De golpear nazis a resolver puzles, el legado de Indiana Jones en videojuegos

El lanzamiento de ‘Indiana Jones y el Gran Círculo’ el 9 de diciembre intenta actualizar la notable huella dejada por el famoso arqueólogo en los mundos digitales

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Indiana Jones es mucho más que uno de los personajes más icónicos de la historia del cine, pues su legado también alcanza a los videojuegos a través de una obra variada y dispar. Además, igual que le ha ocurrido en la gran pantalla, no parece que aquí le vayan a dejar jubilarse pronto, ya que el 9 de diciembre se publica Indiana Jones y el Gran Círculo.

Teniendo en cuenta que sus últimas apariciones en este mundillo han sido cameos en el archiconocido Fortnite y en el título de aventuras para Facebook Indiana Jones Adventure World, toca preguntarse por qué vuelve a enfundarse el látigo ahora. Seguramente la nostalgia que permea la producción cultural actual y la apuesta por marcas conocidas hayan influido en esta decisión, pero resulta curiosa si se tiene en cuenta que la recaudación de la reciente película Indiana Jones y el dial del destino no fue la esperada.

En cualquier caso, el insigne aventurero creado por George Lucas está acostumbrado tanto al éxito como al fracaso, como demuestra su historial videolúdico.

Saqueando los entornos digitales

Indiana Jones: En busca del arca perdida se convirtió en todo un fenómeno. Tras su estreno en 1981, conquistó a la audiencia y obtuvo cinco premios Óscar. Un año después tiene su réplica en videojuegos para la Atari 2600, convirtiéndose en un pionero en el trasvase entre medios. Con un aspecto minimalista debido a las limitaciones técnicas, del diseño se ocupó Howard Scott Warshaw, responsable del infame E.T. the Extra-Terrestrial, videojuego de aventuras que supuso un fracaso tan grande para la compañía Atari que se ha convertido en símbolo de la crisis del videojuego de 1983.


Imagen promocional del nuevo videojuego de Indiana Jones

Este fiasco afectó a las ventas de Indy, que pese a todo demostró que había interés por tenerlo en el medio. De ese modo, en los años siguientes se sucedieron varias propuestas, algunas adaptaciones directas de las películas, otras originales. En el primer grupo destacan el título de acción Indiana Jones And The Temple Of Doom —que contaba con la banda sonora de John Williams y la voz digitalizada de Harrison Ford, toda una novedad entonces— e Indiana Jones And The Last Crusade, nombre bajo el que se englobaron versiones muy dispares. La de acción fue criticada por sus problemas de programación, pero de la aventura gráfica se encargó LucasArts y gozó de bastante popularidad.

En el segundo grupo se encuentran Indiana Jones in the Lost Kingdom (1985), que apuesta por puzles de elevada complejidad, lo que hizo que este juego para Commodore 64 y Atari 800 fuese conocido por su dificultad. Aunque la obra clave en la historia del arqueólogo en videojuegos es Indiana Jones y el destino de la Atlántida, una aventura gráfica de 1992 que se ha convertido en un icono del género. Creada por el guionista de Hollywood Hal Barwood, su historia compleja sumada a buen diseño de rompecabezas y una detallada estética pixel art hicieron que vendiera más de un millón de copias.


Una de las escenas del videojuego ‘Indiana Jones y el Gran Círculo’

Durante mucho tiempo se rumoreó que sería adaptada a una película. Sin embargo, su secuela, The Iron Phoenix, nunca vio la luz. La historia sobre encontrar la Piedra Filosofal para evitar la resurrección de Hitler vivió un desarrollo tumultuoso que acabó en cancelación, en parte debido a que el uso de simbología nazi impedía su publicación en un mercado tan importante como el alemán.

Explorar nuevos (y viejos) caminos

En los años siguientes, el aventurero sigue dando bandazos entre las historias nuevas y la adaptación de lo visto en cines o en series como la educativa The Young Indiana Jones Chronicles. Son estas segundas las que parecen más lucrativas, ya que en 1994 estrenan con cierta relevancia Indiana Jones’ Greatest Adventures, que vuelve a trasladar las tres películas clásicas a escenarios 2D, además con gran fidelidad, aunque sin alcanzar el éxito de Super Star Wars: Return of the Jedi, la adaptación de El regreso del Jedi estrenada el mismo año.

