de un voto de censura” porque “confiaba en la coherencia de las personas”. En su opinión, el partido de Marine Le Pen haría gala de un “cinismo insoportable” si vota la moción de una izquierda “que insulta a sus votantes”.
De confirmarse la caída de Barnier y de su gobierno, Emmanuel Macron se verá obligado a buscar un nuevo primer ministro. “Mi prioridad es la estabilidad”, afirmó el jefe de Estado a la prensa durante su visita a Arabia Saudí esta semana. No obstante, desde algunos partidos comienza a reclamarse la dimisión del presidente como salida a una posible secuencia de bloqueo institucional y a la ausencia de un gobierno operativo.
Los diputados de Francia Insumisa (LFI) son los que más están presionando en este sentido. “Nos encontramos en una situación de bloqueo político, la dimisión de Emmanuel Macron resolvería esta situación. Esta idea está ganando terreno”, afirmó el miércoles el coordinador de LFI Manuel Bompard. Si el partido de Jean-Luc Mélenchon es el que evoca la idea de manera más insistente, la posibilidad también ha sido sugerida por miembros de la extrema derecha e incluso por algunas figuras relevantes de la derecha, como la del presidente de la Asociación de Alcaldes franceses David Lisnard.