Ya sabemos que esta temporada la política no se hace en el Congreso o el Senado, ni en las sedes de los partidos, sino en los juzgados, la Audiencia y el Supremo, a golpe de denuncias, querellas, declaraciones, investigaciones y filtraciones
Si vas a Madrid estos días como hacemos todos los catetos de provincias (yo el primero), ya sabes el plan: luces navideñas, Puerta del Sol, Cortylandia, mercadillo de la Plaza Mayor, lotería en doña Manolita, bocata de calamares, churros en San Ginés… Ya, ya sé, todo lleno de gente, la Gran Vía intransitable, colas sin fin, precios de atraco. Te propongo un plan mejor para tu escapada madrileña de diciembre: la plaza de la Villa de París, cerca de la calle Génova y de Colón. No te la pierdas, visita obligada.
¿Qué hay en esa plaza? No, ningún mercadillo navideño ni pista de hielo, tampoco luces vistosas ni un gran árbol de navidad. Es la plaza donde tienen sede el Tribunal Supremo, la Audiencia Nacional y el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. El rincón de Madrid con más marcha estos días, un no parar, siempre están pasando cosas, es noticia a todas horas, y en un rato puedes ver a varios famosos, que era otro objetivo clásico cuando los catetos de provincias (yo el primero) íbamos a la capital: ver famosos para hacernos fotos con ellos.
En la plaza hay columpios para que los niños no se aburran, y muchos bares alrededor. Una mañana cualquiera disfrutarás del espectáculo político, judicial y mediático: televisiones haciendo conexiones en directo (puedes pasar por detrás y saludar para que te vean los de tu pueblo), periodistas en corrillo compartiendo rumores y esperando filtraciones, trasiego de coches con los cristales tintados, policía haciendo cordón, gente corriendo de un lado a otro para ver quién entra y quién sale: ¡es Koldo! ¡No, que es Ábalos! ¡Por allí va Aldama! ¡Los de la trama de hidrocarburos! ¿Aquel no es Bárcenas, saliendo de la Audiencia con recién firmada? ¡Mira, agentes de la UCO cargados de documentos y dispositivos electrónicos! ¡El Fiscal General del Estado como alma en pena!