Para terminar la década, Indiana Jones y la Máquina Infernal (1999) da el salto a las animaciones 3D e incorpora a los comunistas como villanos a la vez que incluye elementos como extraterrestres y criaturas sobrenaturales, que no acabaron de convencer a la audiencia. Las dos siguientes entregas mantienen el estilo artístico y conforman una trilogía de videojuegos originales, pero ni Indiana Jones y la tumba del emperador (2003, que enlaza directamente con los sucesos de la película El templo maldito) ni Indiana Jones y el Cetro de los Reyes (2009) fueron grandes éxitos.


Imagen de un bazar que aparece en el videojuego ‘Indiana Jones y el Gran Círculo’

Sobre todo, no en comparación con los videojuegos de Lego, que entre 2008 y 209 adaptaron en dos tandas todas las películas con su estética de cubos y habitual sentido del humor. Pero, pese a la buena recepción de crítica y comercial, Indy pasaría quince años sin volver a protagonizar un nuevo título.

Un profesor con muchos pupilos

El legado de Indiana Jones en el videojuego pasa también por cómo ha servido de inspiración para muchos personajes. Así, Profesor Layton es otro arqueólogo que viaja resolviendo misterios, y su saga se centra en los rompecabezas, igual que ciertos títulos de Indy. Mientras, las aventuras plataformeras de Crash Bandicoot comparten ingredientes que van desde la ambientación hasta las escenas de acción, siendo la más conocida una de su primera entrega, en la cual el marsupial escapa de una roca rodante al más puro estilo de En busca del arca perdida.

No es la única propuesta con guiños a esta mítica secuencia inicial. Por ejemplo, el modo historia del primer Mortal Kombat presenta con una parodia de la misma al luchador Johnny Cage, que queda definido como una versión más chulesca del personaje de Harrison Ford. Aunque al pensar en Indiana Jones en videojuegos, es lógico citar a sus pupilos más directos: Tomb Raider y Uncharted. De hecho, si Lara Croft terminó siendo una mujer fue precisamente para distanciarse de la imagen del Doctor Jones, que luego el cazatesoros Nathan Drake tomaría como punto de partida.


Una escena de ‘Indiana Jones y el Gran Círculo’, ambientada en Egipto

Estas dos franquicias tienen en común los viajes alrededor del mundo, la búsqueda de reliquias, el enfrentamiento contra enemigos y un eminente orientalismo, pero han cosechado un éxito mucho más uniforme en este terreno que el del arqueólogo primigenio. Croft y Drake han permitido experimentar la aventura de primera mano, detalle central para la promoción de El Gran Círculo, hasta el punto de que su director Jerk Gustafsson ha asegurado que optan por la acción en primera persona para convertir al jugador en el mismísimo Jones, como si esta inmersión no fuera una cualidad general del videojuego.

Regresa un veterano a las consolas

La última aventura de Indiana Jones, desarrollada por MachineGames (Wolfenstein: The New Order), parece recoger los ingredientes más reconocibles de las películas, añadir detalles de jugabilidad de su legado videolúdico e incorporar novedades. De esa manera, sitúa la acción entre la primera y la tercera película, parte de una premisa clásica de viaje para recuperar artefactos e incluye exploración, enfrentamientos contra los nazis comandados por Emmerich Voss, una relación repleta de vaivenes con su comparsa femenina (en esta ocasión, una periodista italiana) y una nueva mecánica de fotografía que potencia la investigación.


El látigo, uno de los distintivos del personaje de Indiana Jones

Es pronto para saber si, como El dial del destino, intentará modernizarse mínimamente —aunque sea al darle una mayor agencia a las mujeres protagonistas—, pero apostar por la primera persona parece una decisión destinada tanto a diferenciarse de Tomb Raider y Uncharted como a allanar el terreno a futuros títulos. Es cierto que Troy Baker, conocido por encarnar a Joel Miller en The Last of Us, imita sus manierismos cinematográficos al dar voz aquí a Indy, pero al mantener sus elementos característicos sin mostrar su rostro, es más fácil separar la imagen de Harrison Ford de la del aventurero. Sobre todo, en una época en la que el hiperrealismo domina el videojuego mainstream y ya no puede ocultarse bajo caras poligonales que aquellos píxeles no se parecen demasiado al actor original.

Al final, el sombrero, el látigo o la cazadora de cuero marrón siguen presentes en El Gran Círculo, por lo que esta parece una lanzadera para que, cuando el icono forzosamente se retire del cine, pueda seguir su recorrido dentro del videojuego.

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