¡Abajo el espíritu Grinch! ¡Arriba el espíritu navideño! Sabemos que estas fechas son complejas y generan emociones contradictorias y muchas veces opuestas. Las quinientas comilonas y cenas, constantes, las hordas de gente comprando regalos y demás compromisos convierten las fiestas en una de las etapas más sobrecargadas del año, pero también en una de las (no olvidemos que suelen incluir periodos vacacionales y juntarse con gente querida). Aunque no es oro todo lo que reluce, pueden ser muy duras; por el recuerdo de quienes ya no están –físicamente–, por no poder pasarlas junto a los seres más cercanos o no poder permitirse un banquete a la altura.