La sorprendente decisión de Yoon de imponer la primera ley marcial de Corea del Sur en más de cuatro décadas ha provocado movimientos para una moción de censura a menos que dimita inmediatamente
El presidente de Corea del Sur levanta la ley marcial tras verse solo ante la oposición y la calle
El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, se enfrenta a un clamor para que dimita inmediatamente o se enfrente a un proceso de destitución después de que su breve intento de imponer la ley marcial desencadenara protestas y condenas políticas.
El Partido Democrático, de la oposición liberal, que tiene mayoría en el Parlamento de 300 escaños, ha dicho este miércoles que sus legisladores habían decidido pedir a Yoon que dimitiera inmediatamente o tomarían medidas para destituirlo.
“La declaración de ley marcial del presidente Yoon Suk Yeol fue una clara violación de la Constitución. No cumplió ningún requisito para declararla”, dijo el Partido Democrático en un comunicado: “Su declaración de la ley marcial fue originalmente inválida y una grave violación de la Constitución. Supuso un grave acto de rebelión y da motivos para su destitución”.
La sorprendente decisión de Yoon de imponer la primera ley marcial de Corea del Sur en más de cuatro décadas sumió al país en la mayor agitación de su historia democrática moderna, y cogió desprevenidos a sus aliados más cercanos en todo el mundo.
Estados Unidos, que tiene casi 30.000 soldados en Corea del Sur a raíz del enfrentamiento con el Norte, expresó inicialmente su profunda preocupación por la declaración, y luego su alivio por el fin de la ley marcial.
Los acontecimientos han puesto en serio peligro el futuro de Yoon, un político conservador y ex fiscal estrella que fue elegido presidente en 2022.
El principal partido de la oposición de Corea del Sur –cuyos diputados saltaron vallas y se enfrentaron a las fuerzas de seguridad para poder votar a favor de la derogación de la ley– calificó la medida de Yoon de intento de “insurrección”.
El mayor sindicato del país también convocó una “huelga general indefinida” hasta que Yoon dimitiera. Por su parte, el líder del partido gobernante, Poder Popular, Han Dong-hoon, calificó de “trágico” el intento de Yoon y pidió responsabilidades a los implicados.
Los partidos de la oposición controlan conjuntamente 192 escaños en el Parlamento, de 300, por lo que necesitarían que los legisladores del propio partido de Yoon se unieran a ellos para alcanzar la mayoría de dos tercios necesaria para la destitución a través de una moción de censura.
Si la Asamblea Nacional vota a favor de la destitución de Yoon, la decisión deberá ser respaldada por al menos seis de los nueve jueces del Tribunal Constitucional. Si es destituido, Yoon se convertiría en el segundo presidente surcoreano que corre esa suerte desde que el país es una democracia.
La otra fue Park Geun-hye, destituida en 2017. Irónicamente, Yoon, entonces fiscal general, dirigió el caso de corrupción que precipitó la caída de Park.
Yoon dio marcha atrás en la ley marcial a primera hora del miércoles después de que los diputados votaran en contra de la declaración que había hecho el martes por la noche con la excusa de la amenaza de Corea del Norte y de “fuerzas antiestatales”.
“Hace un momento, la Asamblea Nacional ha pedido que se levante el estado de emergencia, y hemos retirado a los militares desplegados para la aplicación de la ley marcial”, dijo Yoon en un discurso televisado sobre las 4.30 de la madrugada, hora local.–20.30 hora peninsular española del martes–.
“Aceptaremos la petición de la Asamblea Nacional y levantaremos la ley marcial a través de la reunión del gabinete”. La agencia de noticias Yonhap informó entonces de que el gabinete de Yoon había aprobado la moción para levantar la orden.
El giro de 180 grados provocó el júbilo de los manifestantes que, a pesar de las gélidas temperaturas, habían permanecido en vigilia durante toda la noche desafiando la orden de Yoon. Los manifestantes que ondeaban banderas surcoreanas y coreaban “cárcel para Yoon Suk Yeol” frente a la Asamblea Nacional estallaron en vítores.
