‘Rawdogging’: el culto masculino a la autenticidad y el sufrimiento

De vuelos interminables sin distracciones a dietas extremas y estoicismo mal entendido, esta tendencia viral revela el lado más contradictorio del afán por vivir «de manera auténtica»

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La escena de Seinfield es de 1997, pero vuelve a rondar ahora por las redes sociales, especialmente en TikTok. En ella, una de las protagonistas de la serie, Elaine, está a bordo de un avión con su novio de ese momento, David. Regresan de unas vacaciones en Europa y las cosas han ido más o menos bien. Con un vuelo de 22 horas por delante y varias escalas, Elaine decide hacer lo que haría casi cualquier persona: entretenerse un poco. Ella se pone a leer un libro. David se queda inmóvil, mirando fijamente al respaldo del asiento de delante con una expresión completamente ausente, ensimismada. 

Así es como esta serie de finales de los noventa adelantó de manera inquietantemente precisa una tendencia, o quizá deberíamos decir un chiste —según se mire—. El comportamiento de David saca totalmente de sus casillas a Elaine, que acaba rompiendo con él, pero eso no es lo que más nos interesa aquí (o quizá un poco sí). Y ya tiene nombre: la tendencia de la que hablamos es el rawdogging, un término de difícil traducción en lo lingüístico pero que en la vida real implica vivir las cosas de la forma más cruda y pura posible. Sin filtros.

La actitud de David, un personaje que en la serie encarna el arquetipo de novio hipermasculino y con la sensibilidad de una medusa —en este siglo podríamos haberlo llamado fife o, por su edad, cuñao—, encaja exactamente con la forma en la que algunos usuarios de TikTok, sobre todo hombres heterosexuales, lo han representado en la red social china: pasando horas inmóviles a bordo de un avión durante vuelos larguísimos.

La mirada pegada al asiento de delante, las instrucciones de seguridad o, con un poco de suerte, a la pantalla donde aparece el recorrido del vuelo. Nada de leer ni de ver una película. Nada de dormir ni de comer, ni mucho menos hablar con el pasajero que tenemos a nuestro lado. Rawdog un vuelo es vivir el vacío absoluto que en realidad es desplazarte de un lugar a otro mientras estás sentado en una butaca. Enfrentar sin ningún tipo de protección esa realidad. Justo como hace David en ese capítulo de Seinfeld.

Aunque, en realidad, rawdogging se puede hacer de casi cualquier cosa desde tomar un café sin leche ni azúcar, para sentir la auténtica experiencia de tomar café, a asistir a las carreras de Ascot sin hacer absolutamente nada más que mirar las carreras. Ir a un club y no hablar, tomar, ni bailar nada en absoluto, trabajar ocho horas sin cafés, música ni conversaciones con nuestros compañeros… La lista podría seguir.

Un chiste con un fondo algo oscuro 

Tras el shock y, seguramente, la risa inicial, porque es obvio que en todos estos vídeos hay una clara intención humorística, una breve reflexión nos lleva a pensar que detrás de esta especie de tendencia-meme, hay algo más. 

La autenticidad, el afán de pureza para ser mejores, el vivir las cosas como antes, cuando el mundo era un lugar más real. También el dolor, el sufrir para conseguir las cosas. Estamos a un paso del discurso de los coaches que proclaman en las redes que el camino para tener un Lamborghini en el garaje pasa por levantarse a las cuatro de la mañana y matarse en el gimnasio

Visto desde esta perspectiva, el rawdogging está muy relacionado con el revival del estoicismo en el que llevamos inmersos ya varios años, con el afán por hacer dietas restrictivas para alcanzar nuestro “máximo potencial”. También con el #nonutnovember, consistente en no masturbarse durante el mes de noviembre. Un movimiento que, por cierto, también empezó como una broma de Internet y acabó convirtiéndose en el mesiánico movimiento NoFap, que promete un cambio de vida radical –a mejor, supuestamente– para los hombres que abandonen para siempre la masturbación. Obviamente mediante cursos pagados.

