«Discutiré con quien haga falta», asegura a la hora de defender un espacio natural en el que «todo es mejorable» por sus malas condiciones. Pese a todo, «estoy convencido de que vamos a salvar a Doñana»
Moreno elige un perfil bajo para sustituir a Miguel Delibes al frente del Consejo de Doñana tras la crisis de la ley de regadíos
Biólogo y doctor en Ciencias Biológicas, Enrique Mateos nace en 1981 en el municipio onubense de Hinojos, pegado a Doñana, “un pueblo muy particular que no ha perjudicado mucho al parque”. Conoce, por tanto, el paño de primera mano, lo que no quita para que le sorprendiera cuando le ofrecieron ser presidente del Consejo de Participación de Doñana en sustitución de Miguel Delibes, “un mito”. Catedrático en el área de Ecología del Departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Universidad de Sevilla, actualmente trabaja en el desarrollo de una línea de investigación sobre la restauración de ecosistemas costeros degradados mediante la utilización de bacterias beneficiosas propias de las marismas. Mi trabajo es mi hobby y esto de Doñana es un regalo para mí“, asegura, y confiesa el consejo que le ha dado Delibes: ”Que sea yo mismo… y que tenga suerte“.
Su antecesor, Miguel Delibes, dijo en la hora del adiós que se iba porque había que darle un impulso al Consejo de Participación y él ya estaba cansado. ¿Cómo se hace eso?
Lo primero que se me ocurre es dinamizar las comisiones de trabajo. Ahora hay cinco (incluyendo una reciente para Veta la Palma), pero algunas que no se reúnen con tanta frecuencia deberían hacerlo más para poner énfasis en aspectos que van más lentos. Mejorar la difusión del Consejo a la propia sociedad es clave, que se sepan los representantes que hay para trasladar cualquier idea o iniciativa.
Se ha estrenado justo cuando el pacto entre los gobiernos central y andaluz por Doñana cumple un año, con la principal crítica a que va lento.
Eso lo percibo, pero lo bueno es que no hay autocomplacencia por parte ni de la Junta ni del Ministerio para la Transición Ecológica. Ambos son conscientes de que el pacto no va a la velocidad a la que tendría que ir, eso va a hacer que en este segundo año vaya a tomar otra dimensión. Es verdad que hay cosas muy lentas cuando se habla de ayudas públicas, es muy complejo y entiendo que pueda haber cierto retraso. No estamos donde nos gustaría, pero espero que tras un año de rodaje estos mecanismos estén bien lubricados.
¿Cómo se ha encontrado Doñana?
Doñana la conozco porque tuve la suerte de hacer en un pueblo [Hinojos] influido por este espacio natural. En Doñana todo es mejorable: los datos que lanza la Confederación sobre el estado del acuífero y la situación de algunas especies son preocupantes, llevamos también 13 años con pocos niveles de lluvia… Todo esto debe servir de acicate y hay que seguir trabajando, pero soy optimista porque estamos mejor que hace un año. El hecho de que tengamos este pacto permite que ya tengamos una hoja de ruta, ahora lo que hay que hacer es aplicarla.
Estoy convencido de que vamos a salvar a Doñana, ya lo estamos haciendo
¿Comparte los avisos de que el parque está en una situación agónica?
No soy de visión catastrofista, aunque me parece bien ese punto de vista porque se señala problema. Hay elementos preocupantes, pero si se trabaja como debemos confío en que la situación de Doñana va a mejorar en el marco de este pacto, que es hasta 2027, se van a ver resultados positivos. Estoy convencido de que vamos a salvar a Doñana, ya lo estamos haciendo.
¿Qué le parece la proposición de ley de PP y Vox para indultar regadíos en Doñana que propició una tormenta que ha durado dos años?
Lo del pasado lo utilizo como referente, no me quedo en él. Cuando se presentó no estaba implicado como ahora; probablemente habría aspectos mejorables, pero prefiero centrarme en el momento actual porque aquel contexto era de enfrentamiento y ahora las administraciones van bastante de la mano. Como presidente del Consejo tengo que admitir todos los puntos de vista para cumplir el objetivo de que Doñana y su gente persistan.
Su perfil es menos conocido que el de Miguel Delibes, ¿cree que el Gobierno andaluz al nombrarle busca un presidente que le resulte más cómodo?
Yo ante todo soy científico, y como tal tengo muy claro que cuando las cosas están mal se dicen y no hay problemas, cuando tenga que decir que algo está mal lo diré. Cuando me llamaron de la Consejería de Sostenibilidad les pregunté si este puesto es independiente o hay influencias y me lo negaron. No he notado ningún tipo de presión y no estoy dispuesto a permitirlo, no lo he permitido en mi vida. Y, siempre con respeto, no me importa la persona a la que se lo tenga que decir.
Entique Mateos es biólogo y doctor en Ciencias Biológicas.
¿Incluso al presidente, Juan Manuel Moreno?
Pues claro, si Moreno se equivoca se lo voy a decir, no soy sumiso a ningún interés político, a ninguno, es que es una de las funciones del Consejo y de su presidente. Tengo que hacerlo para ser honesto con el compromiso que he adquirido. Además, eso de que tengo un jefe es relativo, a mí me han puesto aquí, pero no tengo un superior, mi jefe de verdad es el rector de la Universidad de Sevilla, que es donde trabajo.