Lim Myeong-pan, de 55 años, declaró a la Agence France-Presse que la decisión de Yoon de revocar la ley marcial no le eximía de posibles delitos. “Con esto ha allanado su propio camino hacia la destitución”, afirmó.
En las calles de Seúl el miércoles por la mañana se respiraba desconcierto, mientras periódicos de todo el espectro político publicaban mordaces editoriales sobre las acciones de Yoon.
El conservador e influyente Chosun Ilbo publicó un mordaz editorial en el que afirmaba que la declaración de ley marcial de Yoon “cruzó gravemente la línea” de los límites políticos aceptables, y exigía responsabilidades. El editorial afirmaba que no se había cumplido los requisitos legales, y lo calificaba de “vergüenza nacional”..
Por su parte, el editorial del progresista Hankyoreh calificó la declaración de la ley marcial como una “traición al pueblo”, expresando su incredulidad ante el hecho de que en la Corea del Sur del siglo XXI un presidente electo pudiera utilizar la misma justificación (“fuerzas antiestatales que planean una insurrección”) que la Junta Militar de hace 45 años.
Yoon ha “perdido el mínimo juicio y racionalidad exigibles a un jefe de Estado”, decía el medio.
Yoon intentó dar una serie de razones para justificar la ley marcial, la primera de Corea del Sur en más de 40 años. “Para salvaguardar una Corea del Sur liberal de las amenazas de las fuerzas comunistas norcoreanas y eliminar los elementos antiestatales que saquean la libertad y la felicidad del pueblo, declaro la ley marcial de emergencia”, dijo Yoon en un discurso televisado.
Yoon no dio más detalles sobre las amenazas del Norte, pero el Sur sigue técnicamente en guerra con Pyongyang, que posee armas nucleares. “Nuestra Asamblea Nacional se ha convertido en un refugio para criminales, una guarida de la dictadura legislativa que pretende paralizar los sistemas judicial y administrativo y anular nuestro orden democrático liberal”, dijo Yoon.
El presidente calificó al principal partido de la oposición, el Partido Democrático, mayoritario en el Parlamento, de “fuerzas antiestatales que pretenden derrocar el régimen”.
Yoon y su partido, Poder Popular, también están enfrentados con la oposición por los Presupuestos para el año que viene.
La semana pasada, los diputados de la oposición aprobaron en una comisión parlamentaria un plan presupuestario considerablemente reducido.
La imposición de la ley marcial de emergencia se produjo después de que el índice de aprobación de Yoon cayera al 19% en la última encuesta de Gallup de la semana pasada, con muchos ciudadanos expresando su descontento por su gestión de la economía y las controversias que implican a su esposa, Kim Keon Hee.
Corea del Sur es un importante aliado de Estados Unidos en Asia, pero Washington dijo que no había sido advertido con antelación del plan de Yoon de imponer la ley marcial.
“Nos alivia que el presidente Yoon haya dado marcha atrás en su preocupante declaración de ley marcial y haya respetado el voto de la Asamblea Nacional de la República de Corea para ponerle fin”, declaró en un comunicado un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, utilizando las siglas del nombre oficial de Corea del Sur.
China, un aliado clave de Corea del Norte, había instado a sus ciudadanos en el Sur a mantener la calma y actuar con cautela, mientras que Reino Unido dijo que estaba “siguiendo de cerca los acontecimientos”.
La encargada británica de Asuntos Exteriores para el Indo-Pacífico, Catherine West, emitió un comunicado en el que pedía “una resolución pacífica de la situación, de acuerdo con la ley y la Constitución de la República de Corea”.
Vladímir Tikhonov, profesor de estudios coreanos en la Universidad de Oslo, afirmó que la medida de Yoon de imponer la ley marcial era “un intento de echar atrás el reloj de la historia”.
“No creo que la sociedad civil surcoreana pueda seguir reconociendo a Yoon como presidente legítimo”, declaró a la AFP.