Una nueva forma de meditación para hombres

Seguramente algo más aspiracional que real, sobre todo pensando en la capacidad de atención que posee hoy en día el ciudadano medio, lo importante del rawdogging es la filosofía y el modo de vida que promueve y que, según el psicólogo Víctor Amat tiene multitud de contradicciones. “Puestos a hacer rawdogging de verdad, me pregunto qué hacen los que lo hacen subidos a un avión. Deberían volar con sus propias alas o no hacerlo”, explica. “Y ya puestos, comer alimentos crudos, cagar en el bosque y beber agua recogida del arroyo. Es lo de siempre. Estas modas no son más que intentos desafortunados de llamar la atención y embaucar a algunos ingenuos”.

Y remarca: “El problema con el abrazo de estas nuevas-viejas filosofías es la incongruencia. Es decir, cumplir con los preceptos que nos interesan y no la completa ejecución de los mismos. En el mundo del estoicismo, una de las virtudes era la humildad y la trascendencia del ego. Cuando el presunto estoico de hoy en día nos muestra su éxito y su descapotable, está incumpliendo con una de las normas capitales de la filosofía que pretende defender”.

Cuando el presunto estoico de hoy en día nos muestra su éxito y su descapotable, está incumpliendo con una de las normas capitales de la filosofía que pretende defender

Víctor Amat
psicólogo

Amat, que es autor de Psicología punk: Contra el pensamiento positivo y naif, de Autoestima punk: Cómo acabar con la autoestima happy flower y acaba de publicar Antimeditaciones: Lo que Marco Aurelio nunca te contó sobre el arte de vivir (todos publicados en Vergara), se dedica desde hace años a destapar el lado absurdo y caradura de quienes propagan las últimas modas en el mundo de la autoayuda. “Trato de estimular el pensamiento crítico de las personas que me leen para que traten de valorar todas estas tendencias con un mínimo de rigor”, asegura.

La contratendencia de la tendencia

Para Janira Planes, analista de la cultura de Internet, este movimiento de exaltación de la pureza, del sufrimiento para conseguir lo que uno quiere, sugiere una adaptación de los valores católicos de toda la vida pero expresados con un lenguaje «tiktokero». También una forma descarada de intentar llamar la atención sobre uno mismo. “Es como decir: ‘mira qué bueno soy que, aunque esté mal, aunque podría hacer muchas cosas para entretenerme durante un vuelo de 10 horas, prefiero no hacerlo porque puedo, porque soy mejor que eso”, dice.

En ese sentido, Planes lo ve también como una respuesta a la cultura que ha dominado Internet en los últimos años durante los que ha predominado hablar desde la queja. “Los memes depresivos son una forma de quejarnos”, asegura. “La queja ha sido tendencia durante mucho tiempo, pero toda tendencia, para serlo, necesita de su contratendencia y allí es donde encaja el estoicismo, los memes de ‘hay que imaginar a Sísifo feliz‘, la pureza o el sufrimiento del que habla, por ejemplo, Llados. Así que, para mí, este tipo de comportamientos tienen mucho que ver con una posición, entre comillas, contracultural”.

Planes, de hecho, también está en contra de señalar este movimiento como algo exclusivamente masculino, puesto que ya comienza a observarlo también entre mujeres. Pone el ejemplo de la actitud de algunas chicas cuando les viene el periodo. “Yo misma he sido una de ellas”, reconoce. “Tienes la regla, te duele mucho, pero prefieres no tomar nada. Podrías hacerlo y el dolor desaparecería, pero no lo haces y aguantas. Y hay chicas que lo cuentan en redes y su discurso no es muy diferente de los defensores del estoicismo. En definitiva, es claramente un movimiento, al que yo le otorgo un carácter contracultural, que está adquiriendo cada vez más fuerza en Internet”, concluye.

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