¿No hay riesgo entonces de que sea conformista o sumiso ante quien le ha nombrado?
Ni mucho menos, no soy ni conformista ni sumiso, de Doñana discutiré con quien haga falta. Se puede interpretar que a una persona joven se le va a tener menos en cuenta, es algo a lo que estoy acostumbrado porque siempre he ido muy rápido y siempre he sido el joven de las comisiones, de las oposiciones, de los concursos… Pero no soy sumiso a ningún interés político, a ninguno, soy una persona de consenso y a disposición de todos.
Su misión principal es proteger Doñana, ¿cómo piensa abordarlo?
Con coherencia, con políticas de gestión, identificando los elementos más singulares y frágiles… Doñana es uno de los espacios más singulares del mundo, pero también de los más vigilados, está muy bien monitorizada. Y cuenta con un organismo de investigación como la Estación Biológica de Doñana con científicos a los que admiro, a los que me quiero parecer para llegar a ser lo que ellos. Hay que escuchar a la gente que sabe y rectificar cuando nos estemos equivocando.
La filosofía del pacto de Doñana es transformar los cultivos, eso es clave porque si nos cargamos donde vivimos nos estamos dando un tiro en el pie
¿Cree que se ha escuchado poco a los científicos?
No lo creo, la Estación Biológica es una institución importante con personal de élite, de los mejores centros de biología de la conservación del mundo, y se tiene en cuenta lo que dice. No creo que los políticos ignoren a la ciencia, aunque los científicos tenemos que ser muy inconformistas. A Doñana la van a salvar los científicos y los políticos, esto tiene que ser una cuestión de todos, aquí no sobra nadie.
En su debut ya ha habido un amago de polémica sobre si el Consejo tiene que emitir un informe sobre la reapertura de la mina de Aznalcóllar o no, ¿qué cree al respecto?
Estoy abierto a recibir todas las solicitudes y darles cabida en la discusión. En la reunión se explicó el proyecto y se pudo preguntar, ya no tengo claro si lo que se había pedido con anterioridad era información del impacto o si el Consejo tenía que pronunciarse. El proyecto es complejo y hay que ver las potenciales afecciones al medio ambiente, pero podemos estar orgullosos de que tenemos una norma muy potente (la Ley de Gestión Integrada de la Calidad Ambiental de Andalucía, de 2007), que se hizo después del vertido de Boliden. Es una ley muy garantista y establece todos los puntos de un proyecto, si la mina no lo hiciera estaríamos incumpliendo la ley.
¿Pero cree que el Consejo tiene que emitir un informe?
No sé si tiene sentido a posteriori porque ya tiene la autorización ambiental, no sé si sería trabajar por algo que ya se ha aprobado. Pero si las organizaciones ecologistas mandan un escrito solicitándolo, me parece estupendo y se estudiará.
¿Qué le parece que agricultores que han extraído ilegalmente agua del acuífero ahora se puedan acoger a las ayudas que se van a dar?
Ahí entramos en cuestiones de carácter ético, pero no soy jurista y me da miedo culpabilizar a alguien sin ser preciso. Desde luego, hay que poner medidas y buscar alternativas. La filosofía del pacto de Doñana es transformar los cultivos, eso es clave porque si nos cargamos donde vivimos nos estamos dando un tiro en el pie.
Mateos asegura que le debe mucho a Doñana «y se lo tengo que devolver».
¿Le asusta el reto que tiene por delante?
Lo importante ahora es hablar con todo el mundo, me están llegando muchas peticiones de reuniones de trabajo, aunque ahí tengo un límite y soy finito. Pero mi trabajo es mi hobby y esto de Doñana es un regalo para mí, y más recibir el testigo de una persona como Miguel Delibes. A Doñana le debo mucho y se lo tengo que devolver, por su gente en particular.
¿Ha hablado con Delibes?
A Miguel lo he visto en la marisma desde que yo era pequeño, lo conocía de antes aunque no coincidíamos con mucha frecuencia y conozco mucho más a su hijo. Con él tuve una conversación que fue muy bien, percibí que me estaba acogiendo con bastante aceptación. Le sorprendió un perfil tan joven, pero cree que puedo hacer un buen trabajo.
¿Y le dio algún consejo para sobrevivir a este desafío?
Me los dieron más en el pueblo cuando iba al Consejo de Participación, que parecía que iba con mi chaqueta y mi corbata a un sitio hostil y con mucha tensión en el aire. Pero a la hora de la verdad el momento más tenso para mí fue la atención mediática, con tantos fotógrafos, a eso no estoy acostumbrado. El consejo que me ha dado Miguel es que sea yo mismo… y que tenga suerte, que también hace falta en la vida, no vale solo con preparación. Le llamé el mismo día que me nombraron, después de a mi familia. Cuando coges el cargo de alguien que lo ha hecho muy bien puede dar un poco de vértigo, pero él ha dejado las cosas bien enfocadas y es cuestión de seguir ese camino y aportar tu punto de